El
éxito no ha mareado a este cristiano que procura hacer de su fama,
una herramienta para testimoniar su fe.
Denzel
Washington es uno de los actores más exitosos y respetados de
Hollywood. Además, el ganador por dos veces del Premio de la
Academia (por Tiempos de Gloria en 1989 y por Día de entrenamiento
en 2001) es también uno de los cristianos evangélicos más
renombrados de Hollywood.
Hijo
de un predicador pentecostal de Mount Vernon, New York, es desde hace
30 años miembro activo de la «West
Angeles Church of God in Christ» (Iglesia
de Dios en Cristo, Los Angeles), lee la Biblia cada mañana y siempre
elige papeles con los cuales pueda dar un mensaje positivo o una
reflexión de su profunda fe personal.
Para
Washington, «vivir según la Biblia» está determinado
principalmente por el amor y el sacrificio. El mensaje es: «Haz más
por los otros de lo que harías por ti». Una idea que ha circulado
alrededor de Washington desde niño.
«Oramos
por todo, cada día»,
dijo Washington a los miembros religiosos de los medios de
comunicación en Los Angeles, «y
siempre acabamos diciendo Amen, Dios es amor. Yo creía que ´Dios es
amor´ era sólo una frase. Me llevó mucho tiempo aprender lo que
significa. No importa el libro que leas o lo que creas, si no tienes
amor, si no amas a tus semejantes, no tienes nada».
Aunque
Washington no es partidario de la palabra «religión» y se abstiene
de pronunciar frases como«yo
estoy en lo cierto, tú estás equivocado»,
no se avergüenza de hablar sin rodeos de sus creencias
cristianas. «Creo
que Jesús es el Hijo de Dios» dice.
Estando
un día en su casa leyendo la Biblia encontró un pasaje acerca de la
sabiduría y el entendimiento en Proverbios 4, que le hizo
reflexionar sobre su vida. «Estoy
en esta casa tan grande con todas estas cosas»,
se dijo. «He
oído este dicho: 'Nunca verás un botín detrás de un coche
fúnebre'. No puedes llevarte nada. Los egipcios lo intentaron y les
robaron. Me dije: ¿Qué es lo que quieres Denzel? Una de las
palabras del devocional de aquel día era «sabiduría». Así que
empecé a orar: Señor, dame más dosis de esto, yo no puedo tener
más éxito, pero puedo ser mejor, puedo aprender a amar mejor; puedo
aprender a ser más comprensivo, puedo conseguir más sabiduría».
Washington
cree en la llamada profética y procura trabajar lo mejor que puede
con el don que cree que Dios le ha dado. En su caso, talento y fama
en todo el mundo.
Recuerda
una anécdota de cuando tenía 20 años que demuestra lo íntimamente
que relaciona su fe con su carrera. Era el 27 de marzo de 1975,
y Washington, que acababa de ser expulsado de la escuela, estaba
sentado en el salón de belleza de su madre. Una señora mayor estaba
debajo del secador mirando atentamente a Washington y le pidió una
hoja de papel en la que, con mano temblorosa, escribió la palabra
«profecía». La señora se llamaba Ruth Green, uno de los más
antiguos miembros de la iglesia de la ciudad, que era conocida por
tener el don de profecía. Aquel día le dijo a
Washington: «Muchacho,
tu viajarás por todo el mundo y hablarás a millones de personas».
Aquel
verano, Washington era consejero en el campamento YMCA en
Connecticut. Los consejeros representaban parodias para los chicos y
alguien le sugirió que tenía talento natural y que debería
dedicarse a actuar. En el otoño del mismo año, Washington regresó
a la escuela en el campus Lincoln Center de la Universidad de
Fordham, donde empezó su formación como actor.
«Años
más tarde» recuerda, «le
pregunté a mi pastor si creía que yo estaba llamado a ser
predicador y me contestó: Bien, ¿No estás hablando a millones de
personas? ¿No has viajado por todo el mundo?».
Washington
reconoce que está situado en una posición única y se siente
obligado a dar lo mejor de sí, «predicando» mensajes positivos
siempre que puede, a través de sus actuaciones. «He
procurado adaptar mis papeles» dice,
«incluso
los peores como el de ´Training Day´. La primera cosa que escribí
en mi guión (para Training Day) fue ´el salario del pecado es la
muerte´».
SU
VIDA REAL
Aunque
ha interpretado a personajes ásperos y violentos en películas como
Training Day y American Gangster, en la vida real Washington es un
padre de familia amable y tranquilo. Está casado con su esposa
Paulette desde hace 26 años y tienen cuatro hijos: John David, Katia
y los gemelos Malcolm y Olivia. Washington está lejos de ser el
estereotipo de Hollywood.
Además
de la implicación en su iglesia local (donó 2,5 millones de dólares
en 1995 para construir las nuevas instalaciones en el West Angeles
COGIC), Washington, quien siempre firma los autógrafos con «Dios le
bendiga», es seguidor de los Clubes de Chicos y Chicas de América
(en los cuales él también fue un «chico» activo), entre otras
fundaciones benéficas.
«UN
DON DE DIOS»
Washington
sabe que ha recibido muchas bendiciones y está dispuesto a minimizar
su fama y su éxito y considerarlo como un don de Dios. «Yo
no soy importante»,
dijo en 2007 en una entrevista concedida al Reader’s Digest. «Me
han sido dadas ciertas aptitudes y yo lo veo de esta manera: ¿Qué
vas a hacer con lo que tienes? ¿A quién vas a ayudar?».
Él es una estrella de Hollywood que, aunque no es perfecto, presenta
el raro ejemplo de un cristiano que se halla en un lugar de elogios y
éxitos excesivos, pero que no ha perdido la cabeza sino que sigue
basando su vida en la Biblia y en la dependencia de Dios.
Después
de 30 años como actor, Denzel Washington ha peleado la buena batalla
y ha hecho lo que pocos podrían hacer en su misma situación: ha
guardado la fe.
Fuente
ACPress.net
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