Serie:
Árboles que andan.
El
capítulo 4 de Daniel es el TESTIMONIO del rey Nabucodonosor a TODOS
los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la Tierra, donde
declara las señales y milagros que Dios hizo con él.
El
rey relata que estaba TRANQUILO en su casa y FLORECIENTE en su palacio. Estas dos cualidades: tranquilo y floreciente, bien podrían aplicarse a un árbol. En este caso, Nabucodonosor se las aplica a él mismo. Que estuviera descansando tranquilo puede ser, pero, ¿floreciente? Podría decirse que él se veía a sí mismo como un árbol y siendo un poderoso rey como era, seguramente se veía como un gran, gran árbol, tranquilo pues no tenía de qué temer y floreciente.
Narra que estando en ese estado tendido en su cama, tuvo un sueño que lo espantó y las
imaginaciones y visiones de su cabeza lo turbaron. Por eso mandó que
viniesen delante de él todos los SABIOS de Babilonia, para que le
mostrasen la interpretación del sueño. Vinieron magos, astrólogos,
caldeos y adivinos, pero nada pudieron hacer.
Hasta
que entró delante de él, Daniel, a quien reconoce “diferente”
de los otros “sabios” del reino, pues hay en él, “Espíritu de
los dioses santos y ningún misterio se le esconde”.
¿Pero
qué sueño había tenido el rey que lo espantó y turbó en gran
manera?
El
rey vio en medio de la Tierra un árbol cuya altura era grande, que
crecía y se hacía fuerte y su copa llegaba hasta el Cielo y lo
veían de todos los confines de la Tierra. Su follaje era hermoso y
su fruto abundante y había en él alimento para todos. Debajo de él
se ponían a la sombra las bestias del campo y en sus ramas hacían
morada las aves del cielo y se mantenía de él toda carne.
Llegados
a este punto, podríamos afirmar que el Rey tenía toda la apariencia
de ser un ÁRBOL de VIDA andante sobre la Tierra. No nos apresuremos
y veamos cómo continúa el sueño.
El
rey vio que un Vigilante y Santo descendían del Cielo, clamando
fuertemente y dando una SENTENCIA:
Derriben
el árbol y corten sus ramas, quiten el follaje y dispersen su fruto,
a las bestias y a las aves. Mas dejen la cepa de sus raíces… sea
mojado con el rocío del cielo y con las bestias sea su parte entre
la hierba de la tierra. Su corazón de hombre sea cambiado y le sea
dado corazón de bestia y pasen sobre él siete tiempos.
La
SENTENCIA fue un Decreto de los Vigilantes y los Santos dieron la
RESOLUCIÓN, para que:
CONOZCAN
los SERES VIVIENTES que el Altísimo GOBIERNA el reino de los hombres
y a quien quiere Él lo da y constituye sobre él al más bajo de los
hombres.
Daniel
le respondió:
El
árbol que viste, oh, rey, TÚ MISMO ERES.
La
SENTENCIA del Altísimo ha venido sobre ti, PERO tu reino quedará
firme, si cumplido el tiempo,
RECONOCES
QUE EL CIELO GOBIERNA.
Sólo
Daniel y nadie más que él, podía interpretar el sueño del rey.
Los
llamados “sabios del rey”: magos, astrólogos, caldeos y adivinos
no pudieron hacerlo. Ni antes, ni ahora ni después podrán
interpretar mensajes de Dios, pues no tienen acceso a los
Pensamientos de Dios, no tienen acceso a la SANTIDAD de Dios ni
tienen acceso al Reino de Dios ni habita en ellos el Espíritu de
Dios. ¡Están fuera de la Presencia de Dios!
Apocalipsis
21:8 y 22:15 dice:”…hechiceros, idólatras y todos los
mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre,
que es la muerte segunda”. “Mas… los hechiceros… los
idólatras,…estarán fuera y todo aquel que ama y hace mentira”.
Sólo
Daniel, de quien todos reconocían que en él habitaba el Espíritu
de Dios Santo y que es un SIERVO del Altísimo, pudo tener acceso
ante la Presencia Divina y recibir REVELACIÓN, pues ningún misterio
se le escondía.
Daniel
continuó hablando así:
¡Oh,
rey!, acepta mi consejo.
TUS
PECADOS REDIME CON JUSTICIA
y
tus iniquidades haciendo misericordia para con los oprimidos.
Pasados
doce meses se cumplió la Sentencia del Altísimo.
Podríamos
aplicar a esta historia dichos tales como: “No todo lo que brilla
es oro”, “Las apariencias engañan”, etc.
El
rey, a simple vista, parecía un Árbol de Vida andante, pero Dios,
que ESCUDRIÑA los corazones y CONOCE los pensamientos, sabía que
era un árbol andante perdido entre otros árboles semejantes a él,
sobre los cuales era el rey.
Pero
Dios quería darle VIDA y transformarlo en un Árbol de Vida andante
y que en la Tierra fuera TESTIGO del Altísimo.
Pasaron
los siete tiempos y el rey cumplió la sentencia del Altísimo. ¿Y
qué hizo?
ALZÓ
sus ojos al Cielo y su razón le fue devuelta y BENDIJO al Altísimo
y ALABÓ y GLORIFICÓ al que VIVE PARA SIEMPRE, cuyo dominio es
SEMPITERNO y su REINO ETERNO.
Por
lo que fue restablecido en su reino y mayor grandeza le fue añadida.
En
la Biblia leemos:
Santiago
4:10: “Humillaos delante del Señor y Él os exaltará”.
1°
Pedro 5:5/6: “Dios resiste a los soberbios y da Gracia a los
humildes. Humillaos pues, bajo la poderosa Mano de Dios, para que os
exalte cuando fuere tiempo”.
En
Ezequiel 17:24 Dios declara:
“Y
sabrán TODOS LOS ÁRBOLES del campo que YO JEHOVÁ, ABATÍ el árbol
sublime, LEVANTÉ el árbol bajo, hice SECAR el árbol verde e hice
REVERDECER el árbol seco. YO JEHOVÁ lo he dicho y lo haré”.
Elena Sanfilippo Ceraso
Febrero del 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario