Meditación:
El año 2019 está a la puerta.
“Pero
los que son de Cristo HAN crucificado la carne con sus pasiones y
deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el
Espíritu.” Gálatas 5: 24/25.
Marcos,
(cap. 11), narra que Jesús y los 12 iban por el camino subiendo a
Jerusalén, atravesando a su paso diferentes ciudades y cumpliendo
con su Ministerio.
Describe
también la “entrada triunfal” de Jesús en Jerusalén, sentado
sobre un pollino en medio de la alabanza y aclamación de la
multitud: ¡Bendito el que viene en el Nombre del Señor!...
Al
anochecer fueron a Betania. Al día siguiente, cuando salieron de
Betania, Marcos escribe que “Jesús tuvo hambre.”
La
Biblia nos muestra a Jesús, el “enviado de Dios”, con Poder de
Dios para sanar todo tipo de dolencias, libertar cautivos, resucitar
muertos, perdonar pecados, multiplicar los alimentos… Pero en el
capítulo 11 de Marcos, nos dice que Jesús tuvo hambre.
Así de simple: Jesús tuvo hambre.
Así de simple: Jesús tuvo hambre.
Marcos
narra que, a lo lejos, Jesús vio una higuera con hojas, pero, cuando
llegó a ella, nada halló, sino hojas pues NO era tiempo de higos.
Entonces le dijo a la higuera:
“NUNCA
JAMÁS coma nadie fruto de ti.”
Y
lo oyeron los Discípulos.
La
necesidad que Jesús tenía de satisfacer su “hambre”, no
dependía de la higuera que encontró casualmente en su camino. ¡Él
es el Rey de la Creación!, el Todopoderoso, no necesita de nadie ni
de nada.
¿Qué
lección quiso enseñar Jesús a sus Discípulos y a todos los que
creemos en su Nombre?
Regresemos
al texto. Llegaron a Jerusalén y Jesús con los 12, procedió a la
purificación del Templo. Por la noche salieron de la ciudad y, ya de
mañana, al regresar por el mismo camino, vieron que la higuera se
había secado desde la RAIZ. Pedro recordó lo ocurrido el día
anterior y dijo:
“Maestro,
mira, la higuera que maldijiste se ha secado.”
La
higuera maldecida por Jesús se había secado desde la raíz, (aunque
no era tiempo de dar fruto).
Cada
creyente en Jesús es como una higuera. Jesús quiere darnos por
medio del Espíritu Santo todo lo que necesitamos como higueras para
crecer sanas, fuertes, ser fructíferas, estar firmes y bien
arraigadas a la tierra, para que ninguna tormenta pueda arrancarnos
del lugar donde Él nos plantó.
¡Jesús
tiene hambre y busca higueras fructíferas!
Busca
higueras que den FRUTO a tiempo y fuera de tiempo, ¡TODO EL AÑO!
Cuando
Jesús se acerca a una higuera buscando fruto, no pregunta nada ni
desea escuchar excusas: Señor, no es tiempo aún… No pude… Tal
vez más adelante… El Señor sólo observa con detenimiento y
revisa las ramas, entre las hojas, buscando fruto. ¿Qué encuentra?
¿Qué palabras saldrán de su boca: de maldición o de Bendición?
En
Juan 15 Jesús enseña que debemos PERMANECER en Él y Él en
nosotros, sólo así podremos llevar mucho fruto porque separados de
Él nada podremos hacer. El que NO permanece en Él será echado
fuera y se secará y los recogen y los echan en el fuego y arden.
EL
SECRETO para ser una higuera fructífera es PERMANECER en Jesús y Él
en nosotros.
1°
Pedro 4:17 dice: “Porque es tiempo que el JUICIO comience por la
Casa de Dios…”
No
puedo hacer nada nada para evitar que el Señor venga a mí a buscar
Fruto. Pero, sí depende de mí: Permanecer en el Señor Jesús y
permitir que él Permanezca en mí. Entonces, ¿qué palabras saldrán
de su boca: de maldición o de Bendición?
¿Soy
una higuera, que vista de lejos, tiene apariencia “de viva”,
pero al buscar en mí, en lugar de Fruto de Santificación, de Vida,
sólo encuentran muerte?
No
podemos engañar al Señor, “sus ojos son como llama de fuego”.
Recuerda que esta expresión representa el JUICIO DIVINO. Dice en
Apocalipsis 2:23: “Yo soy el que escudriña la mente y el corazón”
Pablo
es muy claro al escribir a los Romanos, (6:21/23):
“¿Pero
qué fruto tenían de aquellas cosas de las cuales ahora se
avergüenzan? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora, que han
sido LIBERTADOS del pecado y hechos SIERVOS de Dios, tienen por FRUTO
la SANTIFICACIÓN y como FIN la Vida Eterna”.
Aún
hay tiempo, hoy y ahora, para orar a Dios y pedir perdón por no
permanecer en Jesús y por ser una higuera con apariencia de viva
vista desde lejos.
Aún
hay tiempo, hoy y ahora, para orar a Dios y RENUNCIAR a la impiedad y
a los deseos mundanos. (Tito 2:12).
Aún
hay tiempo, hoy y ahora, para decidir comenzar a ANDAR EN el Espíritu
y ser guiados por el Espíritu.
Aún
hay tiempo, hoy y ahora, para RENUNCIAR a las obras de la carne,
porque los que practican tales cosas NO heredarán el Reino de Dios.
No hay lugar para “cristianos carnales” en el Reino de Dios. A
los “cristianos tibios”, dice el Señor que les vomitará de su
boca.
Los
que son de Cristo HAN CRUCIFICADO la carne con sus pasiones y deseos.
Gálatas 5:16/26.
Pablo
escribe a los Tesalonicenses, (1° C. 4):
“…pues
la Voluntad de Dios es vuestra Santificación” y da una serie de
instrucciones acerca de la vida individual y en comunidad que agrada
a Dios. Finaliza así: “Y el mismo Dios de Paz los SANTIFIQUE por
completo y todo vuestro ser, alma y cuerpo sea guardado
irreprensible para la Venida de Nuestro Señor Jesucristo.”
Higuera
amada de Dios: Jesús pronto viene a ti a buscar el Fruto de la
Santificación. Permanece en Jesús y permite que Él permanezca en
ti, que te santifique por completo. Dale gracias porque te libertó
del pecado.
Recuerda
que el Señor Jesús ya oró al Padre por ti, por nosotros. En Juan
17, Jesús ora al Padre por sus Discípulos: “…Yo
les he dado tu Palabra y el mundo los aborreció, porque no son del
mundo, como tampoco Yo soy del mundo. No ruego que los quites del
mundo, sino que los GUARDES del mal. SANTIFÍCALOS en tu Verdad, tu
Palabra es VERDAD. Mas no ruego solamente por éstos, sino también
por los que HAN DE CREER EN Mí por la Palabra de ellos…”
PADRE
AMADO: Ayúdame. Deseo que cuando el Señor venga a mí encuentre el
Fruto de la Santificación, quiero oir de su boca sólo palabras de
Bendición: Bien, buen siervo y fiel…
No
quiero ser una higuera maldecida, estéril, que se seca de raíz y se
echa al fuego para arder. Me arrepiento y te pido perdón. No he
permitido que se cumpla tu Voluntad en mi vida, que es la
Santificación de todo mi ser. Deseo pertenecer a Cristo y crucifico
la carne con mis pasiones y deseos. Renuncio a la impiedad, al diablo
y a todo lo que me aparta de Ti. Soy una higuera que desea
fructificar, límpiame, poda en mí todo aquello que me impide
Permanecer en Jesús y Él en mí.
Te
consagro mi vida para que se cumpla en mí Tu Voluntad, los seres que
amo, mi tiempo, mis pertenencias, el trabajo, la salud, mis estudios,
amigos, recreación, salidas y entradas, viajes, mi dormir y mi
despertar, mis sueños y proyectos, mi noviazgo- mi matrimonio- mi
soledad, mi descendencia, mis mascotas, mi vivienda, auto,
bicicleta,… Toma control de mis deudas, créditos, proyectos de
vida…
Te
consagro este día, cada día que resta hasta fin de año y cada día
del año 2019 y del resto de mi vida.
Me
comprometo ante Ti, que en este año 2019 fructificaré y que
cumpliré con Tu Voluntad para mi vida.
Gracias
Padre por tu Misericordia, por el Espíritu Santo que mora en mí y
por la Obra de Jesús en la Cruz del Calvario y su Resurrección. Hago
esta oración en el Nombre de Jesús. Amén.
Elena Sanfilippo Ceraso
17
de noviembre del 2018