¿Alguna
vez le has hablado del Señor Jesús y de su Palabra a los niños y
has orado con ellos al Padre Celestial en el Nombre de Jesús? El que
lo ha hecho, ha experimentado que la Fe que los niños tienen en
Jesús, es como la levadura que crece y crece alcanzando a otros.
Sencillamente CREEN.
Veamos
qué dice Jesús respecto al tema (Mateo 19:13). Un día vinieron a
presentarle al Señor unos niños, pero los discípulos los
reprendían. Jesús INDIGNADO les dijo:
“Dejen
a los niños venir a Mí, porque de los tales es el Reino de los
Cielos. De cierto les digo, que el que no RECIBE el Reino de Dios
“como un niño” no entrará en Él. “Como un niño”: sin
malicia. Al decir el Padre Nuestro
pedimos: “…venga a nosotros tu Reino…” ¿Pero lo recibimos
“como un niño”? Si no es así, no entraremos en Él.
¡Qué
preocupados estaban los discípulos! Le preguntaron al Señor:
-¿Quién
es el mayor en el Reino de los Cielos? (Mateo 18: 1-5).
¿Qué
hizo Jesús? Llamó a un niño y lo puso en medio de ellos diciendo:
-“De
cierto les digo que SI NO SE VUELVEN Y SE HACEN COMO NIÑOS NO
ENTRARÁN EN EL REINO DE LOS CIELOS”.
Es
decir, que al Reino de los Cielos entran los niños y los discípulos
de Jesús, es decir, los que se volvieron y se hicieron como niños,
siendo adultos.
Con respecto a este tema Jesús oró así en Mateo
11: 25:
-“Te
alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque escondiste
estas cosas de los sabios y de los entendidos y las revelaste a los
niños. Sí, Padre, porque así te agradó…”
Mateo
21: 12-17 nos cuenta que Jesús entró al Templo de Dios y echó a
todos los que compraban y vendían en su interior, provocando un gran
revuelo, volcando mesas y sillas y espantando a los animales. Estos
comerciantes ya no tenían temor de Dios y menos aún las autoridades
a cargo del Templo.
Jesús dijo: “MI CASA, CASA DE ORACIÓN SERÁ
LLAMADA, MAS USTEDES LA HICIERON CUEVA DE LADRONES”
Al
quedar el Templo vacío de los comerciantes, pudieron ingresar a Él
¡al fin!, los verdaderos necesitados, ciegos y cojos. Y Jesús los
sanó. Es decir, que entraron los “pobres pero ricos en Fe”, los
llamados por Jesús: “niños”. Pero claro, los principales
sacerdotes y escribas, viendo las maravillas que Jesús hacía
¡gratuitamente! Y que los muchachos aclamaban en el Templo: ¡Hosanna
al Hijo de David!, se indignaron y le dijeron:
-¿Oyes
lo que éstos dicen?
-Sí.
¿Nunca leyeron: "De la boca de los niños y de los que maman
perfeccionaste la alabanza"? (Respondió Jesús y se fue).
Lo
que narra Mateo no es muy distinto a lo que ocurre hoy en día en gran parte de la
llamada “Iglesia del Señor Jesús”: ¿Casa de Oración o cueva
de ladrones? Ya no se venden animalitos para cumplir con la religión
como en ese tiempo, pero sí se predica prosperidad, se venden pactos, se piden diezmos
obligatorios, etc. ¿Querés recibir la bendición de Dios? ¡Pagá!
Si Jesús entrara HOY en “Su Iglesia”, ¿no haría el mismo
revuelo como aquella vez?
¿A
qué se va a la Casa de Dios?
Jesús le dijo a la samaritana, en Juan
4: 23-24:
-“Mas
la hora viene y AHORA ES , cuando los verdaderos ADORADORES adorarán
al Padre en Espíritu y en Verdad, porque también el Padre tales
adoradores BUSCA que le adoren”.
¡El
Padre Celestial no busca dinero ni bienes materiales! A un niño
nunca se le ocurriría “comprar las bendiciones a Dios”, sólo
ora en el Nombre de Jesús y ya está.
¿No es más que suficiente
el sacrificio de Jesús en la Cruz del Calvario donde se entregó a
sí mismo por Amor a cada uno de nosotros? ¿No dice Mateo 6:33, con
respecto a este tema: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su
Justicia y TODAS estas cosas os serán añadidas?” Con esto se
refiere a las necesidades básicas de las personas. ¡Las Bendiciones
no se compran!
Y
ahí estamos, igual que en la época de Jesús, los “pobres pero
ricos en Fe, es decir los niños”, con Jesús AFUERA; y adentro de la Iglesia, los COMERCIANTES.
Pedro
les habla a los expatriados de la dispersión y les manda en su
primera Carta 2: 1-2: “Deshechen toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias y todas las detracciones y deseen como “niños
recién nacidos” la leche espiritual no adulterada, para que por
ella crezcan para Salvación, si es que gustaron la benignidad del
Señor”
En
Primera Corintios 14: 20, Pablo escribe así: “Hermanos, no sean
niños en el modo de pensar, sino sean “niños en la malicia”
pero maduros en el modo de pensar”.
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“De
cierto les digo que si no se VUELVEN y SE HACEN COMO NIÑOS NO
ENTRARÁN EN EL REINO DE LOS CIELOS”. (Mateo 18: 1-5).
(Hechos
8: 9-24) Simón era un mago muy famoso pero creyó en Jesús al oir
predicar a Felipe y se bautizó en el Nombre de Jesús. Estaba
siempre con Felipe, atónito por las señales y milagros que venían
de parte de Dios. ¡Nunca había visto nada igual!
Luego vinieron
Pedro y Juan para orar por los bautizados y que reciban el Espíritu
Santo. Cuando vio Simón que con la imposición de las manos se daba
el Espíritu Santo, les ¡OFRECIÓ DINERO!, diciendo:
-“Denme
a mí también ese Poder para que a cualquiera que yo le imponga las
manos reciba el Espíritu Santo”.
El
que había hecho Manifestación de Fe en Jesús, se había bautizado
y estaba siempre con Felipe, ¡parecía un cristiano verdadero!,
quiso comprar con dinero el Poder de Dios. ¿Y eso por qué? Porque
el texto aclara desde el principio que Simón estaba atónito al ver
los milagros que Dios hacía a través de Felipe, ¡por eso creyó en
Jesús!, por interés en el Poder de Dios. Cuando era mago era un
comerciante del diablo y ganaba mucho dinero. La codicia lo cegó:
ahora quería ser un comerciante de Dios. ¡No había entendido el
Evangelio! ¡No había entendido el Mensaje de la Cruz!
¿Cuántos
“cristianos” hoy se acercan a Jesús, hacen manifestación de Fe
y se bautizan si es necesario, pero su interés está fundamentado en
su codicia y en obtener milagros materiales? Están convencidos que a
Dios no le disgusta el “comercio espiritual”. Pero veamos qué
respuesta tremenda, durísima, recibió Simón de parte de Pedro:
-“Tu
dinero perezca contigo, porque has pensado que el Don de Dios se
obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto,
porque tu corazón no es recto delante de Dios. ARREPIÉNTETE, pues,
de ésta tu maldad y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el
pensamiento de tu corazón, porque en hiel de amargura y en prisión
de maldad veo que estás”.
Bueno,
Simón se dio flor de susto, porque les dijo:
-Rogad
vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho
venga sobre mí.
Se cuenta que, en su arrogancia, se mató practicando un acto de magia pretendiendo volar.
Jesús
les había mandado a sus discípulos y nos manda hoy:
“DAD DE
GRACIA, PORQUE DE GRACIA RECIBISTEIS”.
¿Hay algún lugar para el
dinero?
Dios
te Bendiga.
(Elena Sanfilippo Ceraso
miércoles 23/09/2015)
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