domingo, 6 de septiembre de 2015

¿Cansado/a del camino?

“Y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en Bendición porque Jehová tu Dios te amaba”. Deuteronomio 23:5.

Según el diccionario:
Cansado: Que se debilita o decae. Falto de fuerzas. Agotado, fatigado.
Fatiga: Deterioro interno por estar sometido a esfuerzos repetidos superiores al límite de resistencia e inferiores al límite de elasticidad.
Te pregunto nuevamente: ¿Estás cansado? No te pregunto si te “sentís” cansado, es decir, si te sentís cansado por problemas de índole familiar, laboral, etc. Te pregunto si “estás” cansado por exceso de trabajo físico o intelectual que puede desembocar en problema físico, psicológico o psiquiátrico si no te detienes un momento a meditar en ello.


¿Qué consecuencias puede traer para tu vida el exceso de trabajo?
Pero mejor, vayamos a las fuentes. ¿Qué nos dice la Biblia acerca del trabajo excesivo?
Génesis 3 nos cuenta que vio Dios todo lo que había hecho y era bueno en gran manera. Y bendijo a Adán y Eva: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla,(esto es someter, dominar), señoread… Vida tranquila la de Adán y Eva. ¡Eran los señores de la Creación! Tenían el poder y la autoridad delegados por Dios.
Y cuando Dios acabó su Obra REPOSÓ.
Pero a poco del comienzo de la historia del hombre sobre la tierra, Dios castigó a Adán, Eva y a la serpiente. Veamos qué ocurrió con Adán. Dios le dijo que por haber comido del árbol que le había mandado que no comiese “maldita” sería la tierra por SU causa, y no sólo eso, sino que con dolor comería de ella todos los días de su vida… Y hay más, la tierra comenzaría a producir espinos y cardos, Por lo que Adán “comería el pan con el sudor de su rostro”, ¿Y por cuánto tiempo? ¡Hasta que vuelva a la tierra!, (hasta su muerte). Por tanto, Jehová Dios los sacó del Huerto del Edén y mandó a Adán a que labrase la tierra para comer. ¡Por su desobediencia a Dios, por su orgullo y codicia, Adán pasó de ser un señor a ser un labrador!
La Creación comenzó con toda la Bendición de Dios. Pero por el pecado de Adán, la Bendición se convirtió en maldición ¡para toda la Creación! Sí, este pecado trajo terribles consecuencias para ellos mismos pero también para sus descendientes, hasta la actualidad.
En su inmenso Amor por su Creación, Dios tenía un plan para reconvertir esa maldición en Bendición: JESUCRISTO. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros “maldición”, (Gálatas 3:13). Si eres descendiente de Adán, pesa sobre tí esta maldición. Pero si te has arrepentido de tus pecados y creído que Jesús murió por ti en la cruz del Calvario, que entregó su Vida por Amor a ti, para que sean perdonados tus pecados y darte Vida Eterna, entonces eres Hijo de Dios y Él ya te convirtió la maldición en Bendición por Amor a ti.
Si has hecho profesión de FE pública en Jesús como Salvador Personal y Señor de tu vida, eres libre de maldición pues ya no eres descendiente de Adán. ¡Eres un Hijo de Dios Heredero de Bendición!

Hermano/a, te pregunto nuevamente: ¿Estás cansado por exceso de trabajo?


Veamos qué nos dice la Palabra de Dios con respecto a este tema.
Lucas 4:40-44 nos cuenta que al ponerse el sol todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a Jesús, quien poniendo sus manos sobre cada uno de ellos los sanaba, también echaba fuera demonios. La gente lo buscaba y lo detenía para que no se fuera a otro lugar. 
Juan 4:3-6, narra que Jesús salió de Judea y se fue otra vez a Galilea, pasando por Samaria entró a la ciudad llamada Sicar. Jesús no andaba en ningún medio de transporte, caminaba y caminaba… “CANSADO del CAMINO” se sentó junto al pozo que contenía agua para beber…


Sí, Jesús se cansaba. Pero los Evangelios nos cuentan que siempre subía al monte a orar, aparte, en todo momento. Muchas veces pasaba la noche orando. Otras veces solía apartarse a un lugar desierto.


Marcos nos cuenta que una vez los apóstoles vinieron a Jesús luego que Él los enviara a enseñar, a sanar y a liberar y le contaban asombrados todo lo que habían hecho en Su Nombre. ¡Pero estaban muy cansados! Y como Jesús conoce muy bien sobre las consecuencias del exceso de trabajo, les hizo una invitación: 
“VENID VOSOTROS APARTE A UN LUGAR DESIERTO Y DESCANSAD ALLÍ UN POCO”. Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto, pues la gente no les dejaba tiempo ni para comer. (Marcos 6:30-32).
¡Qué preciosa escena!, como la de un cuadro en Lucas 5:1 a 11.



Jesús junto al lago de Genesaret con el gentío que se agolpaba sobre Él para oir la Palabra de Dios. Dos barcas cerca de la orilla del lago y los pescadores descendiendo de ellas para lavar y remendar las redes, muy desanimados pues no habían pescado nada durante toda la noche. Jesús entró en la barca de Pedro y le pidió que la apartase de la tierra un poco, y ahí, sentado, enseñaba a la multitud sobre el Evangelio del Reino de Dios. 
Pero también observaba a los pescadores que continuaban trabajando con las redes luego de una larga noche en la que no pudieron pescar nada.
Cuando terminó su enseñanza, Jesús le dijo a Pedro: -Boga mar adentro y echa las redes para pescar.
Pedro le contestó: -Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado, mas en Tu Nombre echaré la red.
¡Pobre Pedro! Ser pescador era su trabajo. Un trabajo rudo, arduo, sin horarios, sacrificado, riesgoso… Vivía de la venta de lo que pescaba. Si esa noche no había pescado nada, no vendía nada y por lo tanto no había ingreso económico. Estaba cansado, agotado y quería ir a descansar. Había escuchado a Jesús mientras trabajaba con las redes. ¡Qué bien hablaba! Por eso las multitudes lo seguían. Pero él no había pescado nada, no iba a llevar dinero a su casa. Las Palabras de Jesús no lo alimentaban ni a él ni a su familia. Pero al oir la propuesta de Jesús decidió hacer una manifestación de Fe: “…mas en Tu Nombre echaré la red…”
Pedro arrojó las redes, ¿y qué pasó? ¡Se rompían las redes de lo cargadas que estaban! Incluso invitaron a otros pescadores que también llenaron sus redes. 


Ahí mismo, Pedro cayó de rodillas ante Jesús y se reconoció pecador. Comprendió que el Mensaje de Vida de Jesús es integral, pleno. Que Jesús conoce de las necesidades humanas terrenales y que éstas tienen que ser satisfechas, cubiertas. Pedro no regresó a su casa con las manos vacías pero lleno de palabras lindas dichas por Jesús. Se dio cuenta que Jesús nunca permitiría eso. Por eso cuando llegaron a la orilla, dejándolo TODO le siguió.
Juan (21:3), narra que después de la muerte de Jesús, Pedro y otros discípulos fueron a pescar. Y esa noche tampoco pescaron nada. Cuando amanecía se presentó Jesús Resucitado en la playa, pero ellos no lo reconocieron, y les pidió de comer. Ellos le dijeron que no tenían nada. ¡Esta vez también habían trabajado toda la noche sin éxito! Ya se iban a descansar, pero Él les dijo “echen la red a la derecha de la barca y hallarán”. Así lo hicieron y no la podían sacar por la gran cantidad de peces. Al descender a tierra vieron brasas puestas y un pez encima de ellas y pan. ¡Y así Jesús los invitó a comer! Ahí lo reconocieron.


Jesús no te pide que dejes el trabajo, pero sí que te sientes a comer con Él, que no dejes de hacerlo. Corre a tener un Encuentro con Jesús, no dejes que el trabajo excesivo impida tu Encuentro con Él.
¿Sabes porqué utilizo esta foto antes de finalizar el estudio? Por que es el tiempo del Encuentro con Jesús, a solas, compartiendo el pescado asado que Él preparó especialmente para ti. Sí, es necesario que trabajes para que cubras las necesidades básicas, pero es imprescindible que vayas al Encuentro de Jesús para Reposar, beber, alimentarte espiritualmente, esto es, buscar el Reino de Dios y su justicia.
Marcos 6:48 nos cuenta que Jesús estaba solo en tierra y la barca con sus discípulos se hallaba en medio del mar y viéndolos REMAR con GRAN FATIGA, porque el viento les era contrario, vino a ellos andando sobre el mar, pero ellos muy cansados, no lo reconocieron. El Buen Jesús, compasivo de quien se fatiga por el arduo trabajo, va a su encuentro, lo busca, lo llama…Pero el cansancio hace que la persona lo desconozca, aún cuando lo llama por su nombre, aún cuando oye su voz…Tal vez, el exceso de trabajo le ha impedido ir al Encuentro de Jesús, ¡No le queda tiempo! ¡Es tanto lo que tiene que hacer! Leemos en Eclesiastés 10:15: “El trabajo de los necios los fatiga”. El salmo 14:1 define al necio: “Dice el necio en su corazón: no hay Dios”.
Hay promesas preciosas en la Biblia para el que cree en Jesús. Por ejemplo el salmo 121:6: “…el sol no te fatigará de día ni la luna de noche…”


Pero si no vas al Encuentro de Jesús, ¿cómo sabes lo que Él tiene para ti en su Palabra?
Sí, hay Promesas preciosas, pero también hay una ADVERTENCIA, en Hebreos 12: 1-3: “PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS…PARA QUE VUESTRO ÁNIMO NO SE CANSE HASTA DESMAYAR”.
Jesús te invita ahora: “VENID A MÍ todos los que estáis trabajados y cargados y YO os haré descansar”. (Mateo 11:28)

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“VENID VOSOTROS APARTE A UN LUGAR DESIERTO Y DESCANSAD ALLÍ UN POCO”. (Marcos 6:31).

También Jesús se cansó, Sabe lo que el cansancio significa para una persona y qué consecuencias puede traerle a su vida en lo personal, familiar, social…El cansancio es una herramienta poderosa en las garras del diablo para llevarla a la destrucción. Es un verdadero azote de satanás. El exceso de trabajo puede afectar la salud física y mental de un individuo.
Jesús conoció el tremendo cansancio al cargar con su cruz muy pesada y habiendo sido antes azotado. Muchas veces cayó. Hasta que ya no pudo levantarse. Tuvieron que ayudarlo a cargar su cruz.


Jesús te invita a que tengas un “Encuentro” con Él, quiere darte DESCANSO. ¿Estás muy cansado? Acepta su invitación. Y si tú se lo pides: Él te dará Agua Viva para que no tengas SED jamás y te dará PAN, porque Él es el PAN DE VIDA y nunca más tendrás HAMBRE.
Pon tus ojos en Jesús para que no te canses hasta desmayar. 


En Mateo 6:25-34, Jesús da la clave:
“No se afanen por vuestra vida: ¿qué como?, ¿qué bebo?, ¿qué visto? Vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Busquen primeramente el Reino de Dios y su Justicia y todas estas cosas os serán añadidas. Basta a cada día su propio mal."
Vé al Encuentro de Jesús y hallarás Reposo ¡ahora!



Así dibujé Isaías 40: 26-31 y Salmo 39: 7 







(Elena Sanfilippo Ceraso
    sábado 05/09/2015)

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