Si
no pensé… ¿qué?, me preguntarás.
Si
no pensaste acerca del FUEGO DE PRUEBA que te sobrevino
sorpresivamente y no cesa.
Oras
sin cesar a Dios, le confiesas tus pecados, le pides perdón en el
Nombre de Jesús, te humillas, lloras delante de su Presencia. Y el
Fuego de Prueba no cesa. Le rogaste a Dios que su Espíritu Santo
ilumine hasta lo más oculto, escondido dentro de ti. Y nada. Todo
sigue igual o incluso peor.
Estás
siendo bombardeado. Eres el blanco del diablo donde él arroja sus
dardos encendidos y envenenados. Te puede enviar: enfermedad,
pestilencia, dolor, problemas económicos y familiares, pérdidas
materiales o de personas amadas, humillación, calumnia, robo,
inseguridad, miedo, malos sueños, depresión, angustias, muerte,
persecución, martirio, tribulación, soledad, cárcel, torturas,
etc.
Te
has quedado solo. Se han multiplicado tus enemigos sin haber hecho tú
nada. O sí, has hecho lo correcto en todo lo que viene a tu mano.
Tus íntimos, esto es, familiares y amigos, se acercan para
aconsejarte y analizar por qué llegaste a esta dramática situación.
Te
parece que Dios no te escucha, que te abandonó. Te ves inmerso en
medio de las tinieblas. ¿Dónde está la Luz que es Jesús?
Ya
no sabes qué pensar de todo esto ni qué hacer.
Ocurre
que nosotros vemos sólo un lado de la realidad que estamos viviendo.
Dios conoce ambos lados: el terrenal y el espiritual. Y tú no tienes
porqué saberlo.
¿Te
resulta familiar el término ZARANDA? La zaranda es un utensilio que
se utiliza para separar de algo, lo fino de lo grueso, para limpiarlo
de impurezas. El diablo pone al cristiano dentro de una zaranda y lo
mueve con violencia de un lado hacia otro. Lo zarandea para que el
cristiano abandone, reniegue de Dios cuando le sobreviene
sorpresivamente Fuego de Prueba. Dios lo permite, porque por este
medio el Espíritu Santo santifica al cristiano, lo limpia, lo sana,
lo restaura, lo libera, lo transforma a la imagen de Jesús.
Seguramente
has leído el libro de Job y de sus sufrimientos y calamidades.
Job
era un hombre perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
Satanás lo había estado observando detenidamente, por bastante
tiempo. Lo había acechado, como acecha la bestia salvaje al
corderito a quien planea devorar.
Y
sí, tenía que reconocerlo, Job era FIEL a su Dios. Pero
la pregunta era: ¿hasta dónde?
Rápidamente
satanás fue a la Presencia de Dios y se lo dijo:
¿Sabés
porqué Job te es fiel? Así cualquiera lo es. Le has dado muchas
Bendiciones, lo has CERCADO a él, a su casa y a todo lo que tiene y
has aumentado sus bienes como a nadie en la tierra.
Te
desafío a que si Tú extiendes tu Mano a todo lo que le has dado,
verás si no blasfema contra Ti en tu misma Presencia.
Dios
aceptó el desafío con la condición de que la vida de Job no debía
ser tocada.
¡Y
Job no sabía nada de lo que estaban tratando respecto de él en el mundo
espiritual! Tampoco había Biblia ni tenía el Espíritu Santo, ¡como
nosotros! ¡Qué privilegio el nuestro!
Repentinamente
le sobrevino un Fuego de Prueba que le quitó Todo. Perdió:
hijos, familiares, bienes, etc. Quedaron sólo él y su mujer en
medio de la nada. Todo destruido, saqueado. Y llegaron la
pestilencia, los malos sueños, visiones terroríficas, tremendos
dolores y sin calmantes, amarguras, la burla y la humillación de
aquellos a quien él había amparado. Y a su mujer destrozada, ¡ni le
hables de Dios!
Y
este sufrimiento no duró pocos días.
Llegó a lamentarse:
Llegó a lamentarse:
¿Por
qué no morí en la matriz de mi madre y expiré al salir del
vientre? Maldito el día en que se dijo que iba a nacer. He recibido
meses de duras calamidades con noches largas y llenas de inquietud.
No podía estar sentado o acostado. Le daba lo mismo la noche que el día. Todo su cuerpo, su carne se deshacía…
No podía estar sentado o acostado. Le daba lo mismo la noche que el día. Todo su cuerpo, su carne se deshacía…
Job
lloró, se quejó delante de Dios. En otros momentos se preguntaba
dónde encontrarlo para sentarse con Él y presentarle sus
argumentos.
Y
vinieron sus amigos. ¿Por qué no se habrán quedado en sus casas?
¡Pobre Job! No tenía ningún deseo de escuchar discursos teológicos
y filosóficos acerca del dolor, el pecado, etc, mientras se deshacía
su carne y su corazón desfallecía.
Luego,
Dios le respondió y hablaron. Y le hizo entender.
¿Qué le hizo entender a Job? (19: 25-27)
¿Qué le hizo entender a Job? (19: 25-27)
Le
hizo entender algo que en esa época nadie imaginaba ni creía. Dijo
Job: YO SÉ QUE MI REDENTOR VIVE. Aprendió acerca del Juicio Divino
y de la Resurrección de los muertos. Que luego que pasara por la
muerte, vería con sus propios ojos a Jesús. ¡En la muerte no se
acababa todo! ¡Aún había Esperanza! Se dio cuenta que estaba
atravesando por una leve tribulación momentánea.
Job
le dijo a Dios: (34: 32-33)
Enséñame
Tú lo que yo no veo.
Si
hice mal no lo haré más.
Lo
que había sido un Fuego de Prueba por parte de satanás para que Job
renegara de Dios y lo abandonara, para que creyera que iba a morir
así, bajo maldición, completamente destruído, solo, y que todo su
temor de Dios no le había servido para nada, resultó en que Job
conoció más íntimamente a Dios, tuvo un Encuentro Personal con su
¡Redentor Vivo! Ahora podía decir que había hablado con Dios cara
a cara. Ahora sabía que vivir en el temor de Dios tiene
trascendencia espiritual y eterna. Ahora conocía acerca de la Fe, la
Esperanza y el Amor divinos.
¿Y
cómo terminó todo?
Job
le confesó a Dios: (42: 1-6)
Yo
conozco que todo lo puedes y que no hay pensamiento que se esconda de
Ti. Por tanto, yo hablaba lo que no entendía…
Oye,
te ruego y hablaré, te hablaré y Tú me enseñarás.
De
oidas te había oido, mas AHORA MIS OJOS TE VEN . Por tanto me
aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza.
Pero
aún falta la segunda parte: un tremendo desafío, esta vez de Dios
para Job.
Dios
había estado siempre presente aunque Job no lo sabía y su IRA se
había encendido contra sus tres amigos, porque no habían hablado
del Él con rectitud como lo había hecho Job, aún estando en
tribulación. Para que no los destruyese con su ira, debían
presentar un holocausto y Job oraría por ellos. Dios sólo
aceptaría la oración de Job a favor de sus amigos.
¡Pobre
Job! ¿Debía orar por sus amigos para que Dios no los destruyera?
¿Orar
por los mismos que lo habían criticado, juzgado, acusado, sin
misericordia?
Sí,
porque ahora era un “nuevo Job”, había tenido un Encuentro
Personal con su Redentor y Dios le había enseñado acerca del Juicio
Divino para todas las personas.
Job
obedeció a Dios, oró, intercedió por sus amigos y Dios aceptó su
oración y no los castigó. Sus amigos también conocieron a un Dios
Vivo y le temieron.
Y
aquí vino ¡el gran final!
Recién
ahí, después de haber orado por sus amigos:
Dios
quitó la aflicción de Job y lo restauró espiritual y
materialmente. Y comenzó a referirse acerca de Job como: MI SIERVO
JOB.
* * * * *
Simón,
Simón, satanás te ha pedido para zarandearte como a trigo, pero Yo
he rogado por ti que tu fe no falte. (Lucas 22: 31-32)
Hermano/a:
Pedro
dice que si te ha sobrevenido un Fuego de Prueba no te sorprendas, no
consideres como algo extraño lo que te está ocurriendo. Sino, más
bien, considérate ¡Bienaventurado! Y glorifica a Dios por ello.
Jesús ya está al tanto de ello, estuvo presente cuando el diablo te
pidió para zarandearte como a trigo, y, ¿sabés qué?, ya pidió
para que tu Fe no falte.
Lo
que te está ocurriendo tiene trascendencia espiritual para ti y para
los que intervienen en alguna manera en lo que te está pasando,
familiares, amigos, etc. Y cuando todo pase, vas a tener que orar,
interceder ante Dios por ellos.
Cuando
Jesús resucitó buscó a sus Amigos, a aquellos que lo habían
abandonado, negado, huído en su peor momento, cuando lo apresaron y
crucificaron. A aquellos que lo habían dejado solo.
Los
buscó, los perdonó, oró por ellos y los restauró.
Dios
ya sabe que tus palabras van a ser:
…MAS
AHORA MIS OJOS TE VEN.
Y
entonces Él te llamará Mi Siervo, Mi Amigo y aceptará sólo la
oración que tú hagas a favor de otros.
¡Eres
un Bienaventurado! ¡Glorifica a Dios!
(Elena Sanfilippo Ceraso
sábado 05/03/2016)
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