lunes, 28 de agosto de 2017

Lo que creemos y enseñamos



1) La razón natural humana puede conocer la existencia de Dios y sus atributos, por analogía, a partir de las cosas creadas.

2) El ser humano posee una ley natural innata, cuyo Autor es Dios mismo. El conocimiento de la misma se encuentra entenebrecido por el estado de naturaleza caída.
  
3) En las Sagradas Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamentos se halla contenida la revelación divina a la humanidad. La Biblia es la única autoridad en cuestiones de fe y conducta. Toda verdad enseñada por la Iglesia se debe encontrar explícita o implícitamente en las Sagradas Escrituras.
La revelación divina terminó al finalizar la época apostólica.
(La Tradición Apostólica, contenida en los escritos de los Santos Padres y en la Liturgia, nos ayuda en la recta comprensión de la verdad bíblica).

4) Creemos que hay un solo Dios vivo y verdadero, personal, eterno, infinito en la perfección de sus atributos. Este único Dios verdadero se ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
(Creemos en la Unidad de Dios y en el Misterio de la Santísima Trinidad: creemos en el Padre que engendra al Hijo, Verbo de Dios desde la eternidad; y en el Espíritu Santo, Persona increada, que procede eternamente del Padre). 

5) Los ángeles son seres espirituales creados por Dios previamente a los humanos. Puestos a prueba por el Creador, una tercera parte de los mismos se rebeló contra Dios, convirtiéndose en demonios que buscan la perdición eterna de la humanidad.

6) Creemos que el Señor Jesús es Dios manifestado en carne. En Él concurren dos naturalezas: la divina, con todos sus atributos, y la humana en absoluta perfección, constituyendo una sola Persona indivisible. Creemos en su nacimiento virginal, su vida sin pecado, sus milagros, su muerte vicaria y expiatoria, su resurrección y su segunda venida personal en poder y gloria.
(En el Señor Jesús se da la unión hipostática de dos naturalezas distintas, completas y perfectas, con sus respectivas voluntades. Esto significa que: poseía un alma creada. Al encarnarse no perdió su naturaleza divina. Al resucitar lo hizo corporalmente. Por toda la eternidad conservará su humanidad.)

7) Creemos que el Señor Jesús cargó con todos los pecados pasados, presentes y futuros de la humanidad al ser bautizado en el río Jordán por el sacerdote aarónico Juan el Bautista, y pagó por ellos muriendo en la cruz del Calvario. Sólo en virtud de la obra de Cristo puede el hombre ser reconciliado con Dios y plenamente salvado.

8) Creemos que todo ser humano, por naturaleza, es pecador, con una tendencia innata al pecado y una conducta pecaminosa, y que, como consecuencia, está destituido de la gloria de Dios. Sin la ayuda de la gracia divina le es imposible al hombre volverse a Dios con arrepentimiento y fe en Cristo, condiciones indispensables para obtener la salvación. Cuando es predicado el Evangelio, Dios capacita a los oyentes para que den una respuesta libre, aceptando o rechazando la salvación que Dios ofrece en Cristo Jesús. Al que da una respuesta positiva al Evangelio, Dios lo adopta como hijo, lo justifica y le concede su Espíritu Santo para que lleve adelante una vida de victoria sobre el pecado.

9) La Iglesia fundada por Jesucristo presenta un aspecto invisible y otro visible. En su aspecto invisible, la Iglesia es la comunidad de todos los redimidos por Cristo.
En su aspecto visible, la Iglesia es el conjunto de todos los fieles bautizados.

10) El Señor Jesús dijo a la nación literal de Israel, al Israel según la carne:"El Reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos". Esa nueva "nación" resultó ser "el Israel de Dios", la Iglesia, una nación espiritual.

11) La ley mosaica era sólo para el pueblo de Israel y contenía las sombras de lo por venir. Por lo tanto, al venir Cristo y cumplirla, fue quitada. Los cristianos de origen judío o gentil están exentos de su observancia, lo cual incluye los llamados diez mandamientos o decálogo. Las normas morales de dicha ley, y que se adecúan a la ley natural, son obligatorias pero no por ser parte de la ley mosaica. El Señor Jesús estableció un Nuevo Pacto, y los creyentes son instados a observar la Ley de Cristo. El Espíritu Santo es la Ley en nuestro corazón y la guía de conducta, por ello descendió en Pentecostés, la fiesta judía de la recepción de la ley en el Sinaí.
Esto implica que, la observancia de un día de reposo o la ley de los diezmos, no rigen para los cristianos.

12) Los sacramentos son actos sagrados instituídos por Nuestro Señor Jesucristo. o inspirados por Él por intermedio de los apóstoles, en los cuales, por medio de ciertos elementos externos, en unión con la Palabra de Dios, Él ofrece y comunica a los hombres Su gracia. Son siete: bautismo, confirmación, penitencia, eucaristía*, unción de los enfermos, orden sagrado** y matrimonio.
*(La Eucaristía es el sacramento mediante el cual, el que lo recibe, recibe a Jesucristo en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. La Eucaristía es Cristo mismo, por ello se destaca del resto de los sacramentos, ya que mientras estos tienen la misión de santificar, en la Eucaristía se halla el Autor mismo de la santidad. En cada Eucaristía somos contemporáneos de Juan y María a los pies de la cruz, en un "tiempo fuera del tiempo", por eso afirmamos que es una actualización del sacrificio del Calvario.)
**(El sacerdocio es la autoridad y el poder de Dios para efectuar los sacramentos. El mismo consta de tres órdenes: obispos, presbíteros y diáconos, y se transmite por la imposición de las manos de los obispos de la linea de sucesión apostólica histórica.) 

13) El ser humano es una unidad sustancial de un alma espiritual y un cuerpo material. No es posible entonces ni la preexistencia ni la transmigración de las almas; pero cuerpo y alma son también sustancias, si bien incompletas, de aquí que el alma puede sobrevivir a la muerte o separación del cuerpo, aunque en un estado antinatural, necesitante de una nueva unión, que se realizará con la resurrección del cuerpo.
  
14) Creemos que las almas de los que han confiado en Cristo para su salvación, al morir, pasan inmediatamente a la presencia del Señor, donde permanecen en estado de consciente bienaventuranza hasta la resurrección del cuerpo en la segunda venida de Jesucristo, cuando el alma reunida al cuerpo estará para siempre con el Señor.
Las almas que rechazan el Evangelio quedan después de la muerte en miseria de perdición hasta el juicio final, cuando el alma y el cuerpo resucitado serán destinados a la condenación eternas.

15) La segunda venida de Cristo Jesús es la esperanza bienaventurada para los creyentes en todo tiempo:Jesucristo volverá a la tierra personalmente, visiblemente, y en carne para juzgar a los vivos y a los muertos, y para la consumación de la historia. 


(Pablo Claudio Salvato
          26/12/2009) 

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