1)
La razón natural humana puede conocer la existencia de Dios y sus
atributos, por analogía, a partir de las cosas creadas.
2)
El ser humano posee una ley natural innata, cuyo Autor es Dios
mismo. El conocimiento de la misma se encuentra entenebrecido por
el estado de naturaleza caída.
3)
En las Sagradas Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamentos se
halla contenida la revelación divina a la humanidad. La Biblia es
la única autoridad en cuestiones de fe y conducta. Toda verdad
enseñada por la Iglesia se debe encontrar explícita o
implícitamente en las Sagradas Escrituras.
La
revelación divina terminó al finalizar la época apostólica.
(La
Tradición Apostólica, contenida en los escritos de los Santos
Padres y en la Liturgia, nos ayuda en la recta comprensión de la
verdad bíblica).
4)
Creemos que hay un solo Dios vivo y verdadero, personal, eterno,
infinito en la perfección de sus atributos. Este único Dios
verdadero se ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
(Creemos
en la Unidad de Dios y en el Misterio de la Santísima Trinidad:
creemos en el Padre que engendra al Hijo, Verbo de Dios desde la eternidad; y en el Espíritu
Santo, Persona increada, que procede eternamente del Padre).
5)
Los ángeles son seres espirituales creados por Dios previamente a
los humanos. Puestos a prueba por el Creador, una tercera parte de
los mismos se rebeló contra Dios, convirtiéndose en demonios que
buscan la perdición eterna de la humanidad.
6) Creemos
que el Señor Jesús es Dios manifestado en carne. En Él concurren
dos naturalezas: la divina, con todos sus atributos, y la humana en
absoluta perfección, constituyendo una sola Persona indivisible.
Creemos en su nacimiento virginal, su vida sin pecado, sus
milagros, su muerte vicaria y expiatoria, su resurrección y su
segunda venida personal en poder y gloria.
(En
el Señor Jesús se da la unión hipostática de dos naturalezas
distintas, completas y perfectas, con sus respectivas voluntades.
Esto significa que: poseía un alma creada. Al encarnarse no
perdió su naturaleza divina. Al resucitar lo hizo
corporalmente. Por toda la eternidad conservará su humanidad.)
7)
Creemos que el Señor Jesús cargó con todos los pecados pasados,
presentes y futuros de la humanidad al ser bautizado en el río
Jordán por el sacerdote aarónico Juan el Bautista, y pagó por
ellos muriendo en la cruz del Calvario. Sólo en virtud de la obra
de Cristo puede el hombre ser reconciliado con Dios y plenamente
salvado.
8)
Creemos que todo ser humano, por naturaleza, es pecador, con una
tendencia innata al pecado y una conducta pecaminosa, y que, como
consecuencia, está destituido de la gloria de Dios. Sin la ayuda
de la gracia divina le es imposible al hombre volverse a Dios con
arrepentimiento y fe en Cristo, condiciones indispensables para
obtener la salvación. Cuando es predicado el Evangelio, Dios
capacita a los oyentes para que den una respuesta libre, aceptando
o rechazando la salvación que Dios ofrece en Cristo Jesús. Al que
da una respuesta positiva al Evangelio, Dios lo adopta como hijo,
lo justifica y le concede su Espíritu Santo para que lleve
adelante una vida de victoria sobre el pecado.
9) La Iglesia fundada por Jesucristo presenta un aspecto invisible y otro visible. En su aspecto invisible, la Iglesia es la comunidad de todos los redimidos por Cristo.
En
su aspecto visible, la Iglesia es el conjunto de todos los fieles
bautizados.
10) El Señor Jesús dijo a la nación literal de Israel, al Israel según la carne:"El Reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos". Esa nueva "nación" resultó ser "el Israel de Dios", la Iglesia, una nación espiritual.
11)
La ley mosaica era sólo para el pueblo de Israel y contenía las
sombras de lo por venir. Por lo tanto, al venir Cristo y cumplirla,
fue quitada. Los cristianos de origen judío o gentil están
exentos de su observancia, lo cual incluye los llamados diez
mandamientos o decálogo. Las normas morales de dicha ley, y que se
adecúan a la ley natural, son obligatorias pero no por ser parte
de la ley mosaica. El Señor Jesús estableció un Nuevo Pacto, y
los creyentes son instados a observar la Ley de Cristo. El Espíritu
Santo es la Ley en nuestro corazón y la guía de conducta, por
ello descendió en Pentecostés, la fiesta judía de la recepción
de la ley en el Sinaí.
Esto
implica que, la observancia de un día de reposo o la ley de los
diezmos, no rigen para los cristianos.
12) Los sacramentos son actos sagrados instituídos por Nuestro Señor Jesucristo. o inspirados por Él por intermedio de los apóstoles, en los cuales, por medio de ciertos elementos externos, en unión con la Palabra de Dios, Él ofrece y comunica a los hombres Su gracia. Son siete: bautismo, confirmación, penitencia, eucaristía*, unción de los enfermos, orden sagrado** y matrimonio.
*(La
Eucaristía es el sacramento mediante el cual, el que lo recibe,
recibe a Jesucristo en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. La
Eucaristía es Cristo mismo, por ello se destaca del resto de los
sacramentos, ya
que mientras estos tienen la misión de santificar, en la
Eucaristía se halla el Autor mismo de la santidad. En
cada Eucaristía somos contemporáneos de Juan y María a los pies
de la cruz, en un "tiempo fuera del tiempo", por eso
afirmamos que es una actualización del sacrificio del Calvario.)
**(El
sacerdocio es la autoridad y el poder de Dios para efectuar los
sacramentos. El mismo consta de tres órdenes: obispos, presbíteros
y diáconos, y se transmite por la imposición de las manos de los
obispos de la linea de sucesión apostólica histórica.)
13) El ser humano es una unidad sustancial de un alma espiritual y un cuerpo material. No es posible entonces ni la preexistencia ni la transmigración de las almas; pero cuerpo y alma son también sustancias, si bien incompletas, de aquí que el alma puede sobrevivir a la muerte o separación del cuerpo, aunque en un estado antinatural, necesitante de una nueva unión, que se realizará con la resurrección del cuerpo.
14)
Creemos que las almas de los que han confiado en Cristo para su
salvación, al morir, pasan inmediatamente a la presencia del
Señor, donde permanecen en estado de consciente bienaventuranza
hasta la resurrección del cuerpo en la segunda venida de
Jesucristo, cuando el alma reunida al cuerpo estará para siempre
con el Señor.
Las
almas que rechazan el Evangelio quedan después de la muerte en
miseria de perdición hasta el juicio final, cuando el alma y el
cuerpo resucitado serán destinados a la condenación eternas.
15) La segunda venida de Cristo Jesús es la esperanza bienaventurada para los creyentes en todo tiempo:Jesucristo volverá a la tierra personalmente, visiblemente, y en carne para juzgar a los vivos y a los muertos, y para la consumación de la historia.
(Pablo
Claudio Salvato
26/12/2009)
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