Meditación:
El año 2019 está a la puerta.
En
la primera parte vimos cómo el Señor Jesús iba con los Doce camino a Jerusalén y tuvo hambre. Por este motivo, maldijo a una higuera pues no encontró fruto en ella, aunque no era
tiempo de higos. Al día siguiente, al regresar por el mismo camino,
vieron que la higuera se había secado desde la raíz.
Y
aquí viene la lección que Jesús quiso enseñar a los 12 y a todos
los que ejercemos Fe en su Nombre. Tremenda enseñanza nos dejó el
Señor, ante la cual, sentimos que un “calor” nos sube a la cara
y nos ponemos rojos de vergüenza. Sí, avergonzados, al escuchar al
Señor Jesús preguntar: ¿Dónde están las higueras fructíferas?
Regresemos
al texto. La respuesta de Jesús a las palabras de Pedro: “Maestro,
mira, la higuera que maldijiste se ha secado”, fue la siguiente:
“TENED
FE EN DIOS”. Porque CUALQUIERA que le dijese a este monte: Quítate
y échate en el mar y NO DUDARE en su corazón, sino CREYERE que será
hecho lo que dice, lo que dice será hecho.”
Jesús
no menciona ni se refiere a una determinada persona. Esto
es, que “cualquiera”, podemos ser tú o yo o cualquier creyente
en Jesús puede:
Tener
Fe en Dios. No DUDAR en el corazón. CREER que será hecho lo
que se dice, en consecuencia, será hecho todo lo que se pida en
oración al Padre en el Nombre de Jesús.
Añadió
el Señor:
“… todo
lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá.”
Pero
luego el Señor da CONDICIONES. ¿Cuál es la gran condición que si
no se cumple, se viene abajo todo lo dicho anteriormente?
La
condición que puede anular todo si no se cumple, es OBEDECER A DIOS.
¿Obedecer en qué?
Así
habló Jesús:
“Y
cuando estéis orando, PERDONAD si tenéis algo contra alguno.”
Es
un mandato, que debemos obedecer si realmente queremos que nuestra
oración sea oida y respondida por Dios.
Jesús
nos manda que al orar al Padre DEBEMOS PERDONAR.
¿Para
qué?
¨Para
que también vuestro Padre que está en los Cielos os perdone a
vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco
vuestro Padre que está en los Cielos os perdonará vuestras ofensas."
Es
decir, que antes de orar al Padre, se debe pedir la guía del
Espíritu Santo para que nos ilumine si tenemos algo contra alguien
o, tal vez, alguien contra nosotros. A veces, no tenemos muy claro
estas situaciones o la memoria nos falla y sólo el Espíritu Santo
puede disipar o echar luz en ellas, además, sólo ÉL puede darnos
el PODER para PERDONAR en el Nombre de Jesús, porque por nosotros
mismos y en nuestras fuerzas no podríamos hacerlo.
¿A
quién debo perdonar?
“…soportándoos
unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tuviera queja
contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, ASÍ TAMBIÉN
hacedlo vosotros.” Colosenses 3:13.
“Antes
sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a
otros, COMO Dios también los perdonó a vosotros EN Cristo.”
Efesios 4:32.
“Y
perdona nuestras deudas COMO también nosotros perdonamos a nuestros
deudores.”
“Porque
si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a
vosotros vuestro Padre Celestial, MAS SI NO perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras
ofensas.” Mateo 6: 12, 14, 15.
“Por
tanto, si traes tu ofrenda al Altar y allí te acuerdas de que tu
Hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del
Altar, y anda, reconcíliate primero con tu Hermano y entonces ven y
presenta tu ofrenda.” Mateo 5: 23/24.
La
historia que Marcos narró comienza con que “Jesús tuvo hambre”,
continúa con “la maldición de la higuera estéril” que se seca
desde la raíz y finaliza con las siguientes palabras:
“Porque
si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los
Cielos perdonará vuestras ofensas.
¿Existe
alguna relación entre estas partes?
Si
deseamos obedecer a Dios, el acto de perdonar a alguien con todo
nuestro corazón, sinceramente, puede demandar de nuestra parte,
ayuno, oración y humillarnos ante Dios.
Si
no perdonamos a… de todo corazón, Dios no perdona, ni escucha
ni responde. ¿Por qué? Porque nos ama.
Dios
quiere sanar nuestras heridas, resentimientos, amarguras, que tal vez
están guardados, bien escondidos, allí en lo profundo del corazón.
Pero a Él no podemos engañarlo, todo lo ve, todo lo escudriña,
todo lo conoce. Es el Señor de la Historia, de nuestra historia.
¿Qué podemos ocultarle?
Jesús
vino a libertar a los cautivos. Tal vez estamos cautivos de una
experiencia traumática de la niñez, de un abandono, de un engaño… El Señor quiere que el Espíritu Santo ilumine lo más escondido
de nuestro ser, que aún permanece en tinieblas, muchas veces sin ser
conscientes de ello y sanar nuestras heridas al inundarnos de su amor
y perdón, para que en el Nombre de Jesús podamos perdonar y no
morir.
¿Qué
consecuencias trae el “no te perdono”?
Entre
los países del mundo: guerras, violencias, saqueos, robos,
enfermedades, virus, destrucción, asesinatos, dolor, odios,
venganzas, envidias, codicias, etc
Cuando
una persona no ha perdonado a alguien, si no permite que Dios obre en
su vida, en algún momento comienza su propia destrucción con
amargura, resentimiento, odio, deseo de venganza, esterilidad, y se
va secando de raíz. Las tinieblas avanzan en su interior y se apagan
la Fe, la Esperanza y el Amor, comienza a enojarse con Dios, a
culparlo y sin querer, hiere a quienes le aman. La falta de perdón
no sólo interrumpe la relación con Dios sino que la distorsiona. La
persona pierde la confianza en Él y se hunde en su dolor, sola.
Dice
Isaías 1: "Toda cabeza está enferma y todo corazón doliente. Desde
la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino
herida, hinchazón y podrida llaga, no están curadas, ni vendadas ni
suavizadas con aceite."
Obedecer
a Dios es una decisión de FE, perdonar es una decisión de FE.
Vayamos a la Biblia:
“Que
ninguno agravie ni engañe en nada a su Hermano, PORQUE el Señor es
VENGADOR de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.” 1°
Tesalonicenses 4:6. ¿Le crees a Dios?
“No
aborrecerás a tu Hermano en tu corazón. No te vengarás ni
guardarás rencor… sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. YO
JEHOVÁ.” Levítico 19:18. ¿Le crees a Dios?
“No
digas: yo me vengaré. Espera a jehová y Él te salvará.” Prov.
20:22. ¿Le crees a dios?
“No
os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira
de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, YO pagaré, dice
el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, si
tuviere sed, dale de beber, pues haciendo esto, ascuas de fuego,
amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence
con el bien el mal.” Romanos 12: 19/21. ¿Le crees a Dios?
“Pues
conocemos al que dijo: Mía es la venganza, YO daré el pago, dice el
Señor. Y otra vez:
EL
SEÑOR JUZGARÁ A SU PUEBLO.
¡Horrenda
cosa es caer en manos del Dios vivo!” Hebreos 10: 30/31.
¿Le
crees a Dios?
Sinceramente,
¿le crees a Dios? Si es así, entonces, obedece a Dios y ¡PERDONA!
Jesús
busca higueras fructíferas.
¿Dónde
están las higueras fructíferas?
Hay
una estrecha relación entre la narración de Marcos, “Maldición
de la higuera estéril” que se seca desde la raíz con el final.
Dios
no quiere que seamos higueras estériles, que nos sequemos de la
raíz. La falta de perdón corta la relación con Dios y seca desde
la raíz, mata.
Porque
Dios nos ama, quiere impedir que seamos cortadas y arrojadas al fuego
para arder. Desea que nuestro Fruto sea la Santificación y nuestro
Fin la Vida Eterna.
Medita:
El
año 2019 está a la puerta. ¿Cuál es tu decisión, tu compromiso con el Señor Jesús,
hoy y ahora?
¿Le
vas a creer a Dios?
¿Vas
a obedecer a su Palabra?
¿Vas
a perdonar sinceramente y en el Nombre del Señor Jesús?
Si
es así, amada Higuera de Dios, vas a poder decir como Pablo:
“Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la Fe del Hijo de
Dios, el que me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas
2:20.
En
oración y con la guía del Espíritu Santo, reflexiona en la letra
de la siguiente canción.
¿Dónde
están las higueras fructíferas?
Elena
Sanfilippo Ceraso.
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