viernes, 17 de junio de 2016

CIUDADES con sus puertas SIEMPRE abiertas





















Mateo 23:23. “Lo más importante de la Ley: la Justicia, la Misericordia y la Fe”. Señor Jesús.

En Israel el homicidio estaba penado con la muerte. La única exención estaba en el homicidio involuntario. Se señalaron, entonces, seis Ciudades de Refugio, tres a cada lado del Jordán, adonde debería huir todo el que hubiera dado muerte, involuntariamente, a alguien. Estas ciudades tenían SIEMPRE ABIERTAS SUS PUERTAS para que el que venía huyendo no tuviera que esperar a que le abran, pues estaba en riesgo su vida. Fueron dadas a los Levitas y los Ancianos de estas ciudades eran quienes debían determinar si la muerte había sido causada por accidente o no. En caso negativo, el Vengador de la sangre no estaba autorizado a dar muerte al homicida. Sin embargo, éste debía permanecer en la Ciudad de Refugio hasta la muerte del Sumo Sacerdote, sólo después podía volver a sus posesiones. SI SALÍA DE LA CIUDAD antes de ello y el Vengador de la sangre le hallaba, éste podía darle muerte. El presunto homicida podía correr hasta la Ciudad de Refugio más próxima, esto es, 55 km., pudiendo ir a Cedes, en el monte Neftalí, a Siquem, en el monte de Efraín, a Quinat, en el monte de Judá, a Beser, en el desierto, a Ramot de Galaad en la tribu de Gad o a Golán de Basán de la tribu de Manasés. La distancia entre estas ciudades era de 110 km.


Números 35: 9-28. Josué 20: 1-9. Las Ciudades eran de Refugio para los hijos de Israel, para el extranjero y el que morara entre ellos, para que huya de allá cualquiera que hiriere de muerte a otro sin intención. La congregación debía juzgar si el homicidio era involuntario o no. Si había sido involuntario, el refugiado sería librado del Vengador y moraría en esta Ciudad hasta que muriera el Sumo Sacerdote, el cual fue ungido con aceite santo. Después de su muerte, el homicida volvería a la tierra de su posesión.
El Vengador de la sangre, también llamado Ejecutor de la Justicia, debía ser el pariente más próximo al asesinado. Después del diluvio Dios dio a Noé la Ley de que “el que derramare sangre del hombre, por el hombre su sangre será derramada”. Génesis 9:6. La Ley establecía la distinción entre homicida y asesino. CONTINUARÁ.




















MEDITA con la PALABRA DE DIOS.
¿Habla Dios de Ciudades de Refugio en el Nuevo Testamento? ¿Te son familiares los términos Vengador de la sangre – Sumo Sacerdote?

Hermano/a:
Te ruego, que comiences ahora mismo a
OCUPARTE EN TU SALVACIÓN CON TEMOR Y TEMBLOR.
AGRADECE al Señor JESÚS por una SALVACIÓN tan grande y ¡no la descuides!


   


(Elena Sanfilippo Ceraso
     jueves 16/06/2016)
      

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