“…polvo
eres y al polvo volverás”. Dios.
La
Biblia narra que Dios hizo al primer hombre del polvo de la tierra y
luego sopló en su nariz Aliento de Vida y fue el hombre un SER
VIVIENTE. Y creó Dios al hombre a su Imagen, varón y hembra los
creó. (Génesis 1:27). Dios plantó un huerto en Edén y puso a
ambos allí. (Génesis 3:19). Si bien Adán fue formado con polvo de
la tierra, resultó ser el primer ser viviente que recibió en su
nariz un soplo de Aliento de Vida por parte de su Creador, y no sólo
eso, ¡fue creado a imagen de Dios mismo!
Dios,
no sólo volcó todo su Amor en Adán, sino que le dio Vida de Su
propia Vida. Más adelante, con la caída de Adán, por desobediencia
a su Creador, entró el pecado y la muerte (material y espiritual),
hizo su ingreso triunfal. Pero es tan grande el Amor de Dios por sus
creaturas, que envió a Jesús a entregar su Vida en la Cruz del
Calvario y luego lo Resucitó, para que todo aquel que en Él CREE no
se pierda más tenga VIDA ETERNA. ¡Jesús es el DADOR de VIDA!
Puede
ocurrir que al mirarnos al espejo o al observar a otras personas
admiremos la belleza, el poder político, económico y religioso, la
distinción, la fortuna, el reconocimiento mundial, la fama, el culto
al cuerpo, etc. que se presentan ante nuestros ojos. Y olvidamos que
todas las personas, sin distinción de razas, posición económica,
social, religiosa y política, edad, sexo, profesión, oficios,
condición (libre o no), TODAS las personas tienen algo en común:
descienden del primer hombre Adán, quien fue hecho del polvo de la
tierra. “POLVO ERES Y AL POLVO VOLVERÁS”, le dijo Dios a Adán,
luego de la desobediencia a su Palabra que provocó su caída
arrastrando consigo a todos sus descendientes.
Es
imprescindible tener un conocimiento claro de quién es cada uno y de
quién es Dios. ¡No somos iguales a Dios! ¡No somos dioses! Tenemos
un Creador: DIOS, Él es nuestro Alfarero. Somos hechura de sus Manos
con el polvo de la tierra. Somos VASIJAS de BARRO AMADAS por su
Creador.
Job
(33:6), reconoce: De barro fui yo también formado.
Isaías
(45:9), pregunta: ¿Dirá el barro al que lo labra: Qué haces? Y
en 64:8 confiesa; Ahora, pues, Jehová Tú eres nuestro PADRE,
nosotros BARRO, y Tú el que nos formaste, así que obra de tus Manos
somos.
Job,
Isaías, entre otros Hombres de Dios, reconocen su ORIGEN: formados
con el barro, y obra de las Manos de Dios. Pero también dejan bien
claro, que no existe una relación impersonal entre la vasija y su
Creador, tampoco se trata de un ser superior que crea diferentes
juguetes para entretenerse un rato. ¡No es así! Isaías llama a su
Creador: PADRE. Tenemos el privilegio de ser VASIJAS a las que Dios
sopló de su Aliento de Vida e hizo a su Imagen. Y no sólo eso, ¡es
el Padre de sus vasijas!
Isaías
también añade: ¿Dirá el barro al que lo labra: Qué haces?
Si
tenemos en claro nuestro origen, que Dios es nuestro Creador y
nuestro Padre, la relación personal con Él y nuestra propia vida
cambiarían radicalmente. En consecuencia, ¡el mundo cambiaría!
Piensa.
Medita. Dios te hizo del barro, te dio vida con su Vida porque te
ama. ¿Le vas a reclamar: ¿Qué haces? a tu HACEDOR?
El
Libro de Eclesiastés,(12), enseña, aconseja:
Acuérdate
de tu Creador en los días de tu juventud:
Antes
que vengan los días malos, antes que se oscurezca el sol, antes que
se encorven los hombres fuertes, antes que se caigan las muelas, antes
que empiecen los terrores en el camino, antes que se pierda el
apetito aunque haya alimentos, antes que llegue la muerte y los
endechadores, (endecha: duelo), anden por las calles, antes que la
cadena de plata se quiebre y el cántaro se quiebre junto a la fuente
y la rueda sea rota sobre el pozo… Y EL POLVO VUELVA A LA TIERRA.
Romanos
9: 21/23, nos recuerda:
Mas
antes, oh, hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios?
¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho
así?
Timoteo
en su Segunda Carta, 2: 19/21 dice:
“CONOCE
el Señor a los que son suyos, Y
APÁRTESE
DE INIQUIDAD todo aquel que INVOCA el NOMBRE de CRISTO”.
Luego
dice que el que SE LIMPIA, será Instrumento para Honra, Santificado,
Útil al Señor y Dispuesto para toda buena obra.
SOMOS
VASOS DE BARRO AMADOS POR DIOS, CREACIÓN SUYA.
Dios
sopló en Adán su propio Aliento de Vida y lo hizo un ser viviente,
pero de barro. Con la caída de Adán entraron el pecado y la muerte.
Toda la Creación sufrió las consecuencias de la desobediencia de
Adán. Pero Dios no dejó, por esto, de amar a sus vasijas. Envió a
Jesucristo para dar Vida y Vida en abundancia, a la vasija que se
confiese PECADORA y se arrepienta de sus pecados, recibiendo el
Perdón de pecados en el Nombre de Jesús y lo reciba como su
Salvador Personal y Señor de su vida, por medio de ejercer FE en SU
NOMBRE: JESUCRISTO, el Rey de Reyes y Señor de Señores, el que
pronto viene, el Alfa y la Omega, el Crucificado y el Resucitado, el
que derramó su Sangre Preciosa en la Cruz del Calvario por Amor,
para dar, gratuitamente, Vida Eterna a todo aquel que en Él crea.
Somos
vasijas de barro, pero Dios aún nos ama y anhela ser nuestro Padre
SÓLO por medio de JESUCRISTO. Jesús vino para RECONCILIAR a las
vasijas de barro con su Creador, su Hacedor, su Alfarero, ya que a
causa de la caída de Adán se rompió la Relación de Amistad con
Dios y el hombre pasó a ser ENEMIGO de Dios, le dio la espalda a
Dios. Sólo JESÚS puede RECONCILIARNOS con Dios, pues ÉL es el
ÚNICO MEDIADOR entre Dios y los hombres.
Ahora
mismo, AGRADECE a Dios por 2° Corintios 4: 7/10,
las
vasijas de barro que han creído en el Señor Jesús, creen
que está VIVO y también creen que ellas van a ser Resucitadas en Su NOMBRE por el
Poder de Dios. Estas vasijas de barro, creyentes en Jesús, no miran
las cosas que se ven, sino las cosas que no se ven, pues es la FE la
certeza de lo que se espera, la convicción de los que no se ve,
(Hebreos 11).
* * * * *
Quien
ha recibido al Señor Jesús como Salvador Personal y Señor de su
vida, ha encontrado un TESORO, una PERLA de gran precio.
Dice Pablo:
“Pero
tenemos este TESORO en VASOS de BARRO, para que la EXCELENCIA SEA
DEL PODER DE DIOS y NO de nosotros, que estamos:
Atribulados
en todo, mas no angustiados,
en
apuros, mas no desesperados,
perseguidos
mas no desamparados,
derribados,
pero no destruidos,
llevando
en el cuerpo, siempre, por todas partes, la Muerte de Jesús, para
que también la Vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
MEDITA:
1.-
¿Eres un vaso de barro limpiado y lavado por la Sangre de Jesús,
convertido en un instrumento para Honra, Santificado, Útil al Señor
y Dispuesto para toda buena obra?
2.-
¿Eres un vaso de barro que aún no le ha permitido a su Creador que
lo limpie de iniquidad y le perdone sus pecados por medio de confesar
el Nombre del Señor Jesús?
TE
INVITO a que juntos oremos a Dios, comenzando la oración como
Abraham, (Génesis 18:27):
“He
aquí, ahora que he comenzado a hablar a MI SEÑOR, aunque SOY POLVO
y CENIZA….”
Gracias
a Dios mi Creador, mi Hacedor, mi Alfarero, mi Padre.
Gracias
por el Señor Jesucristo, mi Dador de Vida. Gracias porque soy una
vasija limpiada de iniquidad, perdonada y rociada con la Preciosa
Sangre del Señor Jesús.
Gracias
porque soy una vasija de barro, pero que en su interior mora un
Tesoro: el Espíritu Santo.
Perdóname,
Dios mío, por olvidarme que soy una simple vasija de barro y
entonces me atrevo a presentarte reclamos, te pido cuentas, me enojo
por lo que considero que debieras hacer y no haces,… No sólo
olvido que soy una vasija de barro, sino que también olvido que Tú
eres Mi Creador y el que me dio Vida con su propia Vida.
Ayúdame,
para que como vasija de barro, sea un instrumento para Honra,
Santificada, Útil, y Dispuesta para toda buena obra.
(Elena Sanfilippo Ceraso
viernes 03/06/2016)
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