Serie: A quién amas.
Bienaventurado
el que LEE y los que OYEN las palabras de esta profecía y GUARDAN
las cosas en ellas escritas, porque el tiempo está cerca.
Apocalipsis 1: 3.
Apocalipsis
1, 2 y 3. ¿Me acompañas en esta sencilla meditación?
Juan
transmite a las siete Iglesias la Salutación de parte del Señor
Jesús: Gracia y Paz.
Antes
de meditar en el Mensaje que el Señor Jesús envía a cada Iglesia,
debemos practicar ANÁNMESIS, esto es RECORDAR lo que hemos oído,
leído y experimentado acerca de nuestro Señor Jesucristo y RECORDAR
QUIÉNES SOMOS gracias a su Amor inmerecido por nosotros.
Dice
Apocalipsis 1:
Del
Señor JESÚS: El testigo fuel, el primogénito de los muertos, el
soberano de los reyes de la Tierra, viene con las nubes y todo ojo le
verá… A Él sea la Gloria e Imperio por los siglos de los siglos.
Amén.
El
mismo Señor se presenta así: YO SOY el Alfa y la Omega, Principio y
Fin, el que ES, el que ERA y el que HA de venir, el Todopoderoso.
Apocalipsis
dice de NOSOTROS: nos AMÓ y nos LAVÓ de nuestros pecados con su
Sangre y nos hizo Reyes y Sacerdotes para Dios su Padre.
El
Apóstol Juan se presenta como nuestro Hermano y COPARTÍCIPE nuestro
EN la TRIBULACIÓN, EN el REINO y EN la PACIENCIA de Jesucristo,
estando Prisionero, ya muy anciano, por causa de la Palabra de Dios y
el Testimonio de Jesucristo.
Medita:
¿Llamas
a Juan tu Hermano y Copartícipe tuyo en la Tribulación, en el Reino
y en la Paciencia? O, ¿piensas nada más que en el Reino excluyendo
“Tribulación” y “Paciencia”?
Hechos
14:22 narra que Pablo exhortaba a los Discípulos a que PERMANECIESEN
en la FE, diciéndoles:
"Es
necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el Reino
de Dios".
Regresemos
al texto. Juan estaba en el Espíritu, cuando tuvo el Encuentro con
el Señor Jesús y realiza una preciosa descripción de Él en los V.
13 a 16.
“ …Y
en medio de los siete candeleros, vi a uno semejante al Hijo del
Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies y ceñido por
el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y su cabello eran blancos
como blanca lana, como nieve, sus ojos como llama de fuego y sus pies
semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno y su voz
como estruendo de muchas aguas.
Tenía
en su Diestra siete estrellas, de su boca salía una Espada aguda de
dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece en su
fuerza.
Cuando
le vi, CAÍ como muerto A SUS PIES. Y Él puso su Diestra sobre mí,
diciéndome:
No
temas, YO SOY el Primero y el Último, y el que vivo y estuve muerto,
mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo
las LLAVES del HADES y de la MUERTE”.
Cuando
Juan vio al Señor, cayó como muerto a sus pies. El libro de Hechos
narra que durante la conversión de Pablo, cuando Jesús se atravesó
en su camino, él CAYÓ en tierra…
Juan
(18:6), narra que Judas tomó una compañía de soldados y alguaciles
y fueron al huerto para arrestar a Jesús con armas, linternas y
antorchas. Jesús se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le
respondieron: A Jesús Nazareno.
Jesús
les dijo: YO SOY.
Cuando
les dijo: YO SOY, retrocedieron y CAYERON a tierra.
En
Filipenses 2: 10/11, leemos:
“…para
que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en
los Cielos y en la Tierra y debajo de la Tierra,
Y
toda lengua CONFIESE que Jesucristo es el Señor, para Gloria de Dios
Padre”.
Elena
Sanfilippo Ceraso
7/7/2018
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