Hace unos días atrás un conocido mío católico nacional, católico disidente o no romano, como quieran llamarlo, miembro de la Iglesia Católica Apostólica Brasileña*, quién tiene vínculos fuertes con iglesias ortodoxas orientales, me sorprendió al expresarme que consideraba a la Iglesia Anglicana como no católica y no nacional. Mi repuesta fué que, por el contrario, los anglicanos somos los primeros católicos nacionales. Veamos porqué:
Encuentro demasiadas similitudes entre la Reforma inglesa y (porqué no) la brasileña para afirmarlo.
En primer lugar debemos disipar mitos históricos: Al anglicanismo no lo fundó Enrique VIII, como al catolicismo romano no lo fundó el Emperador Constantino. Tanto uno como el otro signaron momentos políticos que fueron aprovechados para manifestarse por movimientos espirituales. En el caso que nos ocupa, Inglaterra y Brasil; fueron reacciones contra el despotismo de la Curia romana: la Reforma inglesa en el siglo XVI tuvo su adalid en el Arzobispo mártir de Canterbury, Thomas Cranmer; la brasileña a Dom Carlos Duarte Costa. Cuando se habla de la Reforma Protestante, se dice que tuvo tres vertientes: radical: anabautistas, cuáqueros y otros grupos libres; moderada: luteranos, calvinistas, etc., conservadora: en este grupo solamente se encuentra el anglicanismo. La Reforma inglesa mantuvo el episcopado histórico y la liturgia sacramental, desconoció la autoridad del pontífice romano (cabe aclarar que entonces no estaba definido el dogma de la infalibilidad papal, el cual se estableció en 1870 en el Concilio Vaticano I, lo que provocó la separación de los llamados “viejos católicos”, que se hallan en comunión con el anglicanismo y han subsanado, por si alguna vez hubo dudas, la validez de las órdenes sagradas anglicanas) y tomó algunos postulados bíblicos del luteranismo, como por ejemplo, la celebración en el idioma del país y ya no en latín, o el matrimonio del clero. Es decir que la reforma anglicana fué cismática y no “hereje”, al igual que la Ortodoxia oriental. Es una patraña que el papa Clemente VII haya excomulgado a Enrique VIII por quebrantar las leyes del matrimonio cristiano. El papa tendría que haber sido sincero y reconocer que estaba presionado por el Emperador Carlos V, del cual, Catalina de Aragón, esposa de Enrique, era la tía. También los Templarios, 200 años antes con otro Clemente, fueron llevados a la hoguera para que el rey de Francia se apropiara de sus riquezas. Tampoco Dom Carlos Duarte Costa fué excomulgado por hereje, sino por denunciar la “Operación Odessa”, organizada por el Vaticano para permitir la fuga de los oficiales nazis (así fué como Eichmann entró en nuestro país).
La reforma de Duarte Costa fué asimismo una reforma conservadora: Repudiando el falso dogma de la infalibilidad papal, hizo hincapié en la misa en idioma vernáculo (lo que profeticamente adoptaría después el Vaticano II) y restituyó el matrimonio al clero. En la actualidad también se han oído algunas voces desde el romanismo poniendo en duda la validez de las ordenaciones en la línea apostólica de Duarte Costa, pero los que esto hacen callan que, después de excomulgado y ya fundada la ICAB, es cuando Mons. Duarte Costa ordena como obispo a Salomón Barbosa Ferraz, quién en 1959 decidió unirse al romanismo, siendo aceptado por el papa Juan XXIII y reconocido como obispo válidamente ordenado, sin recibir nueva consagración, ni siquiera sub conditione. Lo que ocurre es que el catolicismo romano actual sostiene una herejía condenada ya en tiempos de la Iglesia primitiva: La validez de las ordenaciones depende de si se está en comunión con Roma. Esto significa entonces que las ordenaciones hechas por los obispos donatistas en la época de San Agustín de Hipona, eran inválidas. Luego, debemos deducir, que las realizadas por las iglesias orientales a través de toda su historia, también lo son; y la de los obispos jansenistas . . .,y la de los viejos católicos, . . . etc, etc, etc. Por eso, Dom Carlos Duarte Costa afirma enfáticamente: “Los sacramentos no tienen denominación”. Si los protestantes son “herejes” por desconocer el sacerdocio ministerial, los católicos romanos lo son también entonces por hacer del sacerdocio un asunto denominacional.
Los fundamentos doctrinales del anglicanismo, expresados en el llamado “Cuadrilátero Chicago-Lambeth” (1886/1888), son cuatro elementos de la fe cristiana, basados en un texto del siglo V conocido como “Commonitorium”, de San Vicente de Lerins: “Id teneamus, quod ubique, quod semper, quod ab omnibus creditum est; hoc est et enim vere proprieque catholicum” (“Debe tenerse como propiamente católico aquello que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos”), a saber:
1. La Biblia, o las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamentos, como base de la fe cristiana.
2. Los Credos Apostólico y Niceno, como resúmenes suficientes de la fe contenida en la Escritura.
3. Los Sacramentos del Bautismo y la Eucaristía, como medios indispensables, externos y sensibles (instituidos por Cristo), como medios de la Gracia de Dios, que es interna y espiritual. Esta jerarquización no elimina los otros cinco sacramentos tradicionales (Penitencia, Confirmación, Matrimonio, Ordenación y Unción de los enfermos) que, instituidos por la Iglesia con la autoridad de Cristo, se añaden a los dos primeros.
4. El anglicanismo posee sucesión apostólica ininterrumpida y reconocida por las iglesias ortodoxas y veterocatólicas, y que a la luz de las últimas conversaciones entre la Iglesia Católica Romana y la Anglicana en la ARCIC (Comisión Internacional Anglicana-Católica Romana) se reconocerían como validas también por el romanismo, aunque aún no de forma oficial.
Estos cuatro elementos se comprenden a la luz de la tríada: Escritura, Tradición y Razón, que sirven como triple criterio para discernir la fe y la ética del cristiano.
De este modo, queda comprobado ampliamente que las iglesias anglicanas son iglesias católicas nacionales.
Recomiendo, para quienes estén interesados en profundizar el tema, considerar el caso del obispo Juan Bautista Cabrera Ivars, fundador de la Iglesia Episcopal Reformada Española (IERE), con muchos elementos en común con Duarte Costa. La IERE, por su parte, con un origen autónomo plenamente español, hoy día, sin perder su independencia, es parte de la Comunión Anglicana de Iglesias.
*(La Iglesia Católica Apostólica Brasileña, conocida también por el acrónimo ICAB, es una Iglesia Católica de carácter nacional, organizada por el obispo Carlos Duarte Costa en 1945 en Brasil. El 4 de julio de 1924, Pio XI nombró a Duarte Costa Obispo de Botucatú (São Paulo), El 6 de julio de 1945, y semanas después de ser excomulgado definitivamente de la Iglesia Católica Romana por Pio XII, en la ciudad de Río de Janeiro, funda jurídicamente la ICAB, de la que luego fueron naciendo las Iglesias Nacionales en distintos países. La ICAB lidera la COMUNIÓN MUNDIAL DE IGLESIAS CATÓLICAS APOSTÓLICAS NACIONALES, junto a otras trece Iglesias. Tienen a nivel mundial una membresía aproximada de Ocho millones de fieles).
(Pablo Claudio Salvato
martes 06/01/2015)
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