Juan 10: 11-16
" Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.
Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor."
Ello quiere decir que será marcado por el Espíritu con los rasgos de Cristo. Porque cuando Dios nos llama… nos consagra para ser sacramentos de su presencia…y Jesús no es un Pastor ausente. Por eso… no somos ni sucesores, ni sustitutos de Cristo. Nuestra misión es, si se quiere… mucho más modesta, pero no menos hermosa: hacer siempre presente al Señor Jesucristo en nuestro ministerio.
No todos son verdaderamente llamados por el Señor al sacerdocio…algunos solamente creen haberlo sido…porque…tal vez les resulta atractivo este ambiente y anhelan participar en él…o por la trascendencia social que el ser un clérigo podría implicar para ellos…u otras veces para cumplir algunos requerimientos de tradición familiar…pero esas personas…que se han engañado y también… han engañado… para llegar a un cierto puesto en el personal de alguna Iglesia…han recorrido el camino equivocado…el camino que Dios no quería que transitasen…aunque… por vanagloria se empeñaron en hacer.
Pero…es muy sencillo saber…quien es quien…solamente con aquilatar los frutos que cada cual ha producido para la obra del Señor…quien…a su tiempo, ineludiblemente procederá a separar la cizaña del trigo…
Y… el hermano Pablo ha producido ya frutos cuantiosos en su ministerio…
Pablo…por tu incorporación al ministerio presbiteral, serás también un garante (en este momento histórico de relativismo y creencias sincréticas) de que la fe de nuestras comunidades se mantenga en fidelidad a la doctrina apostólica, a la original y radical… novedad del Evangelio de Jesús, que siempre, ayer y hoy, será signo de bienhechora contradicción en el mundo. Garante…y también testigo, mediante la caridad pastoral, del amor mismo de Dios manifestado en Cristo…que es lo que más necesita nuestro mundo para ser feliz.
En el sacerdocio sólo hay una clave…Jesucristo…y la identificación con Él…en la certeza de que no hay resurrección sin pasión y sin cruz.
Ni hay que desvirtuar la cruz de Cristo, ni hay que perder de vista la gloria de la resurrección…garantía segura de que en nuestras cruces se gestan la salvación y la vida…ese es el triunfo de la resurrección.
Querido Pablo… naturalmente la vida no te privará de algunas cruces en tu nuevo ministerio…pero el Señor te quiere siempre como dichoso anunciador de felicidad para el mundo, portador de la Buena Noticia, la mejor Noticia… la que puede hacer un mundo más fraterno, más reconciliado, un mundo que vaya siendo anticipo y profecía del los cielos nuevos y la nueva tierra que esperamos.
Nuestras limitaciones y debilidades humanas deben inducirnos a vivir y custodiar con profunda fe el don precioso del sacerdocio, con el que Cristo nos ha bendecido… haciéndonos partícipes de Su misión salvadora. En esa vida profética con la que servimos a Dios y al mundo, anunciando el Evangelio y celebrando los Sacramentos… estamos favoreciendo la consolidación del Reino de Dios… incluso ya presente… y el crecimiento del pueblo de Dios en la fe.
Pablo, los hombres y mujeres de hoy nos piden que seamos sacerdotes de verdad…y en el sacerdote buscan el sano consejo y el alimento de la Palabra de Dios… que siempre el sacerdote debe tener en los labios…con la misericordia del Padre, abundante y gratuitamente dada en el Sacramento de la reconciliación… y el Pan de vida nueva… alimento verdadero dado a los hombres.
Todos tenemos que renovar en nuestro interior lo que es el accionar, el actuar y el obrar de Dios, para con cada uno de nosotros. Siempre la iniciativa la tiene El… Dios es el que llama, uno es el que escucha y también el que responde. Y esa llamada de Dios, en cada uno de nosotros, es constante y exige de nuestra parte…una repuesta permanente que nace de orar…para escuchar con atención al Señor y dialogar con Él.
Todos estamos llamados a pertenecer al Pueblo Santo de Dios, pero a algunos hermanos Dios los llama especialmente para una misión concreta y particular. Cuando uno es consagrado, cuando uno es enviado, ya uno no se pertenece. ¡Pertenece al Señor!, y pertenece a la Iglesia y es ella la que nos va indicando los caminos certeros para poder cumplir con la voluntad de Dios.
Querido Pablo, vive siempre… desde Cristo y con la Iglesia para el mundo. Este mundo en que nos ha tocado vivir y que Dios ama. Recuerda que tanto amó Dios al mundo que le dio a su hijo único para salvarlo.
Cuando en este mundo presente… hay tantas situaciones, como callejones sin salida…y también oscuridades que nos ofuscan a todos…en el Nombre del Señor…siembra el Evangelio, pon luz, da esperanza al hombre de hoy…sé testimonio de esa esperanza en un mundo conmovido por el ataque de Satanás… manifiesta el rostro misericordioso de Dios…y las actitudes o gestos serviciales de Jesús, para hacer que cada persona…se sienta querida, restaurada, recuperada…y nunca perdida…siempre en la armonía y belleza de la dignidad humana que Dios quiere para todos sus hijos.
Y serás Pablo…en medio de este mundo, no sólo un signo de esperanza e icono de misericordia, sino también un hombre cercano a los más pobres y afligidos, los últimos, los que nos son mirados ni considerados por nadie…aquellos que tienen que ser por nosotros…los cristianos…los más queridos, los mejor recibidos a la santa iglesia católica de Cristo…un hombre que provea la corriente de solidaridad y de amor que ayude y sirva para que se puedan compartir en armonía y… equidad lo dones que el Señor nos ha dado.
¡Vive tu tarea…Reverendo Padre Pablo, tu labor de sacerdote…de párroco…de cura… tu servicio de todos los días…sé para todos… y sé para Dios…y Su gloria!
Que así sea
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