“Mas
la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán
al Padre en Espíritu y en Verdad, porque también el Padre tales
adoradores busca que le adoren”. (Juan 4; 23).
Había
en Cesarea un hombre de nombre Cornelio, centurión de la Compañía
llamada “La Italiana”. (Hechos 10: 1- 48).
La
Biblia lo describe así:
“…piadoso,
temeroso de Dios con toda su casa, hacía muchas limosnas al pueblo y
oraba a Dios siempre”. (V. 1-2). “…varón justo y temeroso de
Dios y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos”.
(V. 22).
Centurión:
Oficial del ejército romano, comandante de cien soldados o más.
Un
día, un ángel de Dios, en visión entró donde él estaba y le
dijo:
- Tus
oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.
Envía ahora a buscar a Simón (Pedro) a Jope.
Le indicó dónde encontrarlo y Cornelio así lo hizo.
Pedro
y Cornelio, oraban a Dios al mismo tiempo, sin saberlo y separados
por 45 Km. de distancia. Dios desde los Cielos, miraba y estaba
atento su oído a la oración de ambos. Iba a hacer una tremenda obra
en sus vidas, aunque ellos ni lo sospechaban.
Por
su parte, Pedro también tuvo una experiencia celestial, en visión,
por medio de la cual Dios lo reprendió por sus prejuicios, como
judío, hacia los gentiles y lo preparó para su próximo encuentro
con Cornelio diciéndole: “Lo que Dios limpió no lo llames tú
común o inmundo”.
Pedro ya no era un religioso más. Él había tenido un Encuentro Personal con
Jesús. Era su discípulo, había vivido con Él. Toda su vida había
sido transformada por el Señor. Y ahora, nuevamente, Dios lo estaba
eligiendo para un nuevo Ministerio: extender el Mensaje de Salvación, el Evangelio del Señor Jesucristo más allá del pueblo
judío, a los gentiles. Pero para esto, Dios debía renovar la mente
y el corazón de Pedro.
Pero
volvamos a la escena cuando Pedro es reprendido por Dios. Luego el
Espíritu Santo le avisó que lo iban a venir a buscar
determinados hombres y que debía ir con ellos. Y así fue.
Cuando
Pedro estuvo frente a Cornelio, dijo ante todos los presentes:
-Ustedes
saben cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse
a un extranjero, pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre
llame común o inmundo.
Abominable:
Malo, inicuo. Todo lo no apropiado ante Dios o para su servicio.
Inmundo:
Impuro, pecador. La persona considerada inmunda estaba excluida del
santuario y de la comunidad. El extranjero era considerado inmundo,
un gentil de otra religión y con otras autoridades.
Cornelio
le narró lo sucedido a Pedro y le dijo:
-Ahora
pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios para oir
todo lo que Dios te ha mandado.
-EN
VERDAD, COMPRENDO QUE DIOS NO HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS, SINO QUE EN
TODA NACIÓN SE AGRADA DEL QUE LE TEME Y HACE JUSTICIA.
Entonces
Pedro procedió a presentarles el Evangelio de Jesucristo. De cómo
murió en la Cruz del Calvario y Dios lo resucitó al tercer día, y
de que todos los que en Él creen recibirán “perdón de pecados
por su Nombre”.
Mientras
hablaba, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían su
discurso y los judíos que vinieron con Pedro, estaban atónitos de
que también sobre los gentiles se derramara el Espíritu Santo.
Pedro
luego los bautizó en el Nombre del Señor Jesús.
* * * * *
“Ustedes
dejan lo más importante de la Ley: la Justicia, la Misericordia y la
Fe en Dios.” Mateo 23: 23.
Cornelio,
el centurión, había sido un buen religioso, pero él no dejaba de
lado la Justicia, la Misericordia y la Fe en Dios, como vimos que sí lo hacía
“el joven rico”. Así lo confirman los testimonios sobre Cornelio en la Biblia. Él amaba a Dios, no a la religión.
Dice Dios:
“Yo Soy el que escudriña la mente y el corazón”. Apocalipsis 2:
23.
Conocía bien a Pedro y a Cornelio, que oraban a Él con un
corazón sincero y esperando una respuesta de su parte. Entonces, sin
tener en cuenta prejuicios, distancias y derribando barreras
religiosas, hizo que Pedro le presentara el Evangelio a Cornelio y a
los presentes.
Ambos
fueron transformados por Dios. Cornelio escuchó el Llamado de Dios y
le dijo SÍ. De buen religioso sincero, pasó a ser un CREYENTE en
JESÚS, recibiendo el perdón de pecados en su Nombre. ¡Ahora sí
era salvo! ¡Creía en Jesús!
Pedro,
por su parte, si bien era un creyente fiel en el Señor Jesús,
también le dijo SÍ al Señor. Estaba dispuesto a renunciar al resto
de religión que aún llevaba pegado en su mente, corazón y cuerpo.
¡Nuevamente optó por Cristo! Y reconoció públicamente:
“En
verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas. Sino que en
toda nación se agrada del que le teme y hace Justicia”. Hechos 10:
34- 35.
Recién
después de esta renuncia y “declaración pública”, pudo
proceder a presentar a los presentes un Mensaje de Salvación
Cristocéntrico”.
¡Sólo en Jesús hay Salvación!
MEDITA:
Dios
busca verdaderos adoradores que lo adoren en Espíritu y Verdad.
Tanto
el buen religioso como el joven rico y el buen religioso sincero como
Cornelio, necesitan del Señor Jesús para alcanzar Salvación.
Ninguno de los dos es salvo, porque la religión no salva a nadie.
Para ambos, la única manera de heredar la Vida Eterna y obtener el
perdón de pecados, es por medio de Jesús, teniendo un Encuentro
Personal con el Señor.
¡JESÚS ES EL CAMINO!
El
que adora a Dios en Espíritu y en Verdad, como Pedro, busca hacer
su Voluntad, sin importar a qué tiene que renunciar. Está en
Comunión permanente con Dios.
(Elena Sanfilippo Ceraso
viernes 01/01/2016)
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