“Pero
el día del Señor vendrá como ladrón en la noche”.(2° Pedro
3:9).
La
Puerta del Cielo aún está abierta. Ante ella el cristiano fiel vive
una situación de ambivalencia:
-Como
parte de la Iglesia, clama junto al Espíritu Santo: ¡Ven, Señor
Jesús!
-Por
otro lado, le ruega a Dios que no cierre la Puerta Celestial,
para que entren aquellos que aún no se arrepintieron. ¿Quién no
está orando por un amigo, un familiar, etc?
2°
Pedro 3:9 dice que “Dios no retarde su Promesa, según algunos la
tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca, sino que TODOS procedan al arrepentimiento…"
La
Biblia nos cuenta en Génesis 28:17, que Jacob tuvo un sueño. Vio
una Puerta Abierta con una escalera apoyada en tierra y su extremo
tocaba en el Cielo, ángeles subían y descendían por ella.
Y
Jehová estaba en lo alto.
¿Qué
le ocurrió a Jacob al estar frente a la Puerta Celestial?
¡Jacob
tuvo miedo! Y dijo:
¡Cuán
terrible es este lugar! Ciertamente, Jehová está en este lugar y yo
no lo sabía. No es otra cosa que Casa de Dios y Puerta del Cielo.
Pero
luego, Jacob se reconcilió con Dios, lo adoró e hizo voto con él.
Ya no le tuvo miedo ni le pareció terrible el lugar, sino que lo
denominó: Bet-el, esto es Casa de Dios. Y fue bendecido por Dios.
Cuando
leemos la historia de Noé, a quien Dios le ordenó que construya el
Arca, única Puerta de Salvación, de un terrible juicio que iba a
enviar sobre la tierra: el Diluvio. Pero para ingresar por la Puerta
del Arca las personas debían creerle a Dios y reconciliarse con Él. Pasaron los
años, muchos nacieron, otros murieron… La gente continuaba
burlándose de Noé y su Arca y de su Mensaje de Salvación. ¡No le
creían! No habrá sido fácil para Noé y su familia continuar con
la Obra de Dios en un mundo tan perverso e incrédulo.
El
arca, la ÜNICA PUERTA de Salvación estaba ahí. Todos la veían y
la podían tocar. El ingreso a ella representaba la Salvación. ¡Pero
no creían! Para ellos era una locura.
Cuando
Dios cerró la Puerta del Arca, pues vino el diluvio, los hombres
clamaron pidiendo auxilio.
Ya
era tarde. El tiempo se había cumplido.
Dios
mismo cerró y selló la Puerta por fuera. Noé nada podía hacer.
En
Mateo 25, Jesús hace una advertencia mediante la Parábola de las
diez vírgenes que salieron a recibir al esposo, cada una con su
lámpara encendida. Pero hace una distinción: cinco eran prudentes y
cinco insensatas. ¿Por qué? Porque las prudentes tomaron aceite
para sus vasijas junto a sus lámparas y las otras no procedieron
así.
Y
aquí vino el problema: el esposo tardó, ellas cabecearon y se
durmieron. Pero cuando a la medianoche se dio la voz de alerta de que
venía el esposo y de que salieran a recibirle, las insensatas tenían
sus lámparas apagadas por falta de aceite y las prudentes no podían
prestarle del suyo. Decidieron entonces ir a comprar. Pero cuando
regresaron, la Puerta ya estaba cerrada y clamaron al esposo:
-¡Abrenos
la Puerta!
Pero
éste no les abrió la Puerta. Aún más, les respondió:
-No
las conozco.
De
acuerdo a lo visto hasta aquí:
-En
el caso de Noé, se habla de un mundo que no conoce, se burla o no
entiende la Palabra de Dios.
-En
el caso de las diez vírgenes, se refiere a los creyentes que esperan
el Regreso de su Señor, pero que en apariencia, retardó su Promesa.
Dentro de estos creyentes, se distinguen dos grupos: los prudentes y
los insensatos.
Ambos
grupos atravesaron la Puerta Abierta por Fe en el Señor Jesús, con
arrepentimiento de pecados.
¡Pero
qué ocurre una vez que el creyente ingresa por esa Puerta?
¿Cómo
debe transcurrir su Espera en el Regreso de su Señor?
El
creyente debe actuar con prudencia, esforzarse por PERMANECER en el
Camino, velando, orando, iluminando las
tinieblas. No debe descuidar una Salvación tan grande. Para que
cuando su Señor venga, lo encuentre con la lámpara encendida y
entonces oirá que la Puerta se cierra detrás de él, ¡y no en su
cara!
Jesús
viene a buscar lámparas encendidas, no apagadas.
* * * * *
“Yo
Soy la Puerta, el que por Mí entrare será salvo, y entrará y
saldrá y hallará pastos”. (Juan 10:9).
Jesús
dice que Él es la Puerta, la ÚNICA Puerta por la que debes entrar
por FE en ÉL para ser salvo.
Y añade:
“Entren
por la Puerta estrecha porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y muchos son los que entran por
ella, porque estrecha es la Puerta y angosto el Camino que lleva a la
Vida y POCOS son los que la hallan”. (Mateo 7:13).
¡Pocos
encuentran la Puerta que conduce a la Vida Eterna!
¿Qué
más dice el Señor Jesús?
Dijo
una palabra muy dura: ESFORZARSE. (Lucas 13:24)
Alguien
le dijo:
-Señor:
¿son pocos los que se salvan?
-Esforzaos
por entrar por la Puerta angosta, porque les digo que muchos
procurarán entrar y no podrán, Después que el padre de familia se
haya levantado y CERRADO la Puerta y estando fuera empecéis a llamar
a la Puerta diciendo:
-
¡Señor, ábrenos!
Él
responderá: -No sé de dónde sois.
-Delante
de Ti hemos comido y bebido.
-Apartaos
de Mí, hacedores de maldad, no sé de dónde sois.
“El
día del Señor vendrá como ladrón en la noche”.
- El
mundo está hoy delante de la Puerta Abierta. Cuando venga el Señor
Jesús y cierre la Puerta, muchos de los que no creyeron en Él,
estarán delante de la Puerta cerrada, con miedo, clamando por
misericordia para que se les abra. Pero será tarde. Jesús no les
abrirá la Puerta.
- Cada
persona que recibió a Jesús como Salvador Personal con
arrepentimiento de pecados ha entrado por la Puerta Abierta por Fe en
Jesús. Pero, cuidado, Hermano/a:
MEDITA:
¿Eres un cristiano PRUDENTE o INSENSATO?
Santiago
nos dice: “Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros
corazones porque la Venida del Señor está cerca. He aquí, el Juez
está delante de la Puerta."
Juan,
en Apocalipsis dice:
“Después
de esto miré y he aquí una Puerta Abierta en el Cielo”.
La
Puerta aún está abierta. Aún es tiempo de ponerse a cuentas con
Dios. Aún es tiempo de arrepentimiento, reconciliación,
santificación…
(Elena Sanfilippo Ceraso
viernes 29/01/2016)
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