Hermosa
escena.
Ovejitas
que siguen a su Buen Pastor. ¡Qué tranquilas, confiadas y seguras
están!
Me
llena de Gozo mirar al Pastor guiando su Rebaño. ¿Hacia dónde lo
conduce? Hacia lugares de delicados pastos, junto a aguas de reposo,
donde serán pastoreadas. ¡Ningún peligro! La vara y el cayado
están en su Mano. Ha ungido, una por una, cada cabeza con aceite.
¡Su Copa está rebozando! Cada día confiesan:
-¡Siempre
moraremos en la Casa de nuestro Buen Pastor, nuevas son sus
Misericordias cada mañana!
Pero…
No sólo yo estoy observando con detenimiento esta hermosísima
escena de Amor. Hay alguien más que observa y…
acecha…acecha…acecha…
¡Un
enemigo! ¿Qué está haciendo? ¿Qué planea?
Está
buscando… ¡Oh, no! ¡HERIR AL PASTOR!
Dios
permite que las personas reciban heridas por distintos motivos: para
conducirlas hacia Jesús y que se conviertan a Él, con el fin de que
se arrepientan de sus pecados y poder bendecirlas, etc. Pero también
permite que los Cristianos reciban HERIDAS.
Estoy
muy, pero muy preocupada por los Buenos Pastores que están sufriendo
por Heridas, que afectan su vida familiar y Ministerial. Y por
supuesto, cómo no preocuparme, también, por las ovejitas que andan
por ahí, heridas y hasta sin Pastor.
El
tema es, ¿qué hacen los cristianos con sus HERIDAS?
Decidí
escribir sobre este tema, ya que Jesús es especialista en Sanar las
Heridas de cualquier persona que acuda a Él. Nunca va a permitir que
ovejitas le sigan, arrastrándose y sangrantes. El Buen Pastor sabe
bien, que las heridas pueden hacerse crónicas, se ulceren y lleven a
las ovejitas a desconocer su Rostro y su Voz y también a
desconocerlo cuando Él camina a su lado.
La
Primera parte de este Estudio la denominé “Heriré al Pastor”.
He decidido dejar para la semana que viene la segunda parte que
denomino Encuentro: VEN, COME, para un mejor aprovechamiento del
tema.
¿Qué
nos cuenta la Biblia acerca de las Heridas que el Señor Jesús
sufrió?
¿Por
qué Nuestro Buen Pastor es Especialista en Sanar HERIDAS?
Leemos
en Marcos 14:27:
Todos
se escandalizarán de Mí esta noche, porque escrito está: “Heriré
al Pastor y las ovejas serán dispersadas. Pero después que haya
Resucitado iré delante de Ustedes”. Señor Jesús.
Escándalo:
Alboroto, tumulto, indignación, horror.
¿Qué
ocurrió con nuestro Buen Pastor Jesús? Dice Isaías 53:
Él
HERIDO fue por nuestras rebeliones, MOLIDO por nuestros pecados…
llevó Él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores y
nosotros le tuvimos por AZOTADO, por HERIDO de Dios y ABATIDO.
Jesús
fue herido de muerte en la Cruz del Calvario.
¿Qué
ocurrió con su Rebaño? Ezequiel 34:5.
Las
ovejas no son apacentadas. Las débiles no son fortalecidas, las
enfermas no son curadas, la perniquebrada no es vendada, la
descarriada no es vuelta al redil, la perdida no es buscada. Se
enseñorean de ella con rudeza y con violencia. Y andan errantes por
falta de Pastor y son presa de todas las fieras del campo y se han
dispersado. Andan perdidas por los montes, en los collados altos…
No hubo quien las buscase ni quien pregunte por ellas.
En
Marcos 14:27, dice Jesús:
Heriré
al Pastor y las ovejas serán dispersadas. Pero después que haya
Resucitado iré delante de ustedes.
Jesús
recibió herida de muerte. Sus ovejas, escandalizadas, fueron
dispersadas.
Pero
al tercer día: ¡RESUCITÓ!
Lo
primero que hizo fue juntar al pequeño Rebaño amado de sus
discípulos, para cumplir así su Promesa de ir delante de ellos
nuevamente.
¿Y
cómo fue su “reaparición”?
¡Los
sorprendió!
Jesús
los sorprendió porque estaba feliz de volver a verlos. Ya no tenía
HERIDAS abiertas: físicas, emocionales y espirituales. Había sido
molido, torturado, crucificado y exclamado: “Padre, Padre, por qué
me has desamparado”. Sus discípulos también lo abandonaron. TODOS
LO HABÍAN DEJADO SOLO.
“Pero
después que haya Resucitado, iré delante de ustedes”, les había
prometido antes de ir a la Cruz. Para ir delante de ellos nuevamente,
tenía que estar ¡SANO! Sin ningún tipo de heridas.
Un
Pastor no puede pastorear a sus ovejas, mientras se desangra por El
Camino siguiendo a su Señor. Al Pastor herido no le es suficiente un
APTO de un profesional de la salud. El Pastor herido sólo puede
recibir Sanidad de Dios. Una enfermedad a nivel físico, emocional o
espiritual, que no es llevada ante el Altar de la Gracia de nuestro
Padre Celestial, puede dar origen a heridas. La esterilidad, la
muerte de un ser amado, la culpa, los sufrimientos en el Ministerio,
por ejemplo en 1° Corintios 4: 1, 2, 10 a 13, etc, pueden ser
utilizadas por el enemigo, para causar una gran Herida al Pastor y a
su familia.
De
esta manera sus ovejas serán dispersadas. Sólo Jesús, el Buen
Pastor, puede darle Sanidad Divina y la Aptitud para ir nuevamente
delante de sus ovejas.
¿Sabes
cómo sanó las heridas de sus discípulos el Señor Jesús?
Buscándolos,
escuchándolos y disfrutando tiempo con ellos.
Leemos
en Juan 21: Al amanecer Jesús fue junto al mar. Los discípulos
habían pasado la noche sin pescar nada. Los llamó “Hijitos” y
les preguntó si tenían algo para comer. Ellos no lo reconocieron y
le respondieron que no tenían nada. Los mandó que echen la red a la
derecha de la barca, ¡y hallaron gran cantidad de peces! Fue en ese
momento que Juan reconoció al Señor y Pedro se arrojó al agua para
ir a su Encuentro.
Cuando todos descendieron a tierra, vieron brasas
puestas, un pez por encima de ellas y pan.
El
Señor los invitó: VENID, COMED.
¡Los
sorprendió!
Luego
de toda una noche de trabajo infructífero, Jesús les había
preparado una deliciosa comida, los reunió a su alrededor y comieron
juntos. Nadie se atrevió a preguntarle: ¿Tú, quién eres?,
sabiendo que era el Señor.
Cuando
terminaron de comer, le habló a Pedro, porque sabía que tenía
heridas grandes y profundas, como resultado de haber sido zarandeado
por el diablo esa trágica noche de su arresto. Heridas que no habían
sanado. Heridas que se hicieron, al negar a Su Señor, al abandonarlo
en su peor momento, al no cumplir su palabra de dar su vida por Él,
al dejar el Ministerio que Jesús le había encomendado de ser
“Pescador de hombres”, a los remordimientos, a la culpa por el
abandono del Rebaño, por haberle fallado a su Señor, etc .
El
Buen Pastor venía a buscar a su oveja herida, no a pedirle cuentas
por el Ministerio. Sabía que Pedro ya no se consideraba Apto para
ejercerlo y había regresado a su antiguo trabajo de pescador.
Jesús
luego de compartir la deliciosa comida con ellos, le preguntó por su
Relación Personal: PEDRO, ¿ME AMAS? ¿Qué pasó con el Amor que me
tenías por el que renunciaste a todo por Mí para seguirme?
Pedro
le respondió: -Sí, Señor, Tú sabes que te amo.
La
Sanidad Divina comienza:
1- Al aceptar la invitación del Señor de
ir a su Encuentro y compartir una comida con Él. ¿Por qué? Porque
la comida era expresión de una relación amistosa o comunitaria que
NO debía ser perturbada. La comida es uno de los símbolos usados
para expresar la comunión con Dios y representar el Reino de Dios.
Por ejemplo, Mateo 22, Parábola de la Fiesta de Bodas. El jefe de
familia honraba a los huéspedes ofreciéndoles lo mejor. Durante las
comidas y de sobremesa había entretenimientos, adivinanzas,
narraciones, etc.
Jesús honró, atendió, cocinó y sirvió a sus
Discípulos. DISFRUTA al compartir comidas con los suyos y
servirlos. SU DELICIA ES ESTAR CON LOS SUYOS.
2 - Al
confesarle al Señor nuestro Amor por Él y decirle Te Amo, Jesús
sana nuestras heridas y restaura nuestra relación íntima con Él.
3 - Encomendación
de un nuevo Ministerio. En el caso de Pedro, le encomendó, no ya,
que sea Pescador de hombres, sino, que le dijo: Pedro, APACIENTA mis
corderos, APACIENTA y PASTOREA mis ovejas. ¿Qué significa esto?
Apacentar a los corderos significa alimentarlos, pero también
instruirlos y enseñarles. ¿Y por qué apacentar y pastorear a sus
ovejas? Pastorear significa cuidar el ganado y llevarlos a los pastos
y aguas, Pero como estas ovejas se habían dispersado, cada una por
su lado, debían ser apacentadas nuevamente, esto es, instruidas y
enseñadas.
4 - Da
Mandamiento de OBEDECER a su Palabra: SÍGUEME.
En
este estudio, vemos cómo Jesús invita a los heridos a comer. ¿Por
qué?
Dice
Isaías 1:6: Mi corazón está herido y seco como hierba, por lo cual
me OLVIDO de comer mi pan. Y el salmista confiesa en Salmo 102: 4-9:
Mi bebida mezclo con lágrimas.
¿Por
dónde comienza Jesús para sanar tus heridas? Primero te invita a
cenar con Él y luego que tú aceptas, ¡DISFRUTA comiendo junto a
ti! Luego, prepárate para responder a la pregunta: ¿………….me
Amas?
Pero
Jesús no invita solamente a los heridos.
JESÚS
INVITA A TODAS LAS PERSONAS A COMER CON ÉL.
Dice
en Apocalipsis 3:20, que Jesús golpea a la puerta del corazón de cada
persona y con quien le abra: ¡CENARÁN JUNTOS!
¡Alabemos a Dios por esto!
(Elena Sanfilippo Ceraso
martes 12/04/2016)
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