Lectura
del SALMO 121
MI
GUARDADOR NUNCA DUERME.
Este
pobre salmista angustiado, salió al exterior de su tienda, alzó sus
ojos y miró a los montes, donde adoran sus vecinos a sus dioses y
preguntó:
Alzaré
mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá mi socorro?
Esto
es, mi socorro, ¿viene, tal vez, de los montes?
Y
de inmediato, realiza una declaración pública de su FE, continúa
hablándole al oyente o lector, en este caso, transmitiendo palabras
de consuelo, esperanza, confianza, seguridad en Dios, para que la Fe
del oyente o lector, se avive, se encienda, crezca.
El
salmista le garantiza al lector u oyente, que DIOS ES SU GUARDADOR.
Guardador:
Cuidador, defensor, custodio, vigilante. Que pone bajo llave.
Preserva de cualquier daño, conserva. Retiene para sí.
Expresa
que Dios es nuestra SOMBRA, unida a nosotros, que nos guardará de la
fatiga del día y de la noche, del sol y la luna, que nos guardará
del maligno, guardará nuestra entrada y salida y nuestro pie no
resbalará jamás. ¿Por un determinado tiempo? ¡No! Desde ahora y
para siempre!
Este
salmista decidió clamar a Dios, creyendo que le iba a responder, que
lo estaba mirando y escuchando. Manifiesta públicamente su Fe en
Dios y pide su auxilio, estableciendo la DIFERENCIA entre él y sus
vecinos: PACÍFICO -GUERREROS, según el Dios o dioses a quienes
adoran.
Tiene
su confianza puesta en un Dios que es su GUARDADOR desde ahora y para
siempre. Y Dios le respondió.
Porque
los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos atentos a
sus oraciones. 1° Pedro 3:12.
Dios
multiplicó, renovó las fuerzas del salmista, dándole la seguridad
de que es su GUARDADOR.
Estaré
seguro bajo la cubierta de tus alas. Salmo 51:4.
A
pesar de la creciente enemistad de sus vecinos, el salmista no se
integra, no vive ni actúa como ellos, por temor, tampoco disimula ni
oculta su Fe, para salvar su vida, porque tiene su Fe puesta en un
Dios que es su GUARDADOR. Él sólo debe vivir en ese medio hostil,
de acuerdo a su Fe.
Hermano/a,
MEMORIZA el Salmo 121.
CREE
la Palabra de Dios, atesórala en tu mente y corazón. Alza tus ojos
ahora mismo a tu Padre Celestial. ¡Tu socorro viene de Él, desde
ahora y para siempre! No estás solo. ¡Tienes un GUARDADOR!
No
se dormirá el que te guarda
(Elena Sanfilippo Ceraso
20/8/2016)
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