¿Recuerdas
a Noemí, quien perdió a su esposo y a sus dos hijos, quedando en
una situación de completo desamparo y en un lugar que no era su
Pueblo?
Éstas
son las palabras que Noemí dirigió a sus nueras:
…mayor
AMARGURA tengo yo que vosotras, pues la MANO de Dios ha salido CONTRA
MÍ. No me llamen Noemí, sino MARA, porque en grande amargura me ha
puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Dios me ha vuelto con
las manos vacías. Dios ha dado testimonio en contra de mí y el
Todopoderoso me ha afligido.
“Yo
me fui llena”, dijo Noemí, sin pensar en lo que decía. ¿No era
el mismo Dios quien le había dado la llenura y luego la había
despojado?
“Dios
dio y Dios quitó”, reflexionó Job, ante su dramática situación.
Noemí
hablaba de acuerdo a lo que sus ojos veían y a la situación que
estaba padeciendo. No conocía los planes de Dios para su vida, pero
de una cosa estaba segura, no podía esperar nada bueno, se había
terminado todo para ella. Ahora sólo debía buscar la forma de
sobrevivir y esperar la muerte.
Noemí
estaba muy amargada y con razón. Las pérdidas sufridas por ella
eran muy difíciles de sobrellevar. Iba camino de regreso a su
Pueblo, SOLA, sin su familia y sin sus pertenencias. Regresaba como
una MENDIGA.
¿Qué esperanzas podía albergar? ¡Ninguna! Era muy
anciana y se veía como un trapo viejo: desechada, tirada,
arrinconada, destrozada… Había llegado el fin para ella.
Pero
los planes de Dios, eran otros. Él estaba presente y a su lado,
aunque ella no lo notara y creía todo lo contrario. En su
Misericordia, había actuado en el corazón de Rut, su nuera, para
que voluntariamente, se quedara a su lado, mientras que la otra
nuera, sí regresaría a su Pueblo natal y a sus dioses.
Dios
no sólo iba a transformar la vida de Noemí, sino que a partir de
ella y ¡en su vejez! daría comienzo a una nueva historia. Rut sería
aceptada en su Pueblo, se casaría con Booz y de ella descenderían,
con el tiempo, David y Jesús.
Dios
no tenía puesta su mano en contra de Noemí, sino que la estaba
bendiciendo y en ella a su descendencia.
Todo
el pueblo la vio regresar en amargura y a su pedido, comenzaron a
llamarla MARA, Pero, luego, todo el pueblo, fue testigo de que Dios
estaba llamando a Noemí a ser ¡HEREDERA de BENDICIÓN!
¿Qué
nombre se habrá puesto Mara, cuando tomó el hijo de Rut y Booz en
su regazo y fue su nodriza?
Cuenta
la Biblia que las vecinas le pusieron por nombre OBED, esto es padre
de Isaí, padre de David y le daban gracias a Dios por las maravillas
obradas en Noemí y porque su Mano, la había RESTAURADO y SUSTENTADO
en su vejez.
Hermano/a:
Cuidado
con la AMARGURA.
Amargura:
Gusto amargo. Aflicción, disgusto: “Las amarguras de la vida”.
Resentimiento por frustraciones, problemas, pérdidas, etc.
La
amargura es CONTAGIOSA, No permitas que te toque, porque si lo hace,
echará raíces dentro de ti y quienes estén a tu alrededor también
la padecerán o huirán lejos de ti, para no ser contaminados por
ella. Hebreos 12:15.
1°
Samuel 22:1 narra que David huyendo de Saúl fue a la cueva de Adulán
y se juntaron con él todos los afligidos, todos los endeudados y
todos los que se hallaban en amargura de espíritu. Fue hecho jefe de
ellos y tuvo consigo como 400 hombres.
Dios
utilizó a estos hombres desechados por la sociedad y, aún por ellos
mismos, para conformar el ejército que necesitaba y así poder
cumplir su PROPÓSITO: David: iba a ser el Rey de su Pueblo.
Dios
no desampara a los sufrientes, que creen erróneamente, que Su
Poderosa Mano se ha levantado en su contra, sino que trata con ellos
en forma personal y los invita a ser partícipes de sus propósitos.
1°
Pedro 5:6 nos da la clave para vencer la amargura, la aflicción, la
depresión, el enojo, etc.:
HUMILLAOS
pues, BAJO la poderosa MANO de Dios, para que Él los exalte cuando
fuere tiempo.
Echando
toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de
vosotros.
(Elena Sanfilippo Ceraso
27/01/2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario