En
el siglo XVI la Reforma Protestante restauró el fundamento de la
Iglesia: La Biblia como única autoridad en cuestiones de fe y de
conducta. El catolicismo romano hasta el día de hoy rechaza esto, y
a él se han agregado numerosísimas sectas con sus "complementos"
a la verdad bíblica.
Pero
el apóstol Pablo, escribiendo a su discípulo Timoteo, le dice
claramente que la Iglesia es "columna y baluarte de la
verdad" (1ª Timoteo 3:15); y para no dejar dudas
respecto a cual verdad debe apoyar la Iglesia, en la segunda carta
que le envía le advierte (3:1,13-17; 4: 3-4): "También
debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos...los malos hombres y los engañadores irán de mal en
peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has
aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que
desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te
pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús.
Toda
la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena
obra. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina,
sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme
a sus propias concupiscencias" (por
ej. el "Mesías" Sun Myung Moon; el "Moisés" de
los Niños de Dios, David Berg; el "dios encarnado" Sai
Baba, etc.)"y
apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (por
ej. la mitología africana del umbandismo; la hindú de los Hare
Krishna; el neopaganismo europeo de la Wicca, etc.).
Jesús
vino al mundo para dar testimonio a la
verdad(Juan
18:37). Los hombres que participaron en escribir la Biblia también
perseguían este propósito; por ejemplo, el rey Salomón dice en
Eclesiastés 12:10 que procura "hallar
palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad".
El ángel que fue enviado a darle revelación al profeta Daniel, le
dijo: "Yo
te mostraré la verdad" (Daniel
11:2). El apóstol Pablo escribiendo a Timoteo le dice: "Procura
con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene
de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2ª
Timoteo 2:15). Al dar tan abundante testimonio de la verdad, la
Biblia correctamente puede ser llamada "la
palabra de verdad",
y este título es de mucha importancia para nosotros, porque no
podemos tener seguridad en nuestros corazones de estar en la verdad
si no tenemos como fundamento la verdad; esto es lo que dice 1ª Juan
3:19:"conocemos
que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de
Él (Dios)".
Sí, en este mundo de permanentes cambios podemos andar seguros en la
verdad, fundados en la
palabra del Señor que permanece para siempre(1ª
Pedro 1:25).
Eso
es lo que hicieron los cristianos del primer siglo, porque el apóstol
Juan escribe: "No
tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la
verdad" (3ª
Juan 4). Y era a la Biblia que se refería al hablar de "la
verdad", porque en su evangelio cita las palabras del Señor
Jesús a su Padre Celestial: "Santifícalos
en tu verdad, tu palabra es verdad" (Juan
17:17).
En
aquél entonces como ahora, un individuo sólo puede nacer como hijo
de Dios, oyendo, estudiando y creyendo la verdad.
El
apóstol Santiago dice: "Amados
hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto
desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay
mudanza, ni sombra de variación. Él, de su voluntad, nos hizo nacer
por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus
criaturas" (Stgo.
1:16-18). Y el apóstol Pablo agrega: "Que
seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente
esperábamos en Cristo. En Él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo
creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la
promesa" (Efesios
1: 12-13).
Lo
que hace ser a la Biblia tan maravillosa, lo que le otorga unidad y
autoridad a esta biblioteca de sesenta y seis libros, escrita a
través de dieciseis siglos por cuarenta autores diferentes, es su
cualidad de ser la
Palabra inspirada de Dios;
porque, aunque fue escrita por hombres, los mismos fueron dirigidos
por Dios para que expresaran solamente su pensamiento y voluntad (de
Dios). Por eso con seguridad plena podemos decir que el Autor único
de las Sagradas Escrituras es el mismo Señor. En 2ª Pedro 1:21 la
propia Biblia confirma esto, que "no
fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo".
Si
lo dicho hasta el momento no fuera suficiente para mostrar el papel
insustituible que tiene la Biblia para la vida del cristiano,
podríamos agregar, de acuerdo a lo afirmado por el Señor Jesús en
Juan 14:6 que Él
es la verdad,
que desconocer las Sagradas Escrituras es desconocer al Señor y, en
consecuencia, perder la vida eterna, porque Juan 17:3 dice: "Esta
es la vida eterna: que te conozcan a Tí el único Dios verdadero, y
a Jesucristo a quien has enviado".
Crezcamos
cada día en familiaridad con los libros bíblicos sabiendo que "para
nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y
consolación de las Escrituras, tengamos esperanza" (Romanos
15:4).
(Pablo
Claudio Salvato
marzo
de 1997)
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