Dice
Juan, sin vergüenza, “Y lloraba yo mucho...” (Apoc. 5:4-5).
Juan,
el apóstol, había sido arrebatado al cielo, y dice que lloraba
mucho.
¿Y
por qué lloraba mucho? Porque se encontró ante un “imposible”,
no podía responder a la pregunta que le hacían:
-¿Quién
es Digno?
Lloraba
y lloraba.
Pero
uno de los Ancianos le dijo:
-No
llores. He aquí, ¡el León de Judá ha vencido!
Y
Juan dejó de llorar, porque él conocía al León: sí, era y es ¡Jesús Resucitado!
Hermano/a:
Ya no llores más. ¿Cuál es tu imposible? “No hay nada imposible
para Dios.” Jesucristo el León, ha vencido y ¡te guarda! Y si
estás herido, ¡Él te sana! Y si tenés preguntas sin respuestas, ¡Él es la Respuesta!
Sólo
espera que clames a Él ¡AHORA!
Mira
el video “Osito en peligro” o lo que es lo mismo “Juan, María
o... en peligro.” ¿No te parece?
Oro
para que disfrutes HOY del cuidado del León Jesucristo.
(Elena Sanfilippo Ceraso
domingo 04/10/2015)
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