Las Escrituras se refieren a la Iglesia, comunidad de los redimidos por la sangre de Cristo, como "la Iglesia de los Primogénitos". En Números 8:17 se dice de la tribu de Leví que fue tomada "en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel". Dios elegía a la tribu de Leví en lugar de los primogénitos de todas las tribus que debían ser "santificados" (consagrados), por motivo de la muerte de los primogénitos de los egipcios, la noche de la Pascua.
Esta elección divina estaba motivada en la actitud de los levitas al ser los únicos que acudieron al llamado de Moisés durante la caída del pueblo en la idolatría, cuando se hicieron un becerro de oro.
Los levitas fueron consagrados como tribu sacerdotal "servirían delante del tabernáculo" (Núm. 3:9). Se les encomendó, asimismo, la enseñanza de la Ley de Dios a sus hermanos (Deut. 33:10). La premisa divina fue: "No tendrán parte ni heredad en Israel...Jehová es su heredad" (Deut. 18:1-2).
Desde que se sacrificó la nueva y verdadera Pascua, con el Cordero sin mancha Jesucristo, Dios ha elegido a la Iglesia en lugar de todos los pueblos de la tierra, incluido el pueblo de Israel. Todos los que responden al llamado del Profeta mayor que Moisés, pasan a ser los nuevos levitas, "pueblo sacerdotal", como declara el apóstol Pedro. La Iglesia se mantiene pura de la idolatría y es elegida para estar delante del Tabernáculo de Dios en el Cielo. Por eso, aquellos que componen la Iglesia, son rescatados del mundo para servir como sacerdotes en el Cielo y no tendrán, por tanto, heredad en la Tierra. Por el contrario, ellos serán los misioneros a las naciones durante el milenio, "cuando el conocimiento de Jehová cubra la Tierra como las aguas cubren la mar" (Isaías 11:9).
(Pablo Claudio Salvato
Esta elección divina estaba motivada en la actitud de los levitas al ser los únicos que acudieron al llamado de Moisés durante la caída del pueblo en la idolatría, cuando se hicieron un becerro de oro.
Los levitas fueron consagrados como tribu sacerdotal "servirían delante del tabernáculo" (Núm. 3:9). Se les encomendó, asimismo, la enseñanza de la Ley de Dios a sus hermanos (Deut. 33:10). La premisa divina fue: "No tendrán parte ni heredad en Israel...Jehová es su heredad" (Deut. 18:1-2).
Desde que se sacrificó la nueva y verdadera Pascua, con el Cordero sin mancha Jesucristo, Dios ha elegido a la Iglesia en lugar de todos los pueblos de la tierra, incluido el pueblo de Israel. Todos los que responden al llamado del Profeta mayor que Moisés, pasan a ser los nuevos levitas, "pueblo sacerdotal", como declara el apóstol Pedro. La Iglesia se mantiene pura de la idolatría y es elegida para estar delante del Tabernáculo de Dios en el Cielo. Por eso, aquellos que componen la Iglesia, son rescatados del mundo para servir como sacerdotes en el Cielo y no tendrán, por tanto, heredad en la Tierra. Por el contrario, ellos serán los misioneros a las naciones durante el milenio, "cuando el conocimiento de Jehová cubra la Tierra como las aguas cubren la mar" (Isaías 11:9).
(Pablo Claudio Salvato
lunes 23/01/2006)
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