martes, 7 de agosto de 2018

¿PERDIDO ENTRE LOS ÁRBOLES? (3° Parte A)


   Serie: Árboles que andan.
   El capítulo 4 de Daniel es el TESTIMONIO del rey Nabucodonosor a TODOS los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la Tierra, donde declara las señales y milagros que Dios hizo con él.
   El rey relata que estaba TRANQUILO en su casa y FLORECIENTE en su palacio. Estas dos cualidades: tranquilo y floreciente, bien podrían aplicarse a un árbol. En este caso, Nabucodonosor se las aplica a él mismo. Que estuviera descansando tranquilo puede ser, pero, ¿floreciente? Podría decirse que él se veía a sí mismo como un árbol y siendo un poderoso rey como era, seguramente se veía como un gran, gran árbol, tranquilo pues no tenía de qué temer y floreciente.
   Narra que estando en ese estado tendido en su cama, tuvo un sueño que lo espantó y las imaginaciones y visiones de su cabeza lo turbaron. Por eso mandó que viniesen delante de él todos los SABIOS de Babilonia, para que le mostrasen la interpretación del sueño. Vinieron magos, astrólogos, caldeos y adivinos, pero nada pudieron hacer.
   Hasta que entró delante de él, Daniel, a quien reconoce “diferente” de los otros “sabios” del reino, pues hay en él, “Espíritu de los dioses santos y ningún misterio se le esconde”.
   ¿Pero qué sueño había tenido el rey que lo espantó y turbó en gran manera?
   El rey vio en medio de la Tierra un árbol cuya altura era grande, que crecía y se hacía fuerte y su copa llegaba hasta el Cielo y lo veían de todos los confines de la Tierra. Su follaje era hermoso y su fruto abundante y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo y en sus ramas hacían morada las aves del cielo y se mantenía de él toda carne.
   Llegados a este punto, podríamos afirmar que el Rey tenía toda la apariencia de ser un ÁRBOL de VIDA andante sobre la Tierra. No nos apresuremos y veamos cómo continúa el sueño.


   El rey vio que un Vigilante y Santo descendían del Cielo, clamando fuertemente y dando una SENTENCIA:
Derriben el árbol y corten sus ramas, quiten el follaje y dispersen su fruto, a las bestias y a las aves. Mas dejen la cepa de sus raíces… sea mojado con el rocío del cielo y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra. Su corazón de hombre sea cambiado y le sea dado corazón de bestia y pasen sobre él siete tiempos.
   La SENTENCIA fue un Decreto de los Vigilantes y los Santos dieron la RESOLUCIÓN, para que:
CONOZCAN los SERES VIVIENTES que el Altísimo GOBIERNA el reino de los hombres y a quien quiere Él lo da y constituye sobre él al más bajo de los hombres.

   Daniel le respondió:
El árbol que viste, oh, rey, TÚ MISMO ERES.
La SENTENCIA del Altísimo ha venido sobre ti, PERO tu reino quedará firme, si cumplido el tiempo,
RECONOCES QUE EL CIELO GOBIERNA.

   Sólo Daniel y nadie más que él, podía interpretar el sueño del rey.
   Los llamados “sabios del rey”: magos, astrólogos, caldeos y adivinos no pudieron hacerlo. Ni antes, ni ahora ni después podrán interpretar mensajes de Dios, pues no tienen acceso a los Pensamientos de Dios, no tienen acceso a la SANTIDAD de Dios ni tienen acceso al Reino de Dios ni habita en ellos el Espíritu de Dios. ¡Están fuera de la Presencia de Dios!
   Apocalipsis 21:8 y 22:15 dice:”…hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. “Mas… los hechiceros… los idólatras,…estarán fuera y todo aquel que ama y hace mentira”.
   Sólo Daniel, de quien todos reconocían que en él habitaba el Espíritu de Dios Santo y que es un SIERVO del Altísimo, pudo tener acceso ante la Presencia Divina y recibir REVELACIÓN, pues ningún misterio se le escondía.
   Daniel continuó hablando así:
¡Oh, rey!, acepta mi consejo.
TUS PECADOS REDIME CON JUSTICIA
y tus iniquidades haciendo misericordia para con los oprimidos.
   Pasados doce meses se cumplió la Sentencia del Altísimo.

   Podríamos aplicar a esta historia dichos tales como: “No todo lo que brilla es oro”, “Las apariencias engañan”, etc.
   El rey, a simple vista, parecía un Árbol de Vida andante, pero Dios, que ESCUDRIÑA los corazones y CONOCE los pensamientos, sabía que era un árbol andante perdido entre otros árboles semejantes a él, sobre los cuales era el rey.
Pero Dios quería darle VIDA y transformarlo en un Árbol de Vida andante y que en la Tierra fuera TESTIGO del Altísimo.
   Pasaron los siete tiempos y el rey cumplió la sentencia del Altísimo. ¿Y qué hizo?
   
ALZÓ sus ojos al Cielo y su razón le fue devuelta y BENDIJO al Altísimo y ALABÓ y GLORIFICÓ al que VIVE PARA SIEMPRE, cuyo dominio es SEMPITERNO y su REINO ETERNO.
   Por lo que fue restablecido en su reino y mayor grandeza le fue añadida.
   En la Biblia leemos:
Santiago 4:10: “Humillaos delante del Señor y Él os exaltará”.
1° Pedro 5:5/6: “Dios resiste a los soberbios y da Gracia a los humildes. Humillaos pues, bajo la poderosa Mano de Dios, para que os exalte cuando fuere tiempo”.
En Ezequiel 17:24 Dios declara:

Y sabrán TODOS LOS ÁRBOLES del campo que YO JEHOVÁ, ABATÍ el árbol sublime, LEVANTÉ el árbol bajo, hice SECAR el árbol verde e hice REVERDECER el árbol seco. YO JEHOVÁ lo he dicho y lo haré”.








Elena Sanfilippo Ceraso
Febrero del 2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario