jueves, 27 de noviembre de 2014

Derribando Fortalezas





En esta noche quisiera compartir con ustedes una hermosa historia bíblica que se halla en el libro de Josué 5:13-15 hasta el 6:1-20 inclusive, donde dice así:........

a) Cada vez que debemos realizar algo en la vida, cuando nos enfrentamos con algún problema para resolver, no nos detenemos a preguntar cuál es la voluntad de Dios, cuál es Su parecer respecto a la situación. Lo que hacemos es resolverlo de acuerdo a nuestro criterio y, luego, proponerle a Dios nuestros planes y proyectos esperando que Él los bendiga y los apruebe. Con Josué ocurrió lo mismo, tenia muchos planes elaborados sobre como tomar la ciudad de Jericó; era un militar experimentado, un gran estratega, pero ¿que ocurre?. Se le aparece el Ángel de Jehová (que es el Señor Jesús en su existencia prehumana),y Josué ¿que le pregunta?: "¿Estás con nosotros o con el enemigo?". Y el Ángel de Jehová le responde que no toma partido por ninguno de los dos bandos, sino que ha venido a comunicar el plan de Dios. Viene como Comandante del Ejército del Señor a hacerse cargo de la situación. Todos los planes elaborados por Josué deben dejar lugar al plan divino. La victoria sobre los enemigos no será obra de los israelitas, sino de Dios a través de ellos. La tierra prometida será un regalo de Dios y no un logro del pueblo. La humilde respuesta de Josué es digna de admiración: "Qué dice mi Señor a su siervo?". Es similar a la que mucho tiempo después dará la virgen María al ángel Gabriel: "He aquí la sierva del Señor: hágase conmigo conforme a tu palabra".
Según lo expresado en Rom. 15:4: "Las cosas que se hallan en la Escritura se han escrito para nuestra edificación", entonces traslademos esto a nosotros mismos y preguntémonos: ¿cuántos problemas nos evitaríamos si pasáramos más tiempo buscando en oración la dirección del Señor antes de actuar por nuestra propia cuenta? Esta es la manera correcta de orar, y no aquella otra en la que pedimos que Dios bendiga planes donde Él estuvo ausente en su elaboración. Los israelitas sabían muy bien lo que significaba seguir la voluntad propia, y Josué más que ninguno de ellos: en su primer intento por tomar la tierra prometida sin consultar la voluntad del Señor, fueron derrotados por sus enemigos y castigados con cuarenta años de penoso peregrinar por el desierto, hasta que toda esa generación murió, con excepción de Caleb y de Josué, ahora al frente de los hijos de esos hombres rebeldes.

b) A continuación, fíjense bien en lo que el Ángel de Jehová pasa a pedirle a Josué: que se quite el calzado delante de su presencia, que es lo mismo que le pidió Jehová a Moisés cuando le habló desde la zarza ardiente. Ningún ángel de Dios hubiera hecho este pedido, ni mucho menos permitiría el acto de adoración que, inmediatamente, realiza Josué (el único ángel que deseó reverencia para sí mismo fue Lucifer, y ya saben quién es). Esto tiene una sola explicación: este denominado "Ángel de Jehová", es un ángel especial: no es una criatura angélica, sino la manifestación angélica del mismo Dios.
Actualmente los ángeles están de moda en nuestra sociedad por influencia de la New Age. Sus imágenes están por todos lados, como así también libros con oraciones a ellos y técnicas para ponerlos a nuestro servicio. Se habla de ellos por televisión, relatando muchas personas experiencias sobrenaturales con los mismos. Yo no dudo que la gente pueda comunicarse con los ángeles, lo que sí se es que no son ángeles de Dios. Los humanos no tienen permitida la comunicación con el mundo angélico. Es cierto que nos ayudan y protegen, pero cuando se lo pedimos a Dios y Él mismo les ordena que lo hagan.
"Ángel" significa "mensajero" o "vocero" (portavoz de alguién). Juan, en su evangelio, llama a Jesús el "Verbo" o "La Palabra de Dios", que es como decir "ángel", pero inmediatamente, afirma que este Ángel, que estaba junto a Dios desde antes de la creación del universo, es Dios igual al Padre Celestial. Es por este motivo que les decía al inicio que, el Señor Jesús en su existencia prehumana, fue conocido como el Ángel de Jehová, la manifestación angélica del mismo Dios. Estoy convencido que, el pueblo de Israel a lo largo de su historia, no trató directamente con el Padre Celestial, sino con su Hijo Jesucristo. Lo cual significa que, Jehová, el Dios de Israel, es el Señor Jesucristo. Por eso, el mismo Juan dice en su evangelio que "a los suyos vino, y los suyos no lo recibieron" (1:11). ¿Recuerdan la aseveración que hace el Señor Jesús de sí mismo en el libro de Apocalipsis "Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último"?; bien, esta es una cita de Isaías 44:6, dónde se afirma claramente: "Yo soy el Primero y el Último, dice Jehová el Todopoderoso, y fuera de mi no hay otro Dios".

c) Ahora quisiera detenerme en otro paralelismo: Josué es el comandante que hace ingresar al pueblo de Israel, el pueblo de Dios, en la tierra prometida, el que lleva a cabo la voluntad de Dios. ¿Saben como se dice Josué en griego?: Jesús. Si, el Señor era tocayo del sucesor de Moisés. Y ¿recuerdan lo que dijo el Señor cuando estuvo entre nosotros como un simple hombre mortal?: "No he venido a hacer mi voluntad sino la de Aquel que me envió". Asimismo, en el trance final en el Getsemaní, dirá al Padre: "No se haga mi voluntad sino la tuya". La actitud del Señor Jesús como hombre es idéntica a la del hijo de Nun: "¿Que dice mi Señor a su siervo?". Es decir que, esta historia de la conquista de Canaán, representa profeticamente la historia del peregrinar hacia Dios de cada creyente bajo la guía del Comandante Jesucristo, venciendo las fortalezas y los obstáculos que el enemigo ponga en nuestro camino, las "jericós" de nuestra vida terrena. Es el peregrinar de Cristiano hacia la tierra de Beuláh, como excelentemente lo interpretó el gran John Bunyan en "El Progreso del Peregrino".

d) Detengámonos un instante a pensar: ¿dónde se hacia presente el Señor en el Antiguo Testamento?. Recordarán que en el Arca de la Alianza, en medio de los querubines se manifestaba la Shekhinah, la Gloria de Jehová. Para albergar el Arca fue que se construyó el tabernáculo portátil y, luego, el templo de Jerusalén. Es curioso como, a través del Antiguo Testamento, Dios siempre aparece morando en un lugar específico desde el cual manifiesta su poder: primero en el Sinaí y luego en el templo. Y ¿en el Nuevo Testamento? ¿dónde se manifiesta actualmente la presencia del Señor para la Iglesia que es el Israel de la Nueva Alianza?. De seguro el Señor no habita en un templo hecho por manos humanas y el templo salomónico ha cesado de ser el lugar de manifestación de la presencia de Dios: A la mujer samaritana, Jesús le dice que llegaría el día en que Dios no sería adorado en ningún templo. A los discípulos que se admiran de la majestuosidad del templo de Jerusalén, les dice que Él es mayor que el templo, porque en el tabernáculo de barro de su cuerpo está presente el Dios vivo de una manera real. Palabras estas del Señor que se confirmaron el día de su muerte cuando el velo del templo se partió de arriba abajo.
Vuelvo a preguntar: ¿dónde se hace presente el Señor de una manera real y poderosa en nuestros días?. Según Apoc. 3:20 y Juan 14:23, la respuesta es que la presencia del Señor se manifiesta en el interior de cada creyente. De manera misteriosa, sorprendentemente maravillosa pero no por eso menos real, el Dios todopoderoso que hizo los cielos y la tierra, mora en el interior de cada creyente, dentro del corazón de cada cristiano. Hagan silencio... oigan el latir de sus corazones... allí habita el Dios Trino, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en toda su plenitud. Dentro de ustedes está el Dios todopoderoso ante el cual caen los muros de las fortalezas del enemigo, por el cual se vencen los obstáculos en el camino de la vida, las "jericós" de nuestra vida cotidiana. Y si esto es así, significa que cada cristiano es una especie de Arca de la Alianza viviente. Recordemos que, por cuanto nos anima un mismo Espíritu, somos Templo del Espíritu Santo y Cuerpo de Cristo, un Templo edificado por la mano de Dios con piedras vivas.

e) Si Cristo habita dentro nuestro, si estamos llenos del Espíritu Santo, no pueden existir mas cristianos derrotados. Un cristiano derrotado es uno que no ha tomado conciencia de la realidad de tener a Jesús en el corazón. Porque para quien enfrenta las adversidades con Cristo no hay derrotas. Los obstáculos que debían derribarlo se convierten en un trampolín que lo elevan más alto. Fíjense en el relato bíblico, ¿que les ordena Dios a los israelitas?. Que griten y los muros se derribarán. Muros de 9 a 15 metros de ancho y casi 30 de alto no se derrumban por las vibraciones de los gritos. Los gritos tampoco eran para darse valor. ¿para qué, entonces, este griterío previo a la caída de los muros?. Si nos fijamos en 2º Samuel 6:15 o en el Salmo 47:5, los gritos y las trompetas eran la forma de aclamación en las fiestas; por lo que este griterío es una declaración anticipada de victoria. Es decir que, los muros no habían caído, pero ellos ya le daban gracias a Dios por haberlos derrumbado. Cantaban victoria por una obra que aún no estaba realizada exteriormente, aunque para la fe ya había sucedido.
Quien tiene a Jesús en el corazón, ante los problemas da gracias anticipadamente a Dios, lo alaba por las victorias antes de que sucedan. Así que, cuando se presenten los problemas, no debemos agobiarnos ni levantar quejas ante el Señor en la oración.
¡Cantemos victoria antes de tiempo porque el Rey de Gloria está en medio nuestro!. Recordemos: Si Cristo está con nosotros ¿quién estará contra nosotros?. Un creyente solo con Jesús en el corazón es mayoría aplastante, no debe temer ni aunque acampe contra él un ejército.

f) Otro elemento que llama la atención son estas trompetas de carnero. Para mostrar que la obra es de Dios y no de los hombres, confunde a los sabios con lo necio del mundo: con Moisés usa una simple vara; con David una honda; y aquí, derriba los muros de una ciudad con trompetas de carnero ¡Gloria a Dios!. ¿Se pusieron a pensar como se habrán burlado los habitantes de Jericó al conocer el plan de ataque de los israelitas? Rodear en silencio durante seis días la ciudad y, en el último, gritar y hacer sonar las trompetas para que los muros caigan. Habrán dicho: "¿De éste pueblo tuvimos temor tanto tiempo, los cuales piensan vencernos dando vueltas armados con trompetitas?". Pero ese era el plan de Dios, y cuando se obedece la voluntad del Señor, aunque parezca una tontería, comienzan a suceder portentos. Cuando los muros comenzaron a derrumbarse no les habrá parecido tanta pavada, ¿no les parece?. Ese era el plan de Dios. El Dios presente en medio de Israel realizaría la obra. Se requería en verdad mucha fe, sería como hoy querer frenar un tanque de guerra armados con arcos y flechas. Actualmente, si tenemos cristianos derrotados es porque, tal como dice Daniel 11:37-38, ya no hace caso Israel del Dios de sus padres, sino que ha puesto su confianza en el dios de las fortalezas que sus padres no conocieron. Tienen fundada su confianza en sus propias fuerzas o en un sostén humano, pero no en el Señor, y esto, hermanos y amigos, es la esencia de la idolatría.
Tanto los individuos como las iglesias enfrentan graves y numerosas dificultades; hay "jericós" en nuestras vidas, hay "jericós" para la Iglesia. Sin embargo, el Señor presente en medio nuestro, o para decir mejor, dentro nuestro, derribará los muros, siempre y cuando estemos dispuestos a caer de rodillas ante su Presencia, para inquirir cuál es su plan, de que modo quiere Él obrar.

g) Ya hemos visto dos actitudes a tomar ante las dificultades, según se desprende de la historia bíblica: 1) inquirir la voluntad de Dios y obedecerla; 2) dar gracias anticipadamente por las victorias. Ahora contemplaremos una tercera actitud: la espera silenciosa.
Fíjense que el pueblo tiene que estar dando vueltas alrededor de la ciudad seis días en completo silencio, ¿porqué?; porque Dios, antes de darnos la victoria, nos pide silencio y calma ante las dificultades y problemas. El Señor, a través de sus profetas, dice en numerosas oportunidades que, el creyente sujeto a tribulaciones, debe sentarse callado la boca y esperar la salvación de Dios, la cual siempre llega en el "kayrós", el tiempo oportuno. Nuestra actitud natural es la inquietud, porque nos parece que Dios no responde, que está ausente. Pero Él está al tanto de nuestras dificultades, sólo nos pide silencio y obediencia. Hay que estar tranquilos, callados, esperando confiadamente en el Señor. Esa fué la actitud de Rahab la prostituta cuando ocultó a los espías israelitas: confió en el Señor, esperó en silencio que Dios obrara, y logró la salvación para ella y su familia cuando la ciudad fué tomada. Porque ante los problemas y dificultades no importan nuestra capacidad ni fuerzas naturales, sólo se requiere ejercer mucha fe, confianza en el Señor que llena nuestras vidas; y esa lección puede llevar mucho tiempo aprenderla. Insisto, la clave del éxito ante las dificultades consiste en aprender a dejar actuar a Dios en nuestras vidas, abandonarse dócilmente a Él. Por este motivo, el Señor Jesús mismo, declara en Lc. 17:10 que, cuando hayamos hecho todo lo que Dios nos ha ordenado, debemos decir: "siervos inútiles somos", porque no hay mérito alguno de nuestra parte, todo lo ha realizado el Señor a través nuestro.

h) Hermanos: el secreto no está en que seamos personas victoriosas, sino en que el Victorioso viva en nosotros. Cuando nos convertimos tenemos a Cristo; lo que necesitamos ahora, comprendiendo nuestra impotencia, es que Cristo nos tenga a nosotros. Cristo ha vencido en el frente de batalla, nosotros simplemente nos unimos en el desfile de la victoria. En la vida cristiana nos enfrentamos continuamente con batallas, pero el resultado de las mismas está asegurado. Vivimos en una tierra de reposo. La vida cristiana es una vida de victoria en medio de la lucha. Reposamos en Dios cuando lo tenemos a Él en el control de nuestras vidas, aunque el trabajo aumente, aumente la familia y las responsabilidades.
Preguntémonos: ¿estoy descansando en Cristo hoy?, ¿está Él ganando batallas y obteniendo victorias a través mío?. Este es el llamado "otro reposo para el pueblo de Dios" del cual nos habla la Carta a los Hebreos, del cual, el sábado semanal, era una simple sombra. De este modo, salimos de Egipto cuando nos convertimos, pero entrar en la tierra prometida puede llevarnos muchos años de desierto hasta que llegamos a comprender las palabras del apóstol Pablo en 1ª Cor. 15:57: "¡Gracias a Dios que nos da la victoria por medio de Nuestro Señor Jesucristo!". Es así que desearía finalizar haciendo una exhortación personal: te pido, en Nombre del Señor que, si ya saliste de Egipto, no retrases por más tiempo tu ingreso en Canaán.

(Pablo Claudio Salvato
         04/02/1997)

CONSIDERACIONES SOBRE LA COMUNIÓN ANGLICANA





Los factores principales en la identificación de una iglesia están relacionados con sus doctrinas y enseñanzas teológicas.  Algunas de las características que señalan más específicamente la identidad y naturaleza de la Iglesia Anglicana:
UNA IGLESIA HISTÓRICA
La Iglesia ha existido en Gran Bretaña desde los primeros siglos de la época cristiana. Unos dicen que su apóstol fué José de Arimatea. Otros creen que fue San Pablo. Ciertamente, en el Concilio de Arlés, convocado por el Emperador Constantino, en el año 313, participaron tres obispos británicos. Al llegar los invasores anglo-sajones en el siglo V, la Iglesia fué confinada a las sierras de Gales e Irlanda. Un siglo más tarde, los anglo-sajones fueron evangelizados por monjes célticos de Irlanda y Escocia y por monjes italianos de Roma. El líder de los monjes romanos, Agustín, estableció la sede de Canterbury en el siglo VI.
En el año 644 la rama céltica aceptó la primacía de Canterbury y todos quedaron bajo la creciente autoridad del obispo de Roma.
En los siglos que siguieron, nunca desapareció la tradición que resistía a la autoridad papal. Su más destacado oponente en la «Ecclesia Anglicana» (así se titula en los documentos medievales), era el catedrático y párroco Juan Wiclif (1329-84). Wiclif sostuvo la superioridad absoluta de la Biblia sobre los pronunciamientos de la Iglesia en asuntos de fe y práctica. Insistió que cada hombre, hasta el «mozo de arado», tenía derecho de leerla y oírla en su lengua madre. Wiclif hizo la primera traducción de la Biblia al inglés, la que sirvió de base a otra, hecha por Guillermo Tyndale en 1526, y ayudó a preparar el terreno para una revolución espiritual en Inglaterra.

UNA IGLESIA REFORMADA
Al llegar el siglo XVI, las Iglesias que estaban en comunión con Roma se habían alejado mucho de la sencillez y espiritualidad de la Iglesia Apostólica. La tremenda inquietud entre hombres sinceros con relación a este estado de cosas se cristalizó cuando el monje alemán Martín Lutero lanzó su desafío contra las corrupciones de la Iglesia Católica Romana en 1517. Lutero había descubierto en la Biblia una verdad básica que la Iglesia había sepultado bajo un montón de tradiciones humanas. Era la doctrina de la justificación por la fe, según la cual el hombre no puede ganar el perdón de sus pecados por sus propios esfuerzos. Todo el aparato de la Iglesia Medieval — penitencias, peregrinaciones, ayunos, austeridades, absoluciones, misas, reliquias, indulgencias — no valía nada como un medio de reconciliar al pecador con Dios. La reconciliación ya la había efectuado Dios mismo, actuando en Cristo. Dios acepta (justifica) al pecador que está en Cristo. Queda entonces para el pecador el aceptar al Salvador por fe, arrepintiéndose y sirviendo a su Señor en el poder del Espíritu Santo como expresión de su confianza y gratitud.
Las Iglesias de Europa tuvieron que decidir entre la autoridad de Roma y la autoridad de la Biblia.
Como muchos príncipes europeos de la época, Enrique VIII tuvo motivos políticos para independizar la iglesia de su país del poder de Roma. Fuese lo que fuera su propósito, él no podría haber hecho nada sin el consentimiento de los anglicanos. A ellos no les interesaba en lo más mínimo el tener o no una nueva reina para Enrique. Ellos buscaban una iglesia renovada de acuerdo a la luz de la Biblia. Cuando la ley, que negaba la supremacía papal, fué introducida por el rey en el parlamento, en 1534, una gran mayoría estuvo a favor. Así había comenzado la Reforma de la Iglesia en Inglaterra.

UNA IGLESIA BÍBLICA
Enrique introdujo una Biblia inglesa en cada templo, pero no le agradó tener más cambios radicales. Años antes el rey había recibido el título de «Defensor de la Fe» de parte del Papa, por haber escrito contra Lutero, y retuvo su sospecha de la doctrina reformada hasta el día de su muerte. La Reforma tomó más ímpetu durante el reinado de su hijo, Eduardo VI (r. 1546-53). En 1549, Tomás Cranmer, el Arzobispo de Canterbury, produjo el primer «Libro de Oración Común». Este libro y las ediciones subsiguientes, han dado al anglicanismo su carácter distintivo junto con una base bíblica.
Por medio del Libro de Oración Común, los cultos públicos han recibido una forma litúrgica que facilita la participación de toda la congregación en su propio idioma. Se preserva mucho de las liturgias antiguas, pero incluye materias compuestas por los reformadores y exhala una atmósfera profundamente evangélica.

UNA IGLESIA COMPRENSIVA
El carácter bíblico de la Iglesia Anglicana no se realizó sin sufrimiento. La reina María (r. 1553-58) intentó hacerla volver a la obediencia romana. Tomás Cranmer, otros obispos, y una muchedumbre del pueblo, fueron quemados por su imperturbable adhesión a los principios bíblicos. Este costoso testimonio facilitó el restablecimiento de La Reforma por Isabel I, (r. 1558-1603). Su excomunión por el Papa en 1570, consumó la ruptura con Roma. Consciente de la diversidad de convicciones religiosas dentro de su reino, Isabel dio un carácter comprensivo y tolerante a la Iglesia «no inquiriendo demasiado en las conciencias». La reina resistió las demandas de los extremistas de que toda tradición no explícitamente autorizada por la letra de la Biblia debiera ser eliminada. Los 39 Artículos de Religión, aprobados en 1562, definieron los límites de esta política comprensiva. Desde aquel entonces, el desafío anglicano ha sido: «Muéstrennos que hay algo claramente expuesto en la Sagrada Escritura que nosotros no enseñamos y lo enseñaremos. Muéstrennos que hay algo en nuestra enseñanza y práctica claramente contrario a la Sagrada Escritura y lo abandonaremos». Al no forzar a sus fieles a una conformidad absoluta, el Anglicanismo pone su confianza en la autoridad del Espíritu Santo «Él nos guiará a toda verdad». El Libro de Oración Común y los 39 Artículos, protegen a las Iglesias contra la herejía, el desorden y la anarquía, pero no se quita al individuo el derecho y el deber de seguir su conciencia iluminada por el Espíritu Santo y la Palabra.

UNA IGLESIA CATÓLICA Y PROTESTANTE
El adjetivo «católico» describe lo que es «general» o «universal». Los anglicanos llaman a su Iglesia «católica» porque están convencidos que ella sigue siendo una parte genuina de aquella, verdadera Iglesia, la Iglesia Universal, que en todas partes y por todos los siglos ha confesado a Jesús como su Señor y Salvador. En la Iglesia Primitiva los cristianos denominaban «católica» a aquella fe y práctica enseñada por la Iglesia Universal, para distinguirla de los errores inculcados por sectas aisladas. Al llamarse católica, la Iglesia Anglicana enfatiza que ella no es una secta herética ni cismática, sino que posee continuidad con la fe, práctica y ministerio de la Iglesia Primitiva. No olvidando nunca que la tradición eclesiástica es inferior a la tradición apostólica contenida en las Escrituras, el Anglicanismo se complace en aprender del pasado. Sus miembros expresan su fe por medio de los Credos formulados en la antigüedad — el Credo de los Apóstoles, el Credo de Nicea y el Credo de Atanasio. Hay respeto por las decisiones de los Concilios Generales cuando no contradicen a la Escritura. El pensamiento de los Padres de la Iglesia, y de los demás maestros fieles que Dios ha dado a su pueblo en cada época, enriquece y profundiza su entendimiento de la Palabra de Dios.
Los anglicanos insisten que su protestantismo no es lo opuesto del catolicismo original, sino su salvaguardia. El adjetivo «protestante» denomina a aquellas iglesias que testifican a favor de la tradición apostólica encontrada en la Biblia y aceptada por el catolicismo: envuelve una protesta contra las doctrinas católico-romanas, o sea aquellas doctrinas añadidas después por la Iglesia de Roma. 

El Movimiento Anglicano de Continuación



El Reverendísimo Albert Arthur Chambers fue el iniciador del Movimiento Anglicano de Continuación a nivel mundial como un cuerpo colegiado en defensa de la Ortodoxia Católica que predica el evangelio en los postulados del Anglicanismo.
En 1976, en la Convención General de la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América (ECUSA) se aprobó la ordenación de mujeres al sacerdocio y al episcopado y se adoptó provisionalmente un nuevo y doctrinalmente polémico Libro de Oración Común, más tarde conocido como "versión de 1979". Varios miles de clérigos y laicos episcopalianos discrepantes de aquellas decisiones y acciones, convocados por el Obispo Albert Chambers, respondieron con un encuentro en San Luis (Missouri) para rescatar la ortodoxia en el Anglicanismo, llamado Congreso de St. Louis en donde participaron más de 2000 anglicanos provenientes de Europa, Asia, Oceanía, Africa y América y adoptaron su declaración teológica fundamental, la Afirmación de San Luis. Tal documento expresaba su determinación de "seguir en la fe católica, el orden apostólico, la adoración ortodoxa y el testimonio evangélico de la iglesia anglicana tradicional, haciendo todas las cosas necesarias para la continuación de la misma".
   

Tras esta reunión surgió de hecho una nueva iglesia con el nombre provisional de Iglesia Anglicana en América del Norte (Episcopal). El primer obispo de esta iglesia fue el reverendísimo Charles D. D. Doren, consagrado por el reverendísimo Albert Chambers (obispo emerito de ECUSA), junto al Obispo Francisco de Jesus Pagtakhan de la Iglesia Católica Independiente de Filipinas y, aunque se le esperaba como tercer obispo participante en la consagración de Doren, el reverendísimo Mark Pae, de la Iglesia Anglicana de Corea envió en su lugar una carta de consentimiento.
Durante el proceso de ratificar la Constitución de la nueva iglesia, se desarrollaron varias disputas entre las diócesis involucradas, lo que resultó en dos nuevas iglesias estadounidenses y una canadiense. Éstas son: la Iglesia Anglicana Católica, la Diócesis de Cristo el Rey (más tarde renombrada como Provincia Anglicana de Cristo el Rey), y la Iglesia Católica Anglicana del Canadá. Varios años después de estos hechos, se fundó también la Iglesia  Episcopal Unida de América del Norte oponiéndose a una presunta hostilidad por parte de otras jurisdicciones de tendencia más evangélica. Cabe destacar que las iglesias de continuación son generalmente de énfasis Anglo-Católico.

En la Provincia Anglicana de Cristo Rey, una de las cuatro provincias resultado de este movimiento es dónde fue ordenado el Rvdmo.Max Broussard un sacerdote de la Iglesia Catolica Romana que fue recibido en la Iglesia Episcopal de Estados Unidos en el año de 1985 y que posteriormente fue ordenado al Episcopado en esta provincia conservadora el 14 de junio de 1988, en la capilla de St. Augustine de Cantorbery, Houma, Luisiana. El 7 de noviembre de 1992 en una ceremonia en la Catedral en Jacksonville, Florida, el Arzobispo Ignatius Roberto Cash instaló a Su Gracia Max Broussard como Arzobispo de la Iglesia Católica Unida de América.

A principios del siglo XXI, el Arz. Broussard comienza a visitar Sudamérica, disertando y enseñando en diversos foros teológicos e iglesias católicas anglicanas nacionales, y consagrando algunos Obispos en las mismas, constituyendose de este modo en el mayor artífice del desarrollo eclesial anglicano nacional en Sudamérica, encontrándose plasmada su Sucesión en los cuatro puntos cardinales de la región, un atributo episcopal de indiscutida y verídica validez apostólica.




martes, 25 de noviembre de 2014

La Biblia revela el misterio de la muerte


Los cuerpos de los seres humanos, es decir su parte material, son creación indirecta de Dios, no inmediata, pues los reciben de sus padres y así, en una línea ininterrumpida, hasta llegar a la primera pareja humana creada directamente por Dios. Pero en cada ser humano existe una sustancia espiritual, esto es inmaterial y, por lo tanto, inmortal o incorruptible, creada directamente por Dios. Es cierto que todo ser viviente, por el hecho mismo de estar "animado" tiene un alma, pero en el hombre el alma se identifica con el espíritu. No tenemos que ver en esto un dualismo, porque la intención primera del Creador, fué hacer un ser único anímico-corporeo indivisible, razón por la cual se pone al alma en una situación antinatural al producirse la muerte del cuerpo. El espíritu humano, si bien sobrevive a la muerte corporal, suspira por ser revestido del cuerpo (2ª Cor.5:1-10). Situación que la resurrección normaliza. De esta manera podemos decir que, cada alma es creada directamente por Dios en el momento de la concepción, para informar un cuerpo determinado, razón por la cual Dios es llamado con propiedad el Padre de nuestro espíritus: "Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos?" (Hebr. 12:9);"Ellos cayeron rostro en tierra y clamaron:'Oh Dios, Dios de los espíritus de todos los mortales'..." (Nm. 16:22). Podríamos decir también que el espíritu y el cuerpo unidos constituyen el alma (Gn. 2:7). El espíritu, como veremos, puede vivir a la muerte del cuerpo, pero el cuerpo no puede vivir sin el espíritu (Stgo. 2:26).
Es verdad que el único que tiene inmortalidad inherente es Dios (1ª Timot. 6:16), como así también que la paga del pecado es muerte (Rom. 6:23) y que la mentira satánica fué: "De seguro que no moriréis" (Gn. 3:4). Pero hay un pasaje en las Escrituras que expresa una verdad que debería hacernos encarar con "temor y temblor" (como diría Kierkegaard) la responsabilidad por nuestro futuro eterno. 1ª Cor. 15:21-22 dice así: "Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados". Los seres humanos todos somos mortales; como herencia adámica arrastramos esto, y nada tiene que ver nuestra voluntad en ello. No hay elección: nacemos mortales y esclavos del pecado. Hasta aquí la totalidad de las iglesias cristianas estarán de acuerdo. Pero en este pasaje, el apóstol Pablo, hace una relación entre Adán y Cristo, y expresa que, todos los seres humanos, independientemente de su voluntad y accionar bueno o malo, entiéndanlo bien, todos los seres humanos, reciben de Cristo inmortalidad. "No os maravilléis de esto; porque viene tiempo en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y saldrán; los que hicieron bien, para resurrección de vida, y los que hicieron mal, para resurrección de condenación" (Jn. 5:28-29); "Ha de haber resurrección así de justos como de injustos" (Hch. 24:15). Creo sinceramente que, recrear a una persona en la resurrección de los muertos, para volver a destruirla instantes después, es un sin sentido. Teniendo en cuenta lo que ocurre con el alma en el período intermedio entre la muerte y la resurrección, la "segunda muerte", jamás puede ser entendida como aniquilación total del individuo. Es cierto que Lc. 16:19-31 es una parábola, pero estas nunca describen condiciones contrarias a la verdad. El Señor Jesús jamás hubiera ejemplificado haciendo uso de conceptos religiosos falsos que pudieran extraviar a los oyentes. Si la inconciencia es lo que se abre después de la muerte, jamás hubiera dicho el apóstol Pablo: "teniendo el deseo de partir y estar con Cristo" (Filip. 1:23); por lo cual: "el morir es ganancia" (vers. 21).
¿Cómo es posible interpretar Mc. 9:43-49 como aniquilacionismo?: "Y si tu mano te es ocasión de pecar, córtala; te es mejor entrar en la vida manco, que teniendo las dos manos ir al infierno, al fuego inextinguible, donde EL GUSANO DE ELLOS NO MUERE, Y EL FUEGO NO SE APAGA. Y si tu pie te es ocasión de pecar, córtalo; te es mejor entrar cojo a la vida, que teniendo los dos pies ser echado al infierno, donde EL GUSANO DE ELLOS NO MUERE, Y EL FUEGO NO SE APAGA. Y si tu ojo te es ocasión de pecar, sácatelo; te es mejor entrar al reino de Dios con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde EL GUSANO DE ELLOS NO MUERE, Y EL FUEGO NO SE APAGA. Porque todos serán salados con fuego".
El apóstol Pablo expresa en 2ª Cor. 12:2-4 que fué arrebatado al Paraíso que está en el Tercer Cielo, y no sabe si fué corporalmente o fuera del cuerpo , esto es, con su espíritu separado del cuerpo; por lo tanto, las palabras del Señor al buen ladrón, registradas en Lc. 23:43, se cumplieron ese mismo día: "HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO". Así lo entendió el mártir Esteban, quién al morir exclamó: "¡SEÑOR JESÚS, RECIBE MI ESPÍRITU!" (Hch. 7:59), "pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos" (Rom. 14:8); la muerte no nos puede separar del Señor.
De acuerdo con todo lo que hemos expuesto hasta aquí, debemos concluir que: 1) El hombre es una unidad psiconeumosomática que es rota por la muerte corporal, situando al espíritu en una situación antinatural, pero de sobrevivencia consciente, hasta el momento de la restauración por medio de la resurrección de los muertos; 2) Las almas de los justos ingresan inmediatamente a la presencia de Dios luego de la muerte; en cambio, la de los inicuos son privadas de esta visión beatífica divina y son atormentadas grandemente al contemplar el fracaso de sus vidas; 3) Con motivo de la segunda venida de Cristo, los muertos serán resucitados y, corporalmente, experimentarán por toda la eternidad los goces del Paraíso o los tormentos del infierno.
(Pablo Claudio Salvato 
    martes 01/02/2005)

COMENTARIOS SOBRE EL TEMA

 Néstor S. escribió el 10/01/2010:
Estimado Hermano Pablo, coincido practicamente en todo lo que creen y enseñan en su Congregación, salvo con el articulo donde tratan el tema de la muerte y resurrecciones y lo explicare brevemente, aunque espero que juntos nos ilustremos sobre el tema porque los discipulos de Jesús no debemos perder tiempo en debates esteriles y utilizar nuestras energias en predicar su palabra.
"El pecado, la muerte y la tumba"
"En adán todos mueren" (1.Corintios 15.22/vease también Romanos 5.12)
¿ Cual es la condición del hombre?
"Todo lo que viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas, porque en el seol(sepulcro) adonde vas, no hay obra,ni trabajo,ni ciencia,ni sabiduria" (eclesiastés 9.10) es decir el hombre, cuando muere carece de facultades mentales o fisicas,por lo tanto mientras está en la tumba no puede alabar a Dios, ni pensar en el (Salmo 6.5)(Salmo 146.2.4)
"Vida eterna"
(S.Juan 3.16)
"El último enemigo destruido"
(1 Corintios 15.26)
¡cuando serán resucitados los justos!
(1.CORINTIOS 15-23)
Que Dios bendiga su Ministerio.

 Respuesta:
Muy apreciado Hermano Néstor: Respecto a si, en el período intermedio entre la muerte y la resurrección, los espíritus humanos están o no concientes, desearía dejarle en claro que no lo considero un dogma fundamental de la fe cristiana. Soy del criterio que en lo fundamental se debe tener unidad y, en lo secundario, libertad. La Biblia enseña que, la esperanza del cristiano, está fija en el segundo advenimiento del Señor y en la resurrección de los muertos. Estos son elementos fundamentales de nuestra fe. Ahora le comentaré lo que, biblicamente, fundamenta el artículo en cuestión: La plenitud de la revelación divina está en el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento es una revelación preparatoria e imperfecta; entonces no es extraño encontrar algunas expresiones que parecen negar la conciencia del espíritu humano desencarnado.En el mismo libro de Eclesiastés(12:7) dice:" y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio" Que aquí no se está hablando de un espíritu impersonal queda claro en el Nuevo Testamento: Dice Esteban en el momento de morir:"Señor Jesús, recibe mi espíritu" (Hch. 7:59) y el Apóstol Pablo: "Para mi el vivir es Cristo, y el morir es ganancia, mas si el vivir en la carne resulta para mi en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger, porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, TENIENDO DESEO DE PARTIR Y ESTAR CON CRISTO, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros."(Filip. 1:21-24). El momento del encuentro con Cristo es inmediato, no está relegado a un futuro próximo. (Compare con 2ª Cor.5:1-8). Si bien Lc. 16:19-31 es una parábola, tenemos que recordar que las parábolas se basan en la verdad; no describen condiciones contrarias a la misma. Por ello le dijo Nuestro Señor al ladrón arrepentido:" HOY estarás conmigo en el paraíso" (Lc. 23:43). En el Monte de la Transfiguración, Moisés no estaba inconsciente mientras hablaba con Cristo (Mt. 17:1-6), como tampoco las almas de los mártires antes del Juicio Final cuando claman a Dios (Apoc. 6:9-11).En 1ª Pedro 3:18-19, encontramos el famoso "descenso a los infiernos" de Nuestro Señor en forma incorpórea, del cual se nos habla en el Credo Apostólico. Para finalizar debemos decir que, en todo el Nuevo Testamento, no se halla la enseñanza de la inconsciencia de los espíritus humanos en la muerte corporal, la cual ingresó en el cristianismo occidental actual, por obra del Movimiento Adventista, siendo enseñanza exclusiva de las organizaciones que del mismo se derivan: Iglesia Adventista del Séptimo Día; Russellismo (Estudiantes de la Biblia "El Alba" y Testigos de Jehová) y denominaciones surgidas del desmembramiento de la Iglesia de Dios Universal de Herbert Armstrong (Iglesia de Dios Unida; Iglesia Cristiana Bíblica de Dios; Iglesia de Dios Israelita;etc.).
Quedando a su disposición en todo lo que pueda servirle, en espíritu fraternal y no de "debates estériles", como bien Ud. dice, lo saludo en Cristo que nos une.

 Néstor S. escribió el 22/01/2010:
Pastor Pablo:
Su respuesta la considero en forma positiva.
Muchas veces es importante iluminarnos mutuamente, en mi caso seguramente algo de la doctrina adventista a permanecido en mis pensamientos,Iglesia en la cual durante bastante tiempo me mantuve realizando sus cursos y seminarios, hasta que comenze a tener diferencias doctrinales, conociendo más profundamente el evangelio en Seminarios Evangelicos, al leer dobre el tema surgieron mis dudas y más al conocer que usted habia estado en el seminario Catolico, pero veo que su actual entendimiento a superado estos temas y basado en la Biblia, esta abrio su entendemiento y el mio. (2.Timoteo 3.16.17)41 al 8)
Que Dios bendiga su Ministerio

lunes, 24 de noviembre de 2014

La Biblia, la Palabra de Verdad



En el siglo XVI la Reforma Protestante restauró el fundamento de la Iglesia: La Biblia como única autoridad en cuestiones de fe y de conducta. El catolicismo romano hasta el día de hoy rechaza esto, y a él se han agregado numerosísimas sectas con sus "complementos" a la verdad bíblica.

Pero el apóstol Pablo, escribiendo a su discípulo Timoteo, le dice claramente que la Iglesia es "columna y baluarte de la verdad" (1ª Timoteo 3:15); y para no dejar dudas respecto a cual verdad debe apoyar la Iglesia, en la segunda carta que le envía le advierte (3:1,13-17; 4: 3-4): "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos...los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias" (por ej. el "Mesías" Sun Myung Moon; el "Moisés" de los Niños de Dios, David Berg; el "dios encarnado" Sai Baba, etc.)"y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (por ej. la mitología africana del umbandismo; la hindú de los Hare Krishna; el neopaganismo europeo de la Wicca, etc.).

Jesús vino al mundo para dar testimonio a la verdad(Juan 18:37). Los hombres que participaron en escribir la Biblia también perseguían este propósito; por ejemplo, el rey Salomón dice en Eclesiastés 12:10 que procura "hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad". El ángel que fue enviado a darle revelación al profeta Daniel, le dijo: "Yo te mostraré la verdad" (Daniel 11:2). El apóstol Pablo escribiendo a Timoteo le dice: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2ª Timoteo 2:15). Al dar tan abundante testimonio de la verdad, la Biblia correctamente puede ser llamada "la palabra de verdad", y este título es de mucha importancia para nosotros, porque no podemos tener seguridad en nuestros corazones de estar en la verdad si no tenemos como fundamento la verdad; esto es lo que dice 1ª Juan 3:19:"conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de Él (Dios)". Sí, en este mundo de permanentes cambios podemos andar seguros en la verdad, fundados en la palabra del Señor que permanece para siempre(1ª Pedro 1:25).

Eso es lo que hicieron los cristianos del primer siglo, porque el apóstol Juan escribe: "No tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad" (3ª Juan 4). Y era a la Biblia que se refería al hablar de "la verdad", porque en su evangelio cita las palabras del Señor Jesús a su Padre Celestial: "Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad" (Juan 17:17).

En aquél entonces como ahora, un individuo sólo puede nacer como hijo de Dios, oyendo, estudiando y creyendo la verdad.

El apóstol Santiago dice: "Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas" (Stgo. 1:16-18). Y el apóstol Pablo agrega: "Que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa" (Efesios 1: 12-13).

Lo que hace ser a la Biblia tan maravillosa, lo que le otorga unidad y autoridad a esta biblioteca de sesenta y seis libros, escrita a través de dieciseis siglos por cuarenta autores diferentes, es su cualidad de ser la Palabra inspirada de Dios; porque, aunque fue escrita por hombres, los mismos fueron dirigidos por Dios para que expresaran solamente su pensamiento y voluntad (de Dios). Por eso con seguridad plena podemos decir que el Autor único de las Sagradas Escrituras es el mismo Señor. En 2ª Pedro 1:21 la propia Biblia confirma esto, que "no fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo".

Si lo dicho hasta el momento no fuera suficiente para mostrar el papel insustituible que tiene la Biblia para la vida del cristiano, podríamos agregar, de acuerdo a lo afirmado por el Señor Jesús en Juan 14:6 que Él es la verdad, que desconocer las Sagradas Escrituras es desconocer al Señor y, en consecuencia, perder la vida eterna, porque Juan 17:3 dice: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a Tí el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado".

Crezcamos cada día en familiaridad con los libros bíblicos sabiendo que "para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y consolación de las Escrituras, tengamos esperanza" (Romanos 15:4).



(Pablo Claudio Salvato
     marzo de 1997)



sábado, 22 de noviembre de 2014

Declaración de Utrecht (1889)


Los Viejos Católicos son un grupo de iglesias nacionales que se separaron de Roma en diferentes momentos. El término "viejo católico" fue adoptado con el significado de catolicismo original. Los cristianos viejos católicos se componen de tres sectores: (1) la Iglesia de Utrecht que se originó en 1724 cuando su capítulo mantuvo su antiguo derecho a elegir al Arzobispo de Utrecht, con la oposición de Roma; (2) las iglesias viejo católicas alemanas, austriacas y suizas que se negaron a aceptar los dogmas de la infalibilidad y la jurisdicción ordinaria universal del papa, tal y como los define el Concilio Vaticano de 1870; y (3) grupos más pequeños de origen eslavo.
La base doctrinal de las iglesias viejo católicas es la Declaración de Utrecht (1889).
Los anglicanos han mantenido una relación estrecha con los viejos católicos desde el principio; en 1874, participaron en una conferencia internacional de teólogos convocada en Bonn por los viejos católicos para abordar la reunión de las iglesias fuera de Roma. Los viejos católicos reconocieron las ordenaciones anglicanas en 1925. Desde el año 1931, han estado en plena comunión con la Iglesia de Inglaterra primero, y más tarde con todas las iglesias de la Comunión Anglicana. El Arzobispo de Canterbury tiene un representante permanente en la Conferencia Internacional de Obispos Viejos Católicos.


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En nombre de la SS. Trinidad

Johannes Heykamp, Arzobispo de Utrecht. Casparus Johannes Rinkel, Obispo de Haarlem, Cornelius Diependaal, Obispo de Deventer, Joseph Hubert Reinkens, Obispo de la Iglesia Viejo Católica de Alemania, Eduard Herzog, Obispo de la Iglesia Católica Cristiana de Suiza, Congregados en la residencia del Arzobispado en Utrecht en el vigésimo cuarto día de septiembre, 1889, después de la invocación del Espíritu Santo, se dirige la siguiente Declaración.

A LA IGLESIA CATÓLICA

Congregándose para una conferencia en respuesta a una invitación del Arzobispo Primado de Utrecht, hemos resuelto encontrarnos con cierta frecuencia, de aquí en adelante, para mutuas consultas en asuntos de interés común, junto con nuestros asistentes, consejeros, y teólogos.

Juzgamos apropiado en esta, nuestra primera reunión, resumir en una declaración común los principios eclesiásticos sobre los que hemos ejercido hasta aquí, y continuaremos ejerciendo, nuestro Ministerio Episcopal, y sobre los cuales hemos tenido frecuente ocasión de testificar, en las declaraciones individuales.
  1. Adherimos fielmente a la Regla de Fe expresada por San Vicente de Lérins en estos términos: "Id teneamus, quod ubique, quod semper, quod ab omnibus creditum est; hoc est etenim vere proprieque catholicum" ("Debe tenerse como propiamente católico aquello que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos"). Por esta razón preservamos y profesamos la fe de la Iglesia primitiva, según lo formulado en los símbolos ecuménicos y lo precisamente especificado por las decisiones unánimemente aceptadas de los Concilios Ecuménicos sostenidos en la Iglesia indivisa del primer milenio.
  2. Por lo tanto rechazamos los decretos del denominado Concilio del Vaticano, promulgados el 18 de julio de 1870, referidos a la infalibilidad y al Episcopado universal del Obispo de Roma, decretos que están en contradicción con la fe de la Iglesia antigua, y que destruyen su antigua constitución canónica atribuyendo al Papa la plenitud del poder eclesiástico sobre todas las Diócesis y sobre todos los creyentes. Con la negación de esta primacía jurisdiccional no deseamos negar la primacía histórica que varios Concilios Ecuménicos y Padres de la Iglesia antigua han atribuido al Obispo de Roma reconociéndolo como el "Primus inter pares" (Primero entre sus iguales).
  3. También rechazamos el dogma de la Inmaculada Concepción promulgado por Pío IX en 1854 desafiando las Sagradas Escrituras y contradiciendo siglos de tradición.
  4. En cuanto a otras Encíclicas publicadas por los Obispos de Roma en épocas recientes, por ejemplo, las Bulas "Unigenitus" y "Auctorem Fidei", y el "Sílabo de 1864", las rechazamos en todos sus aspectos tal como están en contradicción con la doctrina de la Iglesia primitiva, y no les reconocemos ninguna autoridad sobre las conciencias de los creyentes. También renovamos las antiguas protestas de la Iglesia Católica de Holanda contra los errores de la Curia Romana, y contra sus ataques a los derechos de las Iglesias nacionales.
  5. Rechazamos aceptar los decretos del Concilio de Trento en materias de disciplina, y en cuanto a las decisiones dogmáticas de ese Concilio las aceptamos solamente en cuanto estén en armonía con la enseñanza de la Iglesia primitiva.
  6. Considerando que la Sagrada Eucaristía ha sido siempre el verdadero punto central de la adoración Católica, consideramos nuestro derecho declarar que mantenemos con fidelidad perfecta la antigua doctrina Católica referente al Sacramento del Altar, creyendo que recibimos el Cuerpo y la Sangre de nuestro Salvador Jesucristo bajo las especies del pan y del vino. La celebración Eucarística en la Iglesia no es ni una repetición continua ni una renovación del sacrificio expiatorio que Jesús ofreció de una vez para siempre sobre la Cruz, pero es un sacrificio, porque es la conmemoración perpetua del sacrificio ofrecido sobre la Cruz y es el acto por el cual representamos sobre la tierra y nos apropiamos del que ofrece Jesucristo en el Cielo, de acuerdo a la Epístola a los Hebreos 9,11-12, para la salvación de la humanidad redimida, presentándose por nosotros en la presencia de Dios (Heb. 9,24). El carácter de la Santa Eucaristía es entendido así, es, al mismo tiempo, un banquete sacrificial, por medio del cual los fieles reciben el Cuerpo y la Sangre de nuestro Salvador y entran en comunión los unos con los otros (1 Cor. 10,17).
  7. Esperamos que los teólogos Católicos, manteniendo la fe de la Iglesia indivisa, tengan éxito en establecer un acuerdo sobre las preguntas que han provocado controversia desde que las divisiones se presentaron entre las Iglesias. Suplicamos a los sacerdotes bajo nuestra jurisdicción que enseñen, mediante la predicación y la instrucción de los jóvenes, especialmente las verdades Cristianas esenciales profesadas por todas las confesiones Cristianas, evitando la discusión de doctrinas controversiales y cualquier violación de la verdad o de la caridad y, en palabra y en hechos establecer un ejemplo para los miembros.
  8. Manteniendo y profesando fielmente la doctrina de Jesucristo, rechazando admitir aquellos errores que por defecto de hombre han arrastrado en la Iglesia Católica, poniendo a un lado los abusos en materias eclesiásticas, junto con las tendencias mundanas de la jerarquía, creemos que podremos combatir eficazmente los grandes males de nuestro tiempo, que son la falta de fe y la indiferencia en materias de religión.

Dada en Utrecht, Septiembre 24, 1889. Johannes Heykamp. Casparus Johannes Rinkel. Cornelius Diependaal. Joseph Hubert Reinkens. Eduard Herzog.