sábado, 30 de enero de 2016

Y la Puerta se cerró


“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche”.(2° Pedro 3:9).

La Puerta del Cielo aún está abierta. Ante ella el cristiano fiel vive una situación de ambivalencia:
-Como parte de la Iglesia, clama junto al Espíritu Santo: ¡Ven, Señor Jesús!
-Por otro lado, le ruega a Dios que no cierre la Puerta Celestial, para que entren aquellos que aún no se arrepintieron. ¿Quién no está orando por un amigo, un familiar, etc?
2° Pedro 3:9 dice que “Dios no retarde su Promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que TODOS procedan al arrepentimiento…"
La Biblia nos cuenta en Génesis 28:17, que Jacob tuvo un sueño. Vio una Puerta Abierta con una escalera apoyada en tierra y su extremo tocaba en el Cielo, ángeles subían y descendían por ella.
Y Jehová estaba en lo alto.
¿Qué le ocurrió a Jacob al estar frente a la Puerta Celestial?
¡Jacob tuvo miedo! Y dijo:
¡Cuán terrible es este lugar! Ciertamente, Jehová está en este lugar y yo no lo sabía. No es otra cosa que Casa de Dios y Puerta del Cielo.
Pero luego, Jacob se reconcilió con Dios, lo adoró e hizo voto con él. Ya no le tuvo miedo ni le pareció terrible el lugar, sino que lo denominó: Bet-el, esto es Casa de Dios. Y fue bendecido por Dios.
Cuando leemos la historia de Noé, a quien Dios le ordenó que construya el Arca, única Puerta de Salvación, de un terrible juicio que iba a enviar sobre la tierra: el Diluvio. Pero para ingresar por la Puerta del Arca las personas debían creerle a Dios y reconciliarse con Él. Pasaron los años, muchos nacieron, otros murieron… La gente continuaba burlándose de Noé y su Arca y de su Mensaje de Salvación. ¡No le creían! No habrá sido fácil para Noé y su familia continuar con la Obra de Dios en un mundo tan perverso e incrédulo.
El arca, la ÜNICA PUERTA de Salvación estaba ahí. Todos la veían y la podían tocar. El ingreso a ella representaba la Salvación. ¡Pero no creían! Para ellos era una locura.
Cuando Dios cerró la Puerta del Arca, pues vino el diluvio, los hombres clamaron pidiendo auxilio.


Ya era tarde. El tiempo se había cumplido.
Dios mismo cerró y selló la Puerta por fuera. Noé nada podía hacer.
En Mateo 25, Jesús hace una advertencia mediante la Parábola de las diez vírgenes que salieron a recibir al esposo, cada una con su lámpara encendida. Pero hace una distinción: cinco eran prudentes y cinco insensatas. ¿Por qué? Porque las prudentes tomaron aceite para sus vasijas junto a sus lámparas y las otras no procedieron así.
Y aquí vino el problema: el esposo tardó, ellas cabecearon y se durmieron. Pero cuando a la medianoche se dio la voz de alerta de que venía el esposo y de que salieran a recibirle, las insensatas tenían sus lámparas apagadas por falta de aceite y las prudentes no podían prestarle del suyo. Decidieron entonces ir a comprar. Pero cuando regresaron, la Puerta ya estaba cerrada y clamaron al esposo:
-¡Abrenos la Puerta!
Pero éste no les abrió la Puerta. Aún más, les respondió:
-No las conozco.


De acuerdo a lo visto hasta aquí:
-En el caso de Noé, se habla de un mundo que no conoce, se burla o no entiende la Palabra de Dios.
-En el caso de las diez vírgenes, se refiere a los creyentes que esperan el Regreso de su Señor, pero que en apariencia, retardó su Promesa. Dentro de estos creyentes, se distinguen dos grupos: los prudentes y los insensatos.
Ambos grupos atravesaron la Puerta Abierta por Fe en el Señor Jesús, con arrepentimiento de pecados.
¡Pero qué ocurre una vez que el creyente ingresa por esa Puerta?
¿Cómo debe transcurrir su Espera en el Regreso de su Señor?
El creyente debe actuar con prudencia, esforzarse por PERMANECER en el Camino, velando, orando, iluminando las tinieblas. No debe descuidar una Salvación tan grande. Para que cuando su Señor venga, lo encuentre con la lámpara encendida y entonces oirá que la Puerta se cierra detrás de él, ¡y no en su cara!
Jesús viene a buscar lámparas encendidas, no apagadas.

*     *     *     *     *

“Yo Soy la Puerta, el que por Mí entrare será salvo, y entrará y saldrá y hallará pastos”. (Juan 10:9).

Jesús dice que Él es la Puerta, la ÚNICA Puerta por la que debes entrar por FE en ÉL para ser salvo. 
Y añade:
“Entren por la Puerta estrecha porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y muchos son los que entran por ella, porque estrecha es la Puerta y angosto el Camino que lleva a la Vida y POCOS son los que la hallan”. (Mateo 7:13).
¡Pocos encuentran la Puerta que conduce a la Vida Eterna!
¿Qué más dice el Señor Jesús?
Dijo una palabra muy dura: ESFORZARSE. (Lucas 13:24)
Alguien le dijo:
-Señor: ¿son pocos los que se salvan?
-Esforzaos por entrar por la Puerta angosta, porque les digo que muchos procurarán entrar y no podrán, Después que el padre de familia se haya levantado y CERRADO la Puerta y estando fuera empecéis a llamar a la Puerta diciendo:
- ¡Señor, ábrenos!
Él responderá: -No sé de dónde sois.
-Delante de Ti hemos comido y bebido.
-Apartaos de Mí, hacedores de maldad, no sé de dónde sois.

“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche”.
- El mundo está hoy delante de la Puerta Abierta. Cuando venga el Señor Jesús y cierre la Puerta, muchos de los que no creyeron en Él, estarán delante de la Puerta cerrada, con miedo, clamando por misericordia para que se les abra. Pero será tarde. Jesús no les abrirá la Puerta.

- Cada persona que recibió a Jesús como Salvador Personal con arrepentimiento de pecados ha entrado por la Puerta Abierta por Fe en Jesús. Pero, cuidado, Hermano/a:

MEDITA: ¿Eres un cristiano PRUDENTE o INSENSATO?
Santiago nos dice: “Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros corazones porque la Venida del Señor está cerca. He aquí, el Juez está delante de la Puerta."
Juan, en Apocalipsis dice:
“Después de esto miré y he aquí una Puerta Abierta en el Cielo”.

La Puerta aún está abierta. Aún es tiempo de ponerse a cuentas con Dios. Aún es tiempo de arrepentimiento, reconciliación, santificación…


Una vez cerrada la Puerta, Dios no oirá a nadie más.




(Elena Sanfilippo Ceraso
     viernes 29/01/2016)

domingo, 24 de enero de 2016

TIEMPO DE ENDECHAR
















Endecha: duelo, lamento, lloro.

Duelo. Profundo dolor. Un puñal está clavado en mi corazón. Mi nombre, ahora es Dolor. No me salen palabras, sólo gemidos. Ni siquiera puedo llorar, la profundidad del dolor me lo impide. Ya ni siquiera sé de qué color son mis ojos pues dejaron de ser verdes para tomar el color del dolor.
Me pregunto: 
¿De qué color es el dolor?
Mis ojos tienen el color de los Pequeños Hermanos de Jesús, corderitos martirizados y perseguidos por el mundo. Puedo escuchar sus gemidos…
Mis ojos tienen el color de la Creación gimiendo con dolores de parto. Puedo escuchar sus gemidos… Anhela ser libertada de la esclavitud de corrupción a la Libertad gloriosa de los Hijos de Dios.
Por un breve momento bajé la mirada, dejé de mantener mis ojos fijos en el Señor Jesús, e impacté contra la realidad.
Debo confesarlo: Ser testigo y partícipe de tanto dolor me sublevó y me quejé contra Dios.
Y, como Habacuc, levanté mi voz contra Él y dije:
“¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré y no oirás, y daré voces a Ti a causa de la violencia y no salvarás?
¿Por qué me haces ver iniquidad y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí y pleito y contienda se levantan.
Por lo cual, la ley es debilitada y el juicio no sale según la verdad, por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia”. (Hab.1)

*     *     *     *     *
TIEMPO DE ENCUENTRO.

Luego, el Espíritu Santo me ayudó en mi debilidad, pues yo no sé qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por mí con gemidos indecibles. El Espíritu, conforme a la voluntad de Dios, intercede por mí. Y yo también, que tengo las Primicias del Espíritu, gimo dentro de mí, esperando la adopción, la redención de mi cuerpo.
Y como Habacuc, elevo en oración mi voz y digo:
“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos. Aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento. Y las ovejas sean quitadas de la majada. Y no haya vacas en los corrales. 
Con todo yo me alegraré en Jehová
y me gozaré en el Dios de mi Salvación.
Jehová el Señor es mi Fortaleza,
EL CUAL HACE MIS PIES COMO DE CIERVAS
Y EN MIS ALTURAS ME HACE ANDAR”. (Hab. 3: 17- 19).

Ahora, mis ojos y todo mi ser tienen los colores de la Fe, la Esperanza y el Amor en el Señor Jesucristo.
Ahora, el Espíritu y Elena dicen:
-¡VEN, SEÑOR JESÚS!

HERMANO/A:
Únete a los cristianos que, como Iglesia de Dios y junto al Espíritu Santo dicen:

¡VEN, SEÑOR JESÚS!





(Elena Sanfilippo Ceraso
     sábado 23/01/2016)

jueves, 21 de enero de 2016

Los Valdenses / Il Nuovo Testamento Valdese


En los valles alpinos del Piamonte existieron durante siglos
congregaciones de creyentes que se llamaban a sí mismos Hermanos, y que más tarde llegaron a conocerse ampliamente como Valdenses o Vaudois, aunque ellos no aceptaban el nombre.
Ellos trazaban su origen en aquellas regiones hasta los tiempos apostólicos. Al igual que muchos de los llamados cátaros, paulicianos y otras iglesias, estas no eran iglesias “reformadas”, pues nunca se habían degenerado del modelo del Nuevo Testamento como lo habían hecho la Iglesia Romana, Griega y otras, sino que habían mantenido siempre, aunque en grados variables, la tradición apostólica. Desde la época de Constantino había existido una sucesión de aquellos que predicaban el Evangelio y fundaban iglesias sin dejarse influenciar por las relaciones existentes entre la Iglesia y el Estado. Esto explica la gran cantidad de grupos cristianos, bien fundados en las Escrituras y libres de la idolatría y de otros males imperantes en la Iglesia dominante y nominal de aquel tiempo, que fueron hallados en los montes del Tauro y en los valles alpinos.
Estos últimos, en el tranquilo aislamiento de sus montañas, no habían sido afectados por el desarrollo de la Iglesia Romana.
Ellos consideraban que las Escrituras, tanto en lo referente a doctrina como al orden de la iglesia, eran la autoridad para su tiempo y que no se encontraban obsoletas debido al cambio de circunstancias. De ellos se dijo que todo su modo de pensar y actuar era un esfuerzo por mantener firme el carácter del cristianismo original. Una prueba de que ellos no eran “reformistas” es su relativa tolerancia de la Iglesia Católica Romana, mientras que el reformista casi inevitablemente acentúa la maldad de aquello de lo cual se ha separado, a fin de justificar sus actos.
En su trato con sus contemporáneos que se separaron de la Iglesia de Roma, así como más adelante en sus negociaciones con los reformistas de la Reforma, este reconocimiento de lo que era bueno en la Iglesia que los persiguió aparece repetidamente.
El inquisidor Reinerio, quien murió en 1259, ha dejado constancia de esto: En lo que se refiere a las sectas de los antiguos herejes, obsérvese que han existido más de setenta, de las cuales todas, excepto las sectas de los maniqueos, los arrianos, los runcarianos y los leonistas que han infectado a Alemania, con el favor de Dios han sido destruidas. Entre todas estas sectas, que aún existen o han existido anteriormente, no existe ninguna más nociva para la Iglesia que la de los leonistas, y esto se debe a tres razones fundamentales. La primera: Esta ha sido la de mayor continuación, pues muchos dicen que ha perdurado desde la época de Silvestre, y otros dicen que ha perdurado desde el tiempo de los apóstoles. La segunda: Es la más diseminada, ya que apenas hay un país en que esta secta no existe. Y la tercera: Mientras todas las otras sectas, por medio de la gravedad de sus blasfemias contra Dios, infunden terror a los oyentes, esta de los leonistas tiene una gran apariencia de piedad en vista de que ellos viven de manera piadosa ante los hombres y creen en todas las cosas con relación a Dios, junto con todos los artículos contenidos en el credo; sólo que ellos blasfeman contra la Iglesia Romana y el clero, sentimiento que la gran multitud del laicado esta más que dispuesta a compartir.”
Pilichdorf, un escritor posterior, y además, un enemigo acérrimo de las sectas, escribió que las personas que afirmaban haber existido desde la época del Papa Silvestre eran los Valdenses.
Algunos han sugerido que Claudio, Obispo de Turín, fue el fundador de los Valdenses en las montañas del Piamonte. Él y ellos tenían mucho en común, y deben haberse fortalecido y animado los unos a los otros, pero los hermanos llamados Valdenses eran de origen más antiguo. Marco Aurelio Rorenco, prior de San Roque en Turín, recibió la orden en 1630 de escribir un informe de la historia y las opiniones de los Valdenses. Él escribió que los Valdenses eran demasiado antiguos como para dar una certeza absoluta a la fecha exacta de su origen, pero que, en todo caso, ni siquiera en los siglos IX y X eran una secta nueva. Y agregó, además, que en el siglo IX, muy lejos de ser una secta nueva, eran más bien considerados una raza de fomentadores y promotores de opiniones que los precedieron. Más adelante, Marco Aurelio escribió que Claudio de Turín debía ser incluido entre aquellos
fomentadores y promotores, en el sentido de que negaba la debida reverencia a la santa cruz, rechazaba la veneración e invocación de los santos y, además, era un destructor principal de las imágenes. En su comentario sobre la Epístola a los Gálatas, Claudio enseña claramente la justificación por medio de la fe, y señala el error de la Iglesia al desviarse de esa verdad.
Los hermanos en los valles jamás perdieron el conocimiento y la conciencia de su origen e historia ininterrumpida allí. Cuando desde el siglo XIV en adelante los valles fueron invadidos y la gente tuvo que negociar con los gobernantes vecinos, ellos siempre hicieron hincapié en esto. A los príncipes de Savoya, que se relacionaron con ellos por más tiempo, pudieron siempre defender la uniformidad de su fe sin temor a contradecirse, de padre a hijo, desde tiempos inmemoriales, incluso desde la misma época de los apóstoles.
A Francisco I de Francia, en 1544, ellos le dijeron: “Esta confesión es la que hemos recibido de nuestros antepasados, incluso de generación en generación, según sus predecesores en todo tiempo y época la han enseñado y dado”
Unos años más tarde, al Príncipe de Savoya le dijeron: “Considere, su Alteza, que esta religión en la cual vivimos no es simplemente nuestra religión del presente o una religión descubierta por primera vez hace sólo unos pocos años, como nuestros enemigos falsamente pretenden hacer creer, sino que esta es la religión de nuestros padres y de nuestros abuelos, sí, de nuestros antepasados y de nuestros predecesores aun más lejanos en el tiempo. Es la religión de los santos y de los mártires, de los confesores y de los apóstoles.”
Cuando los valdenses entraron en contacto con los reformistas en el siglo XVI, dijeron: En repetidas veces nuestros antepasados nos han contado que nosotros hemos existido desde la época de los apóstoles. Sin embargo, coincidimos con ustedes en todos los asuntos y, creyendo como ustedes desde los mismos días de los apóstoles, siempre hemos sido constantes con relación a la fe.”
Al regreso de los Valdenses a sus valles, el líder de los reformistas, Henri Arnoldo, en 1689, dijo: “Hasta sus adversarios dan fe de que su religión es tan primitiva como su nombre es venerable”. Luego cita a Reinerio el Inquisidor que, en su informe al Papa sobre el tema de la fe de los
Valdenses, admite: “Ellos han existido desde tiempo inmemorable”.
No sería difícil”, continua Arnoldo, “demostrar que este pobre grupo de los fieles se encontraba en los valles del Piamonte desde hace más de cuatro siglos antes de la aparición de personajes extraordinarios como Martín Lutero y Calvino y las luces subsiguientes de la Reforma. Tampoco su iglesia ha sido alguna vez reformada de donde surge el título de evangélica. 
Los Valdenses en realidad son descendientes de aquellos refugiados de Italia, que, después que el apóstol Pablo había predicado allí el Evangelio, dejaron su patria amada, como la mujer a la cual se hace mención en el libro de Apocalipsis, y huyeron a estas montañas lejanas donde hasta el día de hoy han trasmitido el Evangelio de generación en generación con la misma pureza y simplicidad como fue predicado por el apóstol Pablo.”
Pedro Valdo de Lyón, un próspero comerciante y banquero, fue estimulado a ver su necesidad de salvación a causa de la muerte repentina de uno de los invitados a una fiesta que él había dado. A partir de ese momento se interesó tanto por las Escrituras que empleó a algunas personas para que le tradujeran pasajes de las mismas al dialecto romance (1160). Él había quedado conmovido por la historia de San Alejo, de quien se contaba que había vendido todo lo que tenía y había ido en peregrinación a la Tierra Santa. Un teólogo dirigió a Valdo a las palabras del Señor en Mateo
19.21: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme”. Por lo tanto, Valdo cedió sus bienes raíces a su esposa, vendió el resto y lo distribuyó entre los pobres (1173).
Pedro Valdo se dedicó por un tiempo al estudio de las Escrituras y luego (1180) se entregó a los viajes y a la predicación, tomando como guía las palabras del Señor: “Designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino” (Lucas 10.1–4).
Sus compañeros le acompañaron, y viajando y predicando de esta manera, ellos llegaron a conocerse como los “pobres de Lyón”. Su solicitud de reconocimiento ante el tercer Concilio de Letrán (1179), bajo el Papa Alejandro III, ya había sido rechazada con desdén. Entonces fueron expulsados de Lyón y excomulgados (1184) mediante un edicto imperial.
Fueron dispersados por los países vecinos, y su predicación demostró ser muy eficaz, de manera que los “pobres de Lyón” se convirtió en uno de los muchos nombres atribuidos a aquellos que seguían a Cristo y su enseñanza.
Un inquisidor, David de Augsburgo, dijo: “La secta de los ‘pobres de Lyón’ y otras similares se hacen cada vez más peligrosas mientras más se visten con la apariencia de piedad (…) su estilo de vida es, según su apariencia externa, humilde y modesto, pero el orgullo habita en sus corazones”. Ellos dicen que hay piadosos entre ellos, “pero no ven”, continua David, “que nosotros tenemos muchos más y mejores hombres que ellos, y que no se visten de simple apariencia, mientras que entre los herejes todo es maldad cubierta de hipocresía”.
Una antigua crónica habla sobre como en una fecha tan temprana como el año 1177 “los discípulos de Pedro Valdo fueron de Lyón a Alemania y comenzaron a predicar en
Frankfurt y en Nuremberg, pero como el Concilio en Nuremberg fue advertido de que debían capturarlos y quemarlos, estos huyeron hacia Bohemia”.
Las relaciones de Pedro Valdo con los Valdenses eran tan estrechas que muchos aseguran que él fue su fundador, aunque otros derivan el nombre de los valles alpinos, Vallenses, lugar donde muchos de aquellos creyentes vivieron. Es cierto que Valdo fue muy estimado entre ellos, pero no es posible que él haya sido su fundador, porque ellos fundaron su fe y práctica en las Escrituras y fueron seguidores de aquellos que desde las épocas más primitivas habían hecho lo mismo. Para el mundo el hecho de atribuirles el nombre de un hombre destacado entre ellos fue sólo cuestión de seguir la costumbre normal de sus adversarios, a quienes no les gustaba admitir su derecho a llamarse “Cristianos” o “Hermanos”, como ellos mismos se llamaban entre sí.
Pedro Valdo continuó sus viajes y con el tiempo llegó a Bohemia donde, después de haber trabajado y sembrado mucha semilla durante muchos años, murió (1217). El fruto de su esfuerzo fue visto en la cosecha espiritual que se dio en aquel país en la época de Juan Hus, e incluso más
adelante. La aparición de Pedro Valdo y su grupo de predicadores le dio un impulso extraordinario a las actividades misioneras de los Valdenses, que hasta ese momento habían estado un tanto aislados en sus valles remotos, pero ahora iban a todas partes predicando la Palabra de Dios.

(La Iglesia Peregrina – E. H. Broadbent – Cap. V – www.elcristianismoprimitivo.com)


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El aceptar formar parte de la Reforma los metió de lleno en las guerras de religión que sacudieron Europa. Los valdenses asentados en regiones mayoritariamente protestantes no tuvieron problemas para mantener su fe. No así en regiones católicas, donde su apoyo a las tesis luteranas les valió sufrir numerosas persecuciones (más violentas de las que ya padecían). Una de las consecuencias más terribles fue la Masacre de Mérindol, donde cientos de valdenses fueron asesinados y numerosos pueblos arrasados, por orden del rey de Francia Francisco I. El Edicto de Nantes (1598), que establecía la libertad de culto, les dio un cierto respiro, pero después de que Luís XIV revocara el Edicto en 1685, ocho mil de ellos fueron forzados a convertirse al catolicismo y otros tres mil escaparon a Alemania. Tampoco les fue demasiado bien en el Piamonte, una de las regiones donde más peso tenían; en 1655, el Duque de Saboya, Carlos Manuel II, asesinó a 1700 de ellos en lo que se llamó la "Pascua del Piamonte". En 1686, su sucesor, Víctor Amadeo II, obligó a otros 2500 a exiliarse a la fuerza en Suiza; aunque lograrían regresar en 1689, en lo que se llamó "el Glorioso Retorno". Pese a ello, siguieron padeciendo persecuciones, conversiones forzadas y destierros durante décadas. No fue hasta la Revolución de 1789 en Francia, y 1848 (año en el que Carlos Alberto, rey del Piamonte y Cerdeña, les concedió la libertad de culto y derechos civiles) en el Piamonte, en que los valdenses pudieron practicar libremente su fe.

(laescaleradeiakob.blogspot.com -
 Los valdenses, 01/09/2014)                                      



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1655 - "Pascuas Piamontesas": Masacre de los Valdenses en los Valles; protagonismo del caudillo campesino Josué Janavel y del Moderador, Pastor Léger.

Años después, ambos van al exilio.


Josué Janavel

     Jean Léger










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Il Nuovo Testamento Valdese


Carlo SALVIONI Il Nuovo Testamento Valdese.pdf gratis libro scarica

domingo, 10 de enero de 2016

BUENOS RELIGIOSOS: PARTE 3 - NICODEMO.


“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en Verdad, porque también el Padre a tales adoradores busca que le adoren”. (Juan 4:23)

Nicodemo era un principal entre los judíos:
fariseo: uno de los tres partidos judíos, riguroso, fiel a la ley mosaica,
miembro del Sanedrín: que era el Consejo, el Tribunal, un cuerpo gubernamental judío con derecho a juzgar sus propios litigios. (Esdras 7: 25,26, 10: 14).
Acudió de noche a ver a Jesús para que no lo vieran y lo llamó Rabí.
Rabí: Doctor, Maestro. Título de respeto que los judíos dan a los jefes espirituales.
Los milagros de Jesús convencieron a Nicodemo de que el “Nazareno” era un Enviado de Dios. 
Al verlo, Jesús fue directo al tema principal: la SALVACIÓN, diciéndole:
-El que no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Dios.
Así, toda la conversación giró alrededor de ese tema. Y le dijo más:
-El que no naciere del Agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.
Cuando Nicodemo le preguntó:
-¿Cómo puede hacerse esto?
Jesús le respondió:
-¿Eres tú maestro de Israel y no sabes esto?
Nicodemo era maestro de Israel, es cierto. Él conocía de la religión. ¡Era un buen religioso! ¡Pero de ahí no pasaba! ¿Qué era esto que enseñaba Jesús acerca del Nuevo Nacimiento? Reflexionaba: ¿Se puede entrar en el vientre de la madre por segunda vez y siendo viejo, para nacer de nuevo?
No lo comprendía. La religión no entiende de estas cosas. Sólo esclaviza al ser humano con el cumplimiento de rituales, mandamientos, sacrificios, etc.
Nicodemo había venido a ver a Jesús de noche para aprender más de Dios, lo reconocía como Enviado de Dios.. Luego, no iba a existir nadie en Israel con tanta sabiduría como él.
Pero el Señor Jesús apuntó sólo a la SALVACIÓN y con un tema totalmente desconocido para él: el NUEVO NACIMIENTO.
¿CÓMO SER SALVO?
A la religión no le interesa el Nuevo Nacimiento porque no le importa la Salvación de las personas. Porque la Salvación es por FE en el Señor Jesús, con arrepentimiento de pecados. ¡Sólo Él puede perdonar pecados y dar Vida Eterna!


Jesús apeló a los conocimientos que Nicodemo atesoraba y le hizo una comparación con Moisés, que al levantar a la serpiente en el desierto, aquellos que la miraban no morían por las picaduras o mordeduras de las serpientes, sino que vivían. Así también todo el que cree en Jesús, todo el que levanta su mirada a Él, quien iba a ser levantado como la serpiente en la Cruz del Calvario, no se pierde sino que tiene Vida Eterna.
Finalmente le dice que el que cree en Él no es condenado, porque ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de Dios. (Juan 3: 13).
¡Y Nicodemo se quedó mudo!
Pero Nicodemo era un religioso que no dejaba de lado la Justicia, la Misericordia y la Fe. (Juan 23: 23).
La Biblia nos cuenta que Nicodemo intercedió a favor de Jesús ante el Sanedrín. (Juan 7:50). Finalmente contribuyó con 100 libras romanas de una composición de mirra y áloes para el embalsamamiento del cadáver de Jesús. (Juan 19: 39). Ambos versículos se refieren a él como el que había visitado a Jesús de noche.

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EJEMPLO OS HE DADO.

“Vosotros me llamáis Maestro y Señor y decís bien porque lo Soy. Pues si Yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestro pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros, porque ejemplo os he dado". (Juan 13: 13- 15)

En la época de Jesús los judíos distinguían entre tres títulos honoríficos: el título inferior era RAB: Maestro, le seguía RABBI: Mi Maestro y RABBONI: Mi Señor y Maestro.
Jesús es nuestro RABBONI, nuestro Señor y Maestro. Los creyentes en Él, Nacidos de Nuevo, debemos seguir el ejemplo que Él nos ha dado y lavarnos los pies unos a otros, es decir, amarnos, perdonarnos, sobrellevar juntos las cargas y adorar como Cuerpo al Señor Jesús.


La religión está muerta y transmite muerte, aunque tiene apariencia de “vida”. JESÚS ES LA VIDA Y EL DADOR DE VIDA.
Hermano/a: Si te falta Sabiduría pídela a Dios, ¡no al mundo! El mundo no conoce ni posee la Sabiduría Divina. Dice Dios: “Destruiré la sabiduría de los sabios y desecharé el entendimiento de los entendidos”.
Pídele Sabiduría a Dios y Él te la dará en abundancia y sin reproches. (Santiago 1:5).
El más grande religioso, sabio, teólogo del mundo, ¡no es salvo!, no ha nacido de nuevo por la Fe en Jesús y, por lo tanto, no posee el Espíritu Santo. Y el más simple, humilde, creyente en Jesús, tiene Vida Eterna y el Espíritu Santo mora en él. Aunque el mundo aplaude, se postra, honra al primero y desprecia al segundo.
Dice Pablo que el Evangelio no se predica con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la Cruz de Cristo. Porque la Palabra de la Cruz es locura a los que se pierden, pero a los que se salvan, esto es a nosotros, es PODER DE DIOS. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo?
Agradó a Dios salvar al creyente que obtiene su título en Roma, Grecia…¡No, no y no! 
Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la Predicación… Pero nosotros predicamos a Cristo Crucificado. (1° Cor.1). 











JESÚS ES PODER DE DIOS Y SABIDURÍA DE DIOS.
Añade Pablo:
Ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con “demostración del Espíritu y de Poder”, para que vuestra Fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres sino en el Poder de Dios. (1° Cor, 2).


MEDITA: ¿Dónde está fundada tu Fe?

-Si te has arrepentido de tus pecados, has recibido a Jesús como tu Salvador Personal y le has entregado tu vida a Él, ¡has NACIDO DE NUEVO! Ahora mismo, agradece a Dios pues eres poseedor del más grande tesoro de la Sabiduría de Dios y tu Fe está FUNDADA en el PODER DE DIOS.

-Si eres un buen religioso, tu fe está fundada en la sabiduría de los hombres. Arrepiéntete y busca a Jesús, Él te dará el Nuevo Nacimiento para que obtengas la Salvación.




(Elena Sanfilipo Ceraso
   sábado 09/01/2016)


sábado, 2 de enero de 2016

BUENOS RELIGIOSOS: SEGUNDA PARTE - CORNELIO


“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en Verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”. (Juan 4; 23).

Había en Cesarea un hombre de nombre Cornelio, centurión de la Compañía llamada “La Italiana”. (Hechos 10: 1- 48).
La Biblia lo describe así:
“…piadoso, temeroso de Dios con toda su casa, hacía muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios siempre”. (V. 1-2). “…varón justo y temeroso de Dios y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos”. (V. 22).

Centurión: Oficial del ejército romano, comandante de cien soldados o más.

Un día, un ángel de Dios, en visión entró donde él estaba y le dijo:
- Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. Envía ahora a buscar a Simón (Pedro) a Jope. 


Le indicó dónde encontrarlo y Cornelio así lo hizo.
Pedro y Cornelio, oraban a Dios al mismo tiempo, sin saberlo y separados por 45 Km. de distancia. Dios desde los Cielos, miraba y estaba atento su oído a la oración de ambos. Iba a hacer una tremenda obra en sus vidas, aunque ellos ni lo sospechaban.
Por su parte, Pedro también tuvo una experiencia celestial, en visión, por medio de la cual Dios lo reprendió por sus prejuicios, como judío, hacia los gentiles y lo preparó para su próximo encuentro con Cornelio diciéndole: “Lo que Dios limpió no lo llames tú común o inmundo”.
Pedro ya no era un religioso más. Él había tenido un Encuentro Personal con Jesús. Era su discípulo, había vivido con Él. Toda su vida había sido transformada por el Señor. Y ahora, nuevamente, Dios lo estaba eligiendo para un nuevo Ministerio: extender el Mensaje de Salvación, el Evangelio del Señor Jesucristo más allá del pueblo judío, a los gentiles. Pero para esto, Dios debía renovar la mente y el corazón de Pedro.
Pero volvamos a la escena cuando Pedro es reprendido por Dios. Luego el Espíritu Santo le avisó que lo iban a venir a buscar determinados hombres y que debía ir con ellos. Y así fue.
Cuando Pedro estuvo frente a Cornelio, dijo ante todos los presentes:
-Ustedes saben cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero, pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo.

Abominable: Malo, inicuo. Todo lo no apropiado ante Dios o para su servicio.
Inmundo: Impuro, pecador. La persona considerada inmunda estaba excluida del santuario y de la comunidad. El extranjero era considerado inmundo, un gentil de otra religión y con otras autoridades.

Cornelio le narró lo sucedido a Pedro y le dijo:
-Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios para oir todo lo que Dios te ha mandado.


-EN VERDAD, COMPRENDO QUE DIOS NO HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS, SINO QUE EN TODA NACIÓN SE AGRADA DEL QUE LE TEME Y HACE JUSTICIA.

Entonces Pedro procedió a presentarles el Evangelio de Jesucristo. De cómo murió en la Cruz del Calvario y Dios lo resucitó al tercer día, y de que todos los que en Él creen recibirán “perdón de pecados por su Nombre”.
Mientras hablaba, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían su discurso y los judíos que vinieron con Pedro, estaban atónitos de que también sobre los gentiles se derramara el Espíritu Santo.
Pedro luego los bautizó en el Nombre del Señor Jesús.

*     *     *     *     *

“Ustedes dejan lo más importante de la Ley: la Justicia, la Misericordia y la Fe en Dios.” Mateo 23: 23.
Cornelio, el centurión, había sido un buen religioso, pero él no dejaba de lado la Justicia, la Misericordia y la Fe en Dios, como vimos que sí lo hacía “el joven rico”. Así lo confirman los testimonios sobre Cornelio en la Biblia. Él amaba a Dios, no a la religión. 
Dice Dios: “Yo Soy el que escudriña la mente y el corazón”. Apocalipsis 2: 23.
Conocía bien a Pedro y a Cornelio, que oraban a Él con un corazón sincero y esperando una respuesta de su parte. Entonces, sin tener en cuenta prejuicios, distancias y derribando barreras religiosas, hizo que Pedro le presentara el Evangelio a Cornelio y a los presentes.
Ambos fueron transformados por Dios. Cornelio escuchó el Llamado de Dios y le dijo SÍ. De buen religioso sincero, pasó a ser un CREYENTE en JESÚS, recibiendo el perdón de pecados en su Nombre. ¡Ahora sí era salvo! ¡Creía en Jesús!
Pedro, por su parte, si bien era un creyente fiel en el Señor Jesús, también le dijo SÍ al Señor. Estaba dispuesto a renunciar al resto de religión que aún llevaba pegado en su mente, corazón y cuerpo. ¡Nuevamente optó por Cristo! Y reconoció públicamente: 
“En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas. Sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace Justicia”. Hechos 10: 34- 35.
Recién después de esta renuncia y “declaración pública”, pudo proceder a presentar a los presentes un Mensaje de Salvación Cristocéntrico”. 
¡Sólo en Jesús hay Salvación!

MEDITA:
Dios busca verdaderos adoradores que lo adoren en Espíritu y Verdad.
Tanto el buen religioso como el joven rico y el buen religioso sincero como Cornelio, necesitan del Señor Jesús para alcanzar Salvación. Ninguno de los dos es salvo, porque la religión no salva a nadie. Para ambos, la única manera de heredar la Vida Eterna y obtener el perdón de pecados, es por medio de Jesús, teniendo un Encuentro Personal con el Señor. 
¡JESÚS ES EL CAMINO!
El que adora a Dios en Espíritu y en Verdad, como Pedro, busca hacer su Voluntad, sin importar a qué tiene que renunciar. Está en Comunión permanente con Dios.

¿EN QUÉ LUGAR TE ENCUENTRAS TÚ?







(Elena Sanfilippo Ceraso
     viernes 01/01/2016)