sábado, 26 de marzo de 2016

Renuncia al diablo

 Las tentaciones de san Antonio, c. 1646, de Salvatore Rosa.
Pinacoteca Estefano Rambaldi, San Remo


Renuncia al diablo en el rito bautismal es una ceremonia que, según una antigua costumbre, en muchos rituales precede a la aplicación del agua en el bautismo.
En el Libro de Oración Común de la comunión anglicana, los oficios para el bautismo público y privado de niños y de adultos contienen la pregunta: "¿Renuncias al diablo y a todas sus obras, la vana pompa y gloria del mundo...?" La pregunta va dirigida a los padrinos en el oficio por el bautismo de niños y a los candidatos en el oficio para adultos. Similarmente los catecismosanglicanos de 1549 y 1662 en respuesta a la tercera pregunta: "¿Qué hicieron tus padrinos entonces (es decir, en el bautismo) por ti?" La respuesta es: "Prometieron... que yo renunciaba al diablo y a todas sus obras, a las pompas y vanidad de este mundo malo y a todos los deseos pecaminosos de la carne", lo cual se retiene en el catecismo en el uso actual. Esta renuncia tiene una larga historia y una amplia aplicación, habiendo sólo unas pocas notables excepciones que prohíben la afirmación de la universalidad de su uso en la Iglesia en todas sus ramas desde el siglo segundo. De hecho se hicieron intentos de trazar evidencias al Nuevo Testamento sobre el uso de esta renuncia en la Iglesia apostólica. Esos intentos estaban basados parcialmente sobre 1 Timoteo 6:2, "Habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos." Ejemplos de este tipo se dan en los comentarios sobre el pasaje en las obras de Jerónimo y Ambrosio, atribuidas a Hilario Diácono y Pelagio, explicándose las palabras: "Has profesado una buena confesión en el bautismo, al renunciar al mundo y sus pompas, ante muchos testigos ("mundo y sus pompas" es el equivalente a "el diablo y sus pompas", encontrado en muchas de las fórmulas). Un segundo testimonio alegado al uso apostólico para esta fórmula se halla en 1 Pedro 3:21, "La aspiración de una buena conciencia hacia Dios", que es interpretada como rememorando la pregunta y respuesta en el servicio del bautismo. Tertuliano deriva la práctica "si no de la Escritura" de una costumbre apoyada en una tradición duradera (De corona, iii) y Basilio directamente de los apóstoles ("Sobre el Espíritu Santo", 27). El primer testimonio explícito para el uso de una forma definitiva es de Tertuliano (De corona, iii), donde dice: "Cuando vamos a entrar al agua, pero un poco antes, en presencia de la congregación y bajo la mano del presidente, solemnemente profesamos que renunciamos al diablo y su pompa y sus ángeles"; y en De spectaculis iv, emplea casi las mismas palabras y procede a explicarlas con referencia a las tentaciones del tiempo actual. En el uso del tercer siglo, mostrado por los cánones de Hipólito (canon xix), el catecúmeno se gira hacia occidente (simbólicamente la región de la oscuridad) y repite: "Renuncio a ti, Satanás, con toda tu pompa." Cirilo de Jerusalén ("Lecciones catequéticas" xix. 2–9) prolonga la fórmula: "Renuncio a ti, Satanás, y a todas sus obras y a todos tus servicios", mirando el candidato al oeste y extendiendo su brazo. Cirilo añade un comentario en el que el significado del gesto en sus diversas partes se da con referencia a la vida de aquellos tiempos.
El establecimiento de la fórmula se demuestra por su entrada en las órdenes eclesiásticas del siglo IV, variando en ocasiones ligeramente, como la fórmula: "Renuncio a ti, Satanás, y a todo tu servicio y todas tus obras." El "Testamento del Señor" (2:8) hace que el candidato se gire hacia el oeste y recite: "Renuncio a ti, Satanás, y a todo tu servicio (literalmente, "voluntades") y a tus espectáculos (literalmente, "teatro") y tus placeres y todas tus obras". Las Constituciones Apostólicas (7:41) tienen una fórmula más larga: "Renuncio a Satanás, a sus obras, a sus pompas, a sus adoraciones, a sus ángeles, a sus invenciones y a todas las cosas que están bajo él." Aunque es abundantemente evidente que lo anterior es primordialmente la proclamación de adultos en sus propias personas, es también claro que los padrinos hacen suyas esas promesas en favor de los niños (Tertuliano, De baptismate, xviii). Tertuliano está discutiendo en este lugar contra la admisión de niños al bautismo; "Cánones de Hipólito", "Testamento de nuestro Señor" 2:8). La forma en uso en Roma al menos ya en el siglo octavo consistía de una simple pregunta y respuesta: "¿Renuncias a Satanás? Renuncio. ¿Y a todas sus obras? Renuncio. ¿Y a todas sus pompas? Renuncio." En la forma original inglesa había también tres preguntas y respuestas: "¿Renuncias al diablo y todas sus obras? Renuncio a todo ello. ¿Renuncias a la pompa vana... y deseos de lo mismo? Renuncio a todo ello. ¿Renuncias a los deseos carnales... y a ser guiado por ellos? Renuncio a ellos." (J. H. Blunt, Annotated Book of Common Prayer, p. 413, Nueva York, 1908).
Este uso está confirmado por el Missale Gallicanum y el misal de Sarum, ocurriendo la fórmula en el oficio de la Iglesia ortodoxa para un catecúmeno. La forma armenia es: "Renuncio a ti, Satanás, y a todos tus engaños y a tus trampas y a tu servicio y a tus sendas y a tus ángeles." La uniformidad está también preservada en los ritos jacobita, copto y etíope.
Bingham (Origines), XI., vii. 4–5) llama la atención sobre estos hechos: (1) Los bautisterios contenían dos salas, haciéndose en la antesala la renuncia; (2) la dirección en la que el catecúmeno miraba era invariablemente hacia el oeste; (3) la renuncia era subrayada por el gesto, extendiendo las manos (probablemente con un triple gesto de rechazo) e incluso escupiendo tres veces (Gregorio de Nacianzo, Oratio, xl., De baptismate; Dionisio, De hierarchia ecclesiastica, ii. 3).
El siguiente pasaje recoge el formulario para el bautismo de los sajones:
'¿Renuncias al demonio? Renuncio.
¿Renuncias a las obras y a la voluntad del demonio? Renuncio.
¿Renuncias a los sacrificios sangrientos, a los ídolos y a los dioses que los paganos tienen por ídolos y dioses y a sus sacrificios? Renuncio.
¿Crees en Dios Padre todopoderoso? Creo.
¿Crees en Cristo, Hijo de Dios, Salvador? Creo.
¿Crees en el Espíritu Santo? Creo.
¿Crees en Dios todopoderoso, en su trinidad y en su unidad? Creo.
¿Crees en la santa Iglesia de Dios? Creo.
¿Crees en la remisión de los pecados por el bautismo? Creo.
¿Crees en la vida después de la muerte? Creo.'
(E. von Steinmeyer, Die kleineren althochdeutschen Sprachdenkmdler, Berlín, 1916, p. 23)
Del rito bautismal medieval la renuncia entró en el Taufbüchlein de Lutero y de ahí en el ritual luterano del bautismo. Sin embargo, la validez del bautismo no se hizo dependiente de la renuncia; desaparece en algunas formas del siglo XVI, como en el orden eclesiástico de Württemberg de 1536. Falta en la forma del bautismo de Zwinglio, del cual todas las adiciones no halladas en las Escrituras son omitidas y en las ordenanzas de Ginebra, pero es recibido en la liturgia bautismal anglicana. Desde el surgimiento del racionalismo se ha hecho un esfuerzo entre los luteranos para abolir la renuncia, a causa de la negación de la existencia del diablo y a la ofensa que a los cultos puede provocarles la práctica y al temor de promover la superstición. Más aún, ha sido contemplado como una especie de exorcismo. Hacia finales del siglo XVIII los clérigos comenzaron a relajar su observancia estricta de las ordenanzas eclesiásticas y la renuncia desapareció en muchas congregaciones de Alemania, aunque fue generalmente más retenida en el campo. Muchas de las liturgias modernas la omiten totalmente o la retienen en forma modificada.


PASCUA 2016


viernes, 25 de marzo de 2016

¿TU VIDA ESTÁ ESCONDIDA CON CRISTO EN DIOS?


CONOCE A JESÚS, TU DIOS: LEE LOS EVANGELIOS.

Gálatas 2. MUERTA andaba en mis delitos y pecados, esclava del príncipe de la potestad del aire, el espíritu que opera en los HIJOS de DESOBEDIENCIA y por naturaleza HIJOS DE IRA.
¿Cómo es eso de que todos somos hermanos e hijos de un mismo Padre? La Biblia no dice eso.
Ese mismo espíritu operaba en mí, porque yo era hija de desobediencia y por naturaleza hija de ira, por vivir en los deseos de la carne, HACIENDO la VOLUNTAD de la CARNE y de los PENSAMIENTOS.
PERO…
Dios que es rico en Misericordia, aún estando yo muerta en pecados, me DIO VIDA juntamente con Cristo. ¡POR GRACIA SOY SALVA! Y juntamente con Él me RESUCITÓ y me hizo SENTAR en los Lugares Celestiales.
Porque por GRACIA SOY SALVA por medio de la FE y esto no de mí, pues es DON de DIOS.
Pero hay más todavía:
Porque soy HECHURA Suya, Nueva Criatura, CREADA en Cristo Jesús para Buenas Obras, las cuales Dios PREPARÓ de antemano para que anduviese en ellas. ¡Tampoco las buenas obras nacen de mí!
Jesús es mi PAZ y mediante la Cruz me RECONCILIÓ con Dios y por medio de Él tengo ENTRADA por el Espíritu Santo al Padre.
Así que, soy Conciudadana de los Santos y Miembro de la Familia de Dios. El PECADO ya NO se enseñorea de mí, pues no estoy bajo la Ley sino bajo la GRACIA.
AHORA que he sido libertada del pecado y hecha Sierva de Dios, tengo por FRUTO la SANTIFICACïÓN y como FIN la VIDA ETERNA.

SOY CARTA DE CRISTO ESCRITA no con tinta sino CON EL ESPÍRITU DEL DIOS VIVO, no en tablas de piedras, sino EN TABLAS DE CARNE DEL CORAZÓN. (2° Cor. 3:13).
Mi CIUDADANÍA está en los Cielos, de donde también espero a mi Salvador, al Señor Jesucristo, el Cual transformará mi cuerpo de humillación para que sea semejante al Cuerpo de la Gloria Suya, por su Potencia o Poder.
Romanos 8: 28-39.
¿Quién me acusará? Dios me JUSTIFICA.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió. ¡y RESUCITÓ!
Está a la Diestra del Padre e intercede por mí.
¡Antes, en todas estas cosas, SOY MÁS QUE VENCEDORA por medio de AQUEL que me AMÓ!


Bendito sea el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, porque ALUMBRÓ los OJOS de mi Entendimiento, y habiendo OIDO la Palabra de Verdad, el Evangelio de nuestra Salvación y habiendo CREIDO en Jesús, fui SELLADA con el Espíritu Santo de la Promesa. (Efesios 1:3-13).

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Y si has resucitado con Cristo, busca las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la Diestra de Dios. Pon la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
¿Por qué?
Porque estás MUERTO Y TU VIDA ESTÁ ESCONDIDA CON CRISTO JESÚS EN DIOS. (Colosenses 3:1)

Hermano/a:
Antes de celebrar la Resurrección del Señor Jesús y por medio de Él tu Resurrección, MEDITA:

¿A quién SIRVES tú?
- A la LEY del ESPÍRITU de VIDA, (Jesús), porque CREES que eres Salvo por GRACIA por medio de la FE en Jesús.
- A la Ley del Antiguo Pacto. Por la Ley nadie se Justifica para con Dios, porque el JUSTO por la FE vivirá. Cristo nos redimió de la maldición de la Ley. Venida la FE ya no estamos bajo la Ley. (Gálatas 3).
- O tal vez, peor aún, mezclas, combinas, un poco de Gracia con un poco de Ley, como se enseña ahora en las “iglesias cristianas”. ¡Cuidado! A los tibios, Dios los vomita de su boca. Por ejemplo, se está enseñando a cumplir la “ley del diezmo”.
Soy Salva por GRACIA. La FE es Don de Dios. Mi Fruto es la Santificación. Mi Fin la Vida Eterna.
Por la Fe en Jesús soy Hija de Dios y como tal, Dios envió a mi corazón el Espíritu de su Hijo, el cual clama ¡ABBA PADRE!. Así que ya no soy esclava, sino Hija y Heredera de Dios por medio de Cristo.

Si CREES que eres SALVO/A por GRACIA:
¡CELEBRA la Resurrección del Señor Jesús y tu Resurrección gracias a Él!
Recuerda:
Sola FE. Sola Gracia. Sola Escritura.
Solo Jesús. Solo a Dios la Gloria.



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(Elena Sanfilippo Ceraso
   miércoles 23/03/2016)

viernes, 18 de marzo de 2016

Salvada por Gracia yo soy



















Lectura: Haga click aquí => SEQUÍA. 1° Parte (27/02/2016)

Tal vez, cuando leíste Sequía 1, pensaste humanamente:
-No, esto no es para nosotros, Elena está exagerando un poquito.
Por mi parte, en oración, le consultaba al Señor, si aún estábamos a tiempo de arrepentirnos o ya nos bajó la cortina, cansado de nuestras infidelidades, (como también cuenta Jeremías en su libro).
-Dios, por favor, (le dije), no manifiestes tu enojo aún contra tu Iglesia. Danos una posibilidad más.
Tómate un tiempo, Hermano/a y sal a la calle.
Escucha a las personas comunes, que luchan diariamente para sobrevivir, de qué dialogan, en el colectivo, la plaza, el subte, etc. Verás que no reina la prosperidad, precisamente.
Escucha a los “cristianos evangélicos”, los hay por todas partes. ¿De qué hablan? La gran mayoría, de los secretos para prosperar, del último libro que salió de tal pastor sobre la Ley de la Abundancia, de “Pactos” con el Señor, de diezmos y ofrendas, de cómo Dios le dio tal o cual cosa, ¡porque practicó “visualización”!, etc.


Y sobre todo, de que hay que cumplir la Ley, porque parece que estamos bajo el Pacto del Antiguo Testamento. De que Jesús es el MEDIADOR de un NUEVO PACTO, el SUMO SACERDOTE…, libro de Hebreos 8, ¡no tienen ni noticias!
La SEQUÍA ya está aquí.
La gran mayoría de los “cristianos” no la percibe. Y menos el mundo que no conoce nada de la Palabra de Dios.
Pero si oras a Dios sinceramente, Él te mostrará que envió la sequía como una señal, esperando que su Pueblo se vuelva a Él, y reconozca a Jesús como Señor y Salvador, pues sus planes son de Bendición y de Paz.
El jueves 17 de marzo llegó a mis manos un video.
En Irak, siete iglesias arameas, (cristianas), fueron atacadas con autobombas y cristianos sirios ortodoxos sufrieron el martirio.
Ante este hecho, ¿los cristianos se dispersaron?, ¿se encerraron en sus casa por temor?, ¿ocultaron su Fe en Jesús?
¡NO! Estas siete iglesias se unieron por primera vez y salieron a la calle, creyendo en la Palabra de Dios: “El Señor es MI AYUDADOR, no temeré lo que me pueda hacer el hombre”. Levantaron bien en alto la Cruz, símbolo de Jesús Resucitado y llevando la foto de sus mártires.



¡Ésta es la Iglesia de Dios! Éste es el Cuerpo de Cristo, con cristianos comprometidos con su Señor Jesús, que declaran:
“NOS MATAN PORQUE TENEMOS AL JESÚS DE LA BIBLIA, no al otro. Ésa es nuestra culpa”.
Ésta es la Iglesia VIVA que predica el Mensaje Kerygmático, (Mensaje Apostólico). (Puedes leer KERYGMA 13/02/2016)
“Vamos a seguir en EL CAMINO, de cara al EXTERMINIO”, agregan estos Hermanos.
Éstos son cristianos que renovaron su Fe en el Señor Jesús, aunque los exterminen seguirán EL CAMINO que es Jesús.
Ésta es la Iglesia de Dios, por quien el Señor Jesús entregó Su Vida y Resucitó y pronto Regresa a buscarla.
Ésta es la Iglesia de Dios que le dice SÍ a la Palabra de Dios. En Hebreos 13, dice acerca de los Deberes Cristianos:
Permanezca el Amor Fraternal… Acordaos de los presos como si estuvieseis presos juntamente con ellos, y de los maltratados como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.
Estos cristianos sienten y viven lo que le pasa al otro como propio.
Pero además, esta Iglesia salió a la calle, no sólo a declarar públicamente su Fe en Jesús crucificado y Resucitado, sino a dar el Mensaje de Salvación al mundo.
¿Y con qué texto base?
Con 2° Crónicas 7: 13-14. Esto es: Humillación. Invocación del Nombre del Señor Jesús. Búsqueda de su Rostro. Conversión de los malos caminos.
Anunciando que si no se arrepienten, Dios les enviará castigo. Sí, le predican al mundo arrepentimiento de pecados, perdón de pecados en el Nombre de Jesús y que la Salvación es por GRACIA.
Estos cristianos arameos han decidido SEGUIR fieles a Jesús. No quieren que Dios les envíe a ellos sequía por andar en malos caminos o por temor a los hombres. Anhelan recibir las Bendiciones y la Paz de Dios, no su castigo. Aunque les cueste la vida.
Es una Iglesia que predica el Mensaje Kerygmático. Esto significa que no predica sólo una parte del Evangelio, sino que VIVE el Evangelio, es la SAL y la LUZ del mundo.
Este Mensaje Kerigmático debiera predicarse en TODO el mundo. ¿Pero tú crees sinceramente, que esto es así?
¿No será que como parte del Cuerpo de Cristo con estas Iglesias, debemos levantarnos y salir a la calle a dar las Buenas Nuevas del Señor Jesús al mundo, creyendo a Su Palabra, que dice que Dios puso a la Iglesia como Cabeza sobre TODO y que Jesús nos sentó con Él en los lugares celestiales?
Dice Dios:
AHORA están ABIERTOS mis ojos y ATENTOS mis oídos a la ORACIÓN. (2° Crónicas 7).

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¿Crees realmente en el Jesús de la Biblia? ¿Te has arrepentido de tus pecados y recibido el perdón de tus pecados en el Nombre de Jesús? ¿Jesús es tu Salvador y Señor?
¿Crees que eres SALVO por GRACIA y no por las obras de la ley?
O sólo crees que el Señor Jesús es tu banco donde acudes a realizar depósitos por diezmos, pactos, etc. y que luego Él tiene la obligación de devolverlos multiplicados en tus manos, con beneficios e intereses.
Jesús sometió bajo los pies de la Iglesia TODO. Y debe ser una Iglesia LIBRE, porque conocer a la VERDAD que es Jesús, la hizo LIBRE
Pero, ¿está la Iglesia sometida al diablo, a la política, a otras religiones, etc, porque abandonó el lugar de privilegio que Dios le dio de ser Cabeza sobre Todo?
Le dice Pablo a los Gálatas:
Estoy maravillado de que tan pronto se hayan alejado del que los llamó por la GRACIA de Cristo, para seguir un Evangelio diferente. Y los llama INSENSATOS por haberse dejado fascinar y abandonar el Evangelio del Señor Jesús. Les pregunta:
¿Recibieron el Espíritu por las obras de la Ley o por el OIR CON FE?

MEDITA:
¿Perteneces a la “iglesia cristiana” que se ha vuelto a la Ley del Antiguo Testamento, es decir, que predica que se debe cumplir la Ley, que aún estamos bajo el Antiguo Pacto, es decir, que la Salvación es por obras? ¿Perteneces a esta iglesia que pisotea la Obra que Jesús hizo a favor de cada persona, muriendo en la Cruz del Calvario y resucitando, a fin de que por GRACIA, por FE en Él, obtenga Salvación?
¿O perteneces a la Iglesia Cristiana, que aún perseguida, CREE en el Jesús de la Biblia, cree que la Salvación es por Gracia y le predica al mundo las Buenas Nuevas del Señor Jesús, aún a costa de su vida?
LA SALVACIÓN ES POR FE
NO POR OBRAS PARA QUE NADIE SE GLORIE.
DILE NO A LA SEQUÍA. 
CONFIESA AHORA TU FE EN JESÚS. 
ÚNETE A LOS CRISTIANOS QUE PREDICAN LA SALVACIÓN POR GRACIA.

SÓLA FE. SÓLA GRACIA. SÓLA ESCRITURA. 





(Elena Sanfilippo Ceraso
    viernes 18/03/2016)

lunes, 14 de marzo de 2016

La Santa Eucaristia como sacramento en el anglicanismo


Es el sacramento por el cual recibimos a Jesucristo. Para nosotros es el sacramento más importante y el que se centra la comunidad, con él podemos estar unidos unos a otros con Jesús espiritualmente. La eucaristía fue instituida por Nuestro Señor Jesucristo para recordar su Muerte, que fue su Sacrificio, y Resurrección. Las especies de la eucaristía son el pan y el vino. Las consagra el sacerdote u obispo. Nosotros los anglicanos, al igual que los ortodoxos, veterocatólicos, luteranos y otros grupos que creemos en la Presencia Real de Jesús en la eucaristía, no negamos el pan y vino y lo tomamos normalmente de rodillas. La teología anglicana es un poco abierta a lo que pasa en la eucaristía al no estar afirmado del todo. En el anglicanismo, puedes creer en la transustanciación, consustanciación o la presencia espiritual de Jesús en la eucaristía, pero es obligatorio creer en la Presencia Real de Jesús en la eucaristía. Los anglicanos dejan que miembros de otras confesiones cristianas participen en la eucaristía y puedan tomarla ya seas católico-romano, ortodoxo... 
Para los anglicanos es necesario que la persona este limpia de todo mal porque recibe a Jesús nuestro Señor y, por tanto, es necesario que tenga un arrepentimiento de las cosas malas que haya cometido. En la eucaristía se nos invita al gran banquete celestial que nos invita Jesús todos los domingos para unirnos como cristianos. En el anglicanismo recibe varios nombres: misa, Cena del Señor, eucaristía y Santa Comunión. Así que ya sabes, recibe a Jesús a través de su Palabra y Sacramento en la eucaristía como Él dijo: tomad y bebed esto es mi Cuerpo y Sangre que será entregado y derramada por vosotros para el perdón de los pecados hacedlo en conmemoración mía.

http://anglicanosespanoles.blogspot.com.ar/2010/11/la-santa-eucaristia-como-sacramento-en.html



domingo, 13 de marzo de 2016

¿CÓMO UNA VIDA DE FIDELIDAD AL EVANGELIO ES INSEPARABLE DE LA EUCARISTÍA?


COMUNIÓN ANGLICANA

J. Neil Alexander

Este tipo de preguntas parece, desde el punto de vista del anglicanismo clásico, bastante sorprendente a primera vista. Encontramos entre los anglicanos concepciones de la Eucaristía extremadamente diferentes. En esta Iglesia, la piedad y la devoción adquieren por sí mismas orientaciones muy variadas. Aunque la celebración eucarística constituye el modelo normativo para todos los domingos y todas las grandes fiestas, en realidad constatamos que su observancia es todavía débil en ciertas comunidades anglicanas, que prefieren la recitación regular del oficio del domingo por la mañana. Sin embargo, a pesar de esta considerable diversidad, la mayoría de los anglicanos formados por la doctrina, la disciplina y el culto del Book of Common Prayer o alguna de sus variantes oficiales, tendrían dificultades para imaginar una vida de fidelidad al Evangelio sin la Eucaristía. La Eucaristía es, desde el comienzo, una dimensión esencial del pensamiento y de la práctica anglicanas. A diferencia de nuestras Iglesias-hermanas nacidas de la Reforma en el continente, donde las querellas sobre la doctrina y la práctica eucarísticas las condujeron con frecuencia a modificar el equilibrio entre Palabra y sacramento en favor de oficios dominicales más bien de predicación que de comunión, el Book of Common Prayer implantó una liturgia completa de la Palabra y de la santa mesa como rito central destinado a formar y a alimentar a la comunidad de fe. Con el tiempo, la oración de la mañana, animada por una coral, y el sermón se convirtieron en la práctica regular de numerosas parroquias anglicanas, aunque la referencia a la Eucaristía como norma en los libros litúrgicos de la Tradición y en la experiencia de los fieles no estuvo nunca verdaderamente comprometida. Bajo el reinado de Enrique VIII, la Iglesia católica de Inglaterra rompió su juramento de fidelidad al papado y reconoció a la corona de Inglaterra como cabeza suprema de una Iglesia nacional autónoma. A diferencia de los Reformadores alemanes y suizos, que estaban animados por preocupaciones doctrinales y pastorales, Enrique y su corte estaban motivados por el deseo político de preservar la relación entre la Iglesia católica de Inglaterra y el reino del soberano. Esto significa que, durante los primeros años, la Reforma, en Inglaterra, conservó el contenido y la forma de la fe católica que había heredado de Roma a lo largo de los siglos. Enrique VIII y sus consejeros se afanaron incluso en probar que al separarse de la autoridad del papa no se habían apartado de la fe católica. La Assertio Septem Sacramentorum de 1521, escrita bajo la autoridad de Enrique contra los excesos de Lutero y de los Reformadores continentales, le valieron el título de Fidei Defensor que le otorgó el papa León X. La misa romana, según uno de los “usos” de la Iglesia católica en Inglaterra, continuó siendo la práctica corriente en todo el reino, durante todo el reinado de Enrique. El advenimiento de Eduardo VI abrió la vía a nuevas evoluciones en la fe y en la práctica eucarísticas. Hacia el final del reinado de Enrique empezaba a salir a la superficie con más vigor una corriente subyacente. Los movimientos luterano y reformado estaban bien implantados en el continente y su influencia se dejaba sentir en Inglaterra. El arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, hombre hábil desde el punto de vista político, era conocido por sus simpatías hacia el movimiento de la Reforma. La promulgación del primer Book of Common Prayer, en 1549, lanzó en Inglaterra el primer auténtico debate sobre la fe y la práctica eucarísticas. El ritual aparecido en 1549 era un “agregado” de diferentes aspectos de la tradición litúrgica occidental. Cranmer, inspirándose en libros litúrgicos de rito romano empleados en Inglaterra, en proposiciones litúrgicas de Lutero, Bucero y otros, en el breviario del cardenal Quiñones, en el Kirchenordnungen de Lutero, y en otras fuentes, ensambló, a partir de ahí, la primera liturgia inglesa independiente. Con la aparición de la obra se manifestaron los defensores y los detractores. Aquellos que querían garantizar la continuidad entre la fe eucarística de la Iglesia de Inglaterra y la del catolicismo romano intentaron interpretar el rito en este sentido. Otros, más preocupados por la unidad entre la Iglesia y el reino que por la doctrina eucarística, buscaron el compromiso por todas partes donde pudiera encontrarse. Otros aún, bajo la influencia de las reformas más extremas de Zurich y de Ginebra, sostuvieron firmemente una interpretación de este nuevo libro que correspondía más a las teologías eucarísticas evangélicas que nacían de la Reforma en el continente. Se ha discutido mucho intentando saber cuál era la posición personal del arzobispo Cranmer. Si bien algunos no dudan en considerarle como un agente disfrazado de Zuinglio, otros han preferido ver en su obra un punto medio entre las posiciones de Lutero (Presencia real) y las de Zuinglio (Ausencia real) donde se intenta encontrar un equilibrio entre la objetividad sacramental de Lutero y la fuerte dependencia, defendida por Zuinglio, de la fe personal del creyente. “Una presencia verdadera y espiritual, ésa es la expresión empleada a menudo para indicar la posición de Cranmer. El debate sobre la interpretación del rito eucarístico del Book of Common Prayer de 1549 introdujo, en el seno del anglicanismo, la posibilidad de interpretar el mismo texto oficial de maneras muy diferentes. Los principales textos litúrgicos propuestos para la celebración de la Eucaristía y empleados por las comunidades parroquiales han recibido interpretaciones diferentes a lo largo de toda la historia de la Iglesia de Inglaterra. Estas interpretaciones van desde la más estricta teología católica de antes de la Reforma hasta posiciones muy próximas a Zuinglio y a los elementos más radicales de la Reforma suiza, pasando por una concepción equilibrada bastante próxima a una posición que podríamos identificar como “luterana”. Por lo general, se considera que los elementos más radicales encontraron su apoyo más ferviente y su apología entre los partidarios del segundo ritual, aparecido en 1552. Según muchos observadores, el ritual de 1559, promulgado bajo el reinado de Isabel I, manifiesta la intención de la Iglesia de Inglaterra de seguir una vía media a medio camino entre las posiciones extremas católicas o protestantes, y tal vez sea en este ritual donde se encuentra por vez primera una expresión auténtica de la liturgia y de la teología anglicanas. El principal teólogo del período isabelino fue Richard Hooker. Éste, en el libro V de su obra monumental, Of the Laws of Ecclesiastical Polity, proponía una apología polivalente del Book of Common Prayer que constituía el punto de partida de una gran parte de la teología eucarística anglicana que iba a seguir. Hooker estuvo influenciado él mismo por la tradición católica, pero mantuvo también conversaciones muy continuadas con las voces cada vez más vehementes que se hacían oír en el ala puritana de la Iglesia. En busca de una vía media entre las posiciones extremas con que se encontraba, Hooker formuló una teología que hablaba de la participación real del creyente en el cuerpo y en la sangre de Cristo. A partir de esta posición, Hooker podía apaciguar el campo de los puritanos y de los reformados rechazando la doctrina de la transubstanciación y otorgando una mayor importancia al papel de la fe en la vida del comulgante. Y, al mismo tiempo, podía afirmar que en el corazón de la participación se encuentra la recepción fiel del cuerpo y de la sangre de Jesús que es “instrumentalmente una causa” de la misma. Las exigencias de esta posición obligaron a Hooker a abandonar toda investigación profunda sobre el modo de presencia de Cristo en las especies sacramentales, dando así nacimiento a un tema que recurre con frecuencia en la teología eucarística anglicana. Como otros muchos teólogos anglicanos después de él, Hooker se interesó más por la presencia real de Cristo en la asamblea gracias a las promesas de Cristo en su sacramento, por la fe de la comunidad de los creyentes y por los elementos fijados por Cristo, es decir, por la participación (comunión), que por la conclusión de una disputa filosófica sobre el modo de presencia que se podría creer, localizada, o no, en el pan y el vino. John Booty es quien mejor ha analizado los trabajos de Hooker sobre la Eucaristía. Hace notar la importancia de dos términos del Nuevo Testamento –koinônia y metanoiaque figuran en el centro de la idea que se hace Hooker de la participación. En lo que se refiere a la koinônia –la comunión– Hooker pensaba que el creyente es transformado por la comunión en el cuerpo de Jesús; el cuerpo y la sangre de Cristo consagrados son los instrumentos mediante los que se lleva a cabo nuestra comunión con Dios. La unión mística, que de ahí resulta también para el creyente, constituye la Iglesia. “Edifica su Iglesia a partir de la misma carne, del costado atravesado y sangriento del Hijo del hombre. Su cuerpo crucificado y su sangre derramada para vida del mundo son los verdaderos elementos de este ser celeste, lo que nos hace semejantes a aquel del que venimos. Por eso las palabras de Adán pueden ser exactamente las palabras de Cristo sobre su Iglesia, Carne de mi carne y hueso de mis huesos, tomada verdaderamente de mi propio cuerpo” (Laws V, 56, 7). Hooker, para consolidar su teología de la participación, recurrió asimismo a la noción de metanoia que encontramos en el Nuevo Testamento. El arrepentimiento no sólo cambia al creyente, sino que le permite asimismo un nuevo nivel de serla participación– en la comunidad de todos los fieles. Hooker no tiene una concepción negativa del arrepentimiento; al contrario, ve en él una adhesión, en el sentido más positivo, a la misericordia y a la gracia de Dios en respuesta al Evangelio. La definición de la participación, según Hooker, tan esencial para comprender su teología eucarística, se sitúa en el punto de equilibrio entre la experiencia eucarística del creyente y la herencia eucarística de la comunidad de fe. La misma posición se encuentra en otro teólogo importante de la época isabelina: John Jewel. Según este último, la santa comunión es “no sólo nuestra comunión en Cristo, sino también esta unidad en la que los que comen en esta mesa deben soldarse los unos a los otros. Esta doble insistencia –en la fe del creyente y en la construcción de la Iglesiapermanecerá en el centro de la teología y de la práctica eucarísticas anglicanas en las épocas siguientes.

La acensión de Jacobo I al trono de Inglaterra abrió un nuevo capítulo en la historia del Book of Common Prayer y de las celebraciones religiosas. La precaria calma que dominaba en los últimos años del reinado de Isabel fue perturbada de nuevo cuando los puritanos dirigieron una solicitud a Jacobo I en la que pedían verse liberados “del fardo de los ritos humanos y de las ceremonias”. Un estudio del Book of Common Prayer de 1604 muestra que, en una gran medida, los puritanos fracasaron en su intento de derrumbamiento de las celebraciones religiosas. La defensa de la posición “episcopaliana” fue el origen de una nueva era de reflexión y de enseñanza teológica sobre la Eucaristía en la Iglesia de Inglaterra. Lancelot Andrewes volvió a abrir para los anglicanos la cuestión de la Eucaristía como sacrificio y elaboró una posición que se esforzaba en evitar las trampas bien conocidas de la teología medieval, sin abandonar por completo la teología del sacrificio eucarístico, como hacían las tendencias más radicales del protestantismo. El interés consagrado por Andrewes al sacrificio fue recogido por algunos teólogos ingleses del siglo XVII, entre los cuales figura, tal vez de una manera particularmente digna de ser destacada, el futuro arzobispo de Canterbury: William Laud. Ambos hombres consideraron necesario rechazar la doctrina de la transubstanciación, pues no era posible encontrarle fundamento ni en las Escrituras ni en la enseñanza de la Iglesia antigua. Sin embargo, al mismo tiempo, estaban profundamente convencidos de que se adherían a la totalidad de la fe católica en materia eucarística, tal como la habían recibido, despojada de las molestas omisiones introducidas por los protestantes. Encontramos en el siglo XVII muchas obras de teología eucarística cuyo objetivo era interpretar la práctica de la Iglesia “según el uso del Book of Common Prayer” de un modo que reafirmaba con vigor la doctrina de la Presencia real de Cristo en el sacramento. La intención de estos teólogos era abrirse un paso a través de las fuentes de la tradición antigua, de suerte que pudieran evitar las concepciones “carnales, corporales, localizadas” de la presencia eucarística típicas de finales de la Edad Media, evitando, al mismo tiempo, el “simple memorialismo” que percibían a menudo en la tradición de la Reforma.

Esta literatura teológica se desarrolló sobre el telón de fondo de la “renovación patrística” que conoció el anglicanismo en el siglo XVII. Se ve aparecer, en esta época, un renovado interés por la investigación erudita sobre las fuentes antiguas y se asiste igualmente al nacimiento de un tipo de ciencia litúrgica específicamente anglicano. Estas preocupaciones sobrevivieron a la guerra civil inglesa y a la Commonwealth, y recobraron cierta notoriedad después de la promulgación del Book of Common Prayer de 1662. Nunca se dirá bastante la influencia que tuvo, en la evolución ulterior del anglicanismo, el estudio de textos antiguos, especialmente litúrgicos, y de aquellos que trataban de los sacramentos y de la ordenación. Hasta los partidarios de una posición más puritana y reformada se vieron influenciados por la renovación de los estudios patrísticos en Inglaterra. En ninguna parte se ve mejor la resonancia del estudio de las fuentes antiguas que en la obra de los nonjurors (no-juramentados), aquellos que se negaban a prestar el juramento de fidelidad a Guillermo y a María a causa de su juramento previo y de su fidelidad al rey exiliado, Jacobo II. Los non- jurors intentaron, en sus centros de investigación y de reflexión teológica, tanto en Inglaterra como en Escocia, reformar la liturgia de la Iglesia, especialmente las celebraciones eucarísticas, según principios que les parecían más en armonía con la teología y la práctica de la Iglesia antigua. Se interesaron especialmente por los textos litúrgicos y por los tratados de las diferentes Iglesias de rito oriental. Encontramos traducciones inglesas de bastantes fuentes orientales. Estas fuentes influyeron en la evolución de la liturgia anglicana, particularmente en el proceso que condujo a la publicación de un nuevo ritual para Escocia, en 1764. Este ritual influyó, a su vez, en el primer ritual americano aparecido en 1789. Aunque su posición era, en esta época, minoritaria, los non-jurors contribuyeron de manera importante a la evolución de la liturgia eucarística anglicana a lo largo de los años que siguieron. Entre las evoluciones más importantes, podemos citar una acción de gracias más desarrollada y más equilibrada, una anámnesis que recuerda de manera más clara la obra salvífica de Cristo, la oblación del pan y el vino, y, tras el relato de la institución, incluyeron una epíclesis más explícita en vistas a la consagración de las ofrendas para la comunión de los fieles.

La así llamada “renovación evangélica” del siglo XVIII contribuyó igualmente a subrayar el lugar central de la Eucaristía en la fe y en la práctica anglicanas. John y Charles Wesley, anglicanos que recibieron la influencia de los non-jurors en Oxford a comienzos de su formación, otorgaban a la Eucaristía una importancia esencial que encontraba su sitio en la teología anglicana clásica. Aunque John Wesley no sea un teólogo a la par que filósofo, su enseñanza sobre la Eucaristía lleva, en muchos puntos, la marca de la tradición católica del anglicanismo, pero él se interesaba más por la respuesta de fe personal aportada por el creyente. Aun conservando en una amplísima medida el lenguaje de la teología eucarística tradicional, Wesley deseaba que se otorgara un papel claro e inequívoco a la fe del creyente en la práctica eucarística. Wesley, como otros pastores de tendencia evangélica, apenas veía diferencia entre los beneficios que recibimos de Cristo por la comunión y los que recibimos por la escucha de la predicación sobre las Escrituras o por la oración y la fraternidad. Todos los beneficios de la creencia son accesibles por la fe y sólo por ella. Sin embargo, a diferencia de otros teólogos evangélicos, Wesley no reducía el papel de la santa comunión recibida en la fe, respecto al de la predicación. Las raíces católico-anglicanas de Wesley no le permitieron nunca abandonar el equilibrio entre palabra y sacramento, que eran para él elementos esenciales de la fe y la práctica evangélicas. Encontramos la misma dinámica en los himnos de Charles Wesley. Estos himnos eucarísticos están repletos de palabras e imágenes tradicionales que revelan claramente la influencia que tuvo sobre su autor la tradición católica. Ahora bien, al mismo tiempo, el lugar de la fe personal así como la llamada a la santidad de vida se entremezclan profundamente y se equilibran con la insistencia que pone en la experiencia mística que caracteriza a la tradición evangélica.

El siglo XIX fue el telón de fondo de otro período de rica efervescencia para el pensamiento y la práctica eucarísticas en la Iglesia anglicana. El movimiento de Oxford no se preocupó, en sus primeros tiempos, ni de la liturgia ni de los sacramentos. Se interesó, más bien, por una cuestión fundamental: “¿Qué es la Iglesia?”. Una cuestión que refluye sobre todos los aspectos de la vida eclesial. La encontramos especialmente en los aspectos “públicos” de la liturgia, de los sacramentos y del ministerio ordenado. Los principales responsables del movimiento incitaron una vez más a los anglicanos a volverse hacia su herencia –la enseñanza y la práctica de la Iglesia católica antigua antes de la división (tal como ellos la concebían)– y se esforzaron, a partir de ahí, por reformar y renovar toda la vida de la Iglesia. Hacia mediados de siglo se dejó sentir en Inglaterra el movimiento romántico que había atravesado todo el continente. El movimiento litúrgico moderno que empezaba a manifestarse en la Iglesia católica y en los luteranos encontraba signos de interés y de apoyo entre los anglicanos. Esta matriz es la que dio nacimiento a lo que se ha dado en llamar la “renovación gótica”, el movimiento ritualista y una nueva forma de anglo-catolicismo. Estos movimientos, qué duda cabe, no tenían como tema la Eucaristía, pero no por ello han dejado de marcar, hasta nuestros días, una impronta indeleble en la fe y en la práctica eucarísticas de la Iglesia anglicana.

En el siglo XX se han producido diferentes evoluciones que han venido a reforzar la fe y la práctica eucarísticas entre los anglicanos. El movimiento de “comunión parroquial” intentó restablecer la celebración semanal de la Eucaristía y convertirla en el acto religioso esencial cada domingo. Definió este acto como la actividad constitutiva de la Iglesia parroquial. Este programa estaba ampliamente influenciado por el surgimiento continuo del movimiento litúrgico ecuménico, que intentaba alentar el restablecimiento de una plena liturgia de la palabra y del sacramento para cada Día del Señor, y la recepción regular de la santa comunión en las Iglesias, donde las asambleas sin comunión se habían vuelto la norma. Estos movimientos alcanzaron un punto culminante en la obra litúrgica del concilio Vaticano II en la Iglesia católica. El Concilio marcó un giro decisivo para todos los cristianos, en particular para aquellos que son miembros de Iglesias que tienen una liturgia sacramental, aun cuando no estén en comunión con la Iglesia de Roma. En ninguna parte de la comunión anglicana se han librado de la influencia del Concilio sobre la vida litúrgica, y muchas provincias se han visto influenciadas, de una manera muy profunda, “por el espíritu, cuando no por la letra” del Concilio. La muy clara enseñanza del Concilio respecto a la dimensión comunitaria de la fe y de la práctica eucarísticas está absolutamente de acuerdo, en muchos puntos, con los comienzos del anglicanismo. La enseñanza del Concilio ha servido de catalizador a una gran cantidad de anglicanos, a fin de hacerles recuperar los elementos comunitarios y constitutivos de la fe y de la práctica eucarísticas, que caracterizan la perspectiva a largo plazo de su propia tradición y se ha visto menos influenciada por los enfoques más personales e individualistas de una época más reciente.

Para los anglicanos, en el centro de su experiencia de fe se encuentra Jesucristo. Ahora bien, esta experiencia no es la experiencia aislada de un individuo creyente sin conexión con la fe de la comunidad. Para ser cristiano y vivir una vida de fidelidad al Evangelio de Jesús, es menester formar parte del Cuerpo de Cristo, de esta comunidad que proclama que su identidad, antes que cualquier otra cosa, es la de un sacerdocio de bautizados reunidos alrededor de la Palabra y de la santa mesa. Para los anglicanos, es en la liturgia eucarística –celebración de la muerte y de la resurrección de Jesús– donde comprendemos lo que somos, a quién pertenecemos fundamentalmente, y de quién somos responsables en nuestra misión y nuestro ministerio en nombre de Jesús. Del mismo modo que no hay vida de fe sin fraternidad con los otros creyentes, tampoco hay misión –ni justicia, ni misericordia, ni gracia– que no encuentre fundamentalmente su fuente en la liturgia de la santa Eucaristía. La fe en Jesucristo es el único aspecto esencial de fidelidad al Evangelio; sin embargo, para los anglicanos formados por la oración comunitaria, sería inconcebible pensar encontrar a Cristo, a quien somos fieles, fuera de la predicación y de la fraternidad de la Eucaristía.

J. Neil Alexander

MAURICE BROUARD, s. s. s. Director. ENCICLOPEDIA DE LA EUCARISTÍA. Desclée de Brouwer Bilbao. p.872-877.

viernes, 11 de marzo de 2016

El Especialista


Escúchame bien, Hermano/a:
Te escribo a ti, que los problemas te hundieron en una cueva que tiene una piedra que tú no puedes correr. A ti que estás “muerto en vida”. Te ruego que leas lo que he escrito para ti. Y que me acompañes en un tiempo de humillación, de confesión de pecados, de alabanza y adoración al único Dios Verdadero: Jesucristo. ¡Él es el Único Dios! Y está esperando que le digamos:
¡Creo en TI, Señor! ¡Y creo que puedes hacerlo! ¡Tú eres el Especialista!
Te lo dedico a ti.

Jesús llegó al sepulcro donde estaba Lázaro.
Marta le dijo:
-Señor, si hubieras estado aquí antes… Yo te mandé avisar cuando enfermó. Pero te demoraste en el camino. ¡Te dije que era grave! Un Fuego de Prueba cayó de repente, enfermó gravemente y murió. Hace cuatro días ya. ¿Por qué, Señor? ¿Por qué tardaste?
Marta: ¿No te he dicho ya? ¿No te lo he repetido muchas veces?
¿NO TE HE DICHO QUE SI CREES VERÁS LA GLORIA DE DIOS?
Creer en Jesús. Él espera que cada uno manifieste Fe SÓLO en Él. Jesús te pregunta:
¿Crees que YO puedo hacerlo? ¿Crees en MÍ?
Espera tu respuesta porque está deseoso, impaciente por actuar. Quiere que le lleves a sus Pies tus problemas y que le confieses:
-Sí Señor, CREO. Tú TODO lo puedes. ¡Creo en Ti, Señor Jesús!
Veamos cómo continuó la historia.
¿Qué había dicho cada uno frente a este hecho?
Jesús que TODO lo sabe, dijo:
-Esta enfermedad no es para muerte, sino para la Gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Lázaro DUERME. Voy para despertarle. Me alegro por ustedes para que CREAN.
El motivo real de la repentina enfermedad de Lázaro era éste: estaba siendo instrumento útil para que el Nombre del Señor Jesús sea glorificado. Pero los que lo escucharon no entendieron nada.
Tomás – “creo si veo”- dijo: Vayamos también nosotros para que muramos con él.
No podemos negar que aunque no entendió nada de lo que Jesús había dicho, lo amaba y se solidarizó con su situación, quería ser parte de lo que le ocurriera a Él.
Los judíos: Al ver llorar a Jesús ante la tumba de su amigo dijeron:
-¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego haber hecho que Lázaro no muriera?
Marta: Le recriminó a Jesús porque no llegó a tiempo. Pero confesó su Fe en Él y que creía que Lázaro iba a resucitar en la Resurrección, en el Día postrero.
Muchos de los presentes, sólo veían a Lázaro MUERTO y nada más.
Y Jesús ordenó: -¡QUITEN LA PIEDRA!
Marta le replicó: -Pero Señor, ¿cómo vas a mandar que quiten la piedra de la tumba? ¿No escuchaste que pasaron cuatro días y la muerte ya hizo su trabajo? ¡Señor, hiede ya!
Y algunos, sólo por obediencia, no por Fe en Jesús, quitaron la piedra.
Ante un problema, distintas opiniones o formas de verlo. Pero en el fondo, todos criticaban a Jesús porque no hizo nada. Porque llegó tarde. Porque dejó morir a Lázaro. Porque podía haber evitado su muerte pero no lo hizo. Recordaban bien que en otros casos, ni siquiera llegó al lugar del enfermo, dijo la Palabra y a la distancia el enfermo sanó.
Habían olvidado que estaban ante el Creador, que toda la Creación se le somete y que el espacio y el tiempo se le someten. Todos iban a ser testigos de que Jesús es el Dador de Vida y que la muerte huye delante de su Presencia.
¡Todos iban a glorificar el Nombre de Jesús e iban a creer en Él!

*     *     *     *     *

¿NO TE HE DICHO QUE SI CREES VERÁS LA GLORIA DE DIOS?
(Juan 11: 40)

Como Lázaro, te encuentras en una cueva con una piedra que tú no puedes correr. El Fuego de la Prueba te llevó hasta allí. ¿Quién puede destapar eso, quitar la piedra? Si el olor se siente a la distancia. El pecado, la falta de Fe en Jesús, las maldiciones, la miseria, la soledad, los problemas familiares, las pestilencias, la enfermedad, la falta de perdón, el odio, el resentimiento, la soledad, la angustia, la depresión, los malos sueños,… te hundieron en la cueva.
Estás muerto en vida. Te estás pudriendo hasta los huesos sumergido en ella. Te estás quedando sin aire. La muerte te ronda. Ya no querés seguir viviendo. No hay solución! ¡No tengo salida! Te repetís una y otra vez. Le avisé a Jesús ni bien comenzó esto. Pero no hizo nada.
¿O SÍ? Ahora que recuerdo, dejó dicho algo en la Biblia para mí. Pero con tantos problemas no la he leído. Y si tengo que decir la verdad, nunca me esforcé por memorizar versículos para los malos tiempos.
Hermano/a:
Jesús está dispuesto a actuar a favor de ti sin importarle los impedimentos. Acudió a resucitar a Lázaro aún cuando los discípulos le recomendaron que no vaya a Betania porque los judíos de allí lo buscaban para apedrearle.
A Jesús no le importa el tiempo que llevas transcurrido en la cueva, las circunstancias que te llevaron allí, el modo en que llegaste…
Jesús te repite: ¿No te he dicho que si crees verás la Gloria de Dios?
Jesús es ESPECIALISTA en estos casos. ¿O acaso te olvidás que Él estuvo en la tumba muerto y resucitó? ¡Venció a la muerte, al diablo, al infierno! ¡Está RESUCITADO AHORA! ¡Y te quiere sacar de la cueva AHORA!
Hermano/a, Jesús mandó que quiten la piedra que cerraba la tumba, luego Él oró y Lázaro resucitó. Él no hace lo que nosotros podemos hacer. Jesús necesita de Cristianos que no digan como Tomás “vayamos a morir con él”, a llorar, a manifestarle nuestro dolor por lo que le ocurre al Hermano. Jesús necesita de Cristianos que ejerzan Fe en Él RESUCITADO y corran a quitar la piedra para que ocurra el milagro de parte del Señor.
Querido Hermano/a:
Por Fe, quito la piedra que cierra tu cueva, porque CREO que Jesús rompe tus cadenas, te libera, te sana, te restaura, convierte la maldición en Bendición por amor a ti, te perdona los pecados, te limpia, te santifica, te da Vida en abundancia.
Jesús dio su Vida por ti. ¡Eres SALVO POR GRACIA! No tienes que hacer nada para alcanzar Salvación. Él ya lo hizo todo. Ejerce Fe en Jesús, dilo, decláralo públicamente AHORA.
Vamos a humillarnos delante del Señor, a reconocer su Grandeza, su Poder, a tirarnos a sus pies. Señor mira mi vida. Señor ayúdame. Creo en Ti. Tú eres mi Salvador y Señor. Perdona mis pecados. Lávame. Límpiame. ¡Estoy podrido, Señor! ¡Hazme de nuevo!
Que todos vean y crean que Tú eres Real y teman delante de Ti. Que tu Nombre sea glorificado por medio de mí. Mira mi vida… Mira mi vida… Señor ayúdame.
Ayúdame a quitar por Fe la piedra de la cueva donde han caído otros Hermanos para que Tú puedas obrar. Ayúdame a ser agradecido. Gracias porque soy Salvo por Gracia, me has salvado gratuitamente. Diste Tu Vida por Amor a mí. ¡Gracias Jesús!
Alabemos, adoremos juntos al Señor Jesús. No importa el tiempo que transcurra, no mires el reloj. ¡Demos gracias al Señor por lo que ha hecho en tu vida!
Luego, por Fe en el Señor Jesús, corre a quitarle la piedra a otro hermano. 








(Elena Sanfilippo Ceraso
    viernes 11/03/2016)