Cuando el día del Pentecostés judía estaba cercano, los discípulos de Cristo volvieron de Galilea a Jerusalén.
En el cuadragésimo día después de la resurrección de Jesucristo ellos estaban todo juntos en una casa. Jesucristo se les apareció diciendo: "Así es escrito, que Cristo debía sufrir y el tercer resucitar de entre los muertos, y debe predicarse el arrepentimiento y el perdón de los pecados en Su nombre a todas las naciones, empezando de Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda la creación. Quién crea y se bautice se salvará, pero quien no crea se condenará. Y estas señales acompañarán aquéllos que creen: "en Mi nombre ellos expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; recogerán serpientes, y si ellos beben cualquier cosa mortal, no los herirá; impondrán sus manos a los enfermos y se recuperarán."
Entonces el Salvador dijo a los discípulos que pronto les enviará al Jesucristo, y Él les indicó no moverse de Jerusalén hasta ese momento. Él dijo: "Yo os enviaré la promesa de Mi Padre; vosotros quedáos en Jerusalén hasta que os visite con el poder desde lo alto; porque Juan bautizaba con el agua, mas dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con el Jesucristo."
Conversando con los discípulos, el Salvador los llevó fuera de la ciudad hasta Betania, al Monte de los Olivos.
Los discípulos, alborozados con las palabras del Salvador, lo rodearon y empezaron a preguntar: "¿Señor, Tu en ese momento restaurarás el reino a Israel?"
El Salvador les dijo: "no es de vosotros saber los tiempos o términos que el Padre ha arreglado por Su propia autoridad. Pero vosotros recibiréis la fuerza cuando el Jesucristo venga sobre vosotros; y daréis testimonio de Mí en Jerusalén y en toda Judea y Samaria y hasta el extremo de la tierra."
Cuando había dicho esto, Jesucristo alzó Sus manos y bendijo a Sus discípulos. Mientras los bendecía, partió de ellos y se elevó al Cielo, y pronto una nube lo quitó de su vista.
Así nuestro Señor y Salvador Jesucristo ascendió en Su cuerpo físico al Cielo y se sentó a la diestra de Dios el Padre. Su alma humana y cuerpo asumieron la gloria indivisible con Su divinidad. En Su divinidad, Él está siempre y estará en el Cielo y por todas partes.
Los discípulos rindieron culto al Señor ascendido y durante mucho tiempo continuaron estando de pie y mirando fijamente en el Cielo siguiéndolo. Entonces dos ángeles en túnicas blancas aparecieron ante ellos y dijeron: "Hombres de Galilea, ¿por qué estáis de pie mirando al Cielo? Este Jesús ascendido de vosotros al Cielo vendrá a la tierra de la misma manera (es decir, en la carne), como le habéis visto ascender al cielo."
Después de esto los discípulos de Jesucristo volvieron a Jerusalén con gran alegría y se quedaron allí juntos, esperando el descenso del Jesucristo. Todos ellos, juntos en alma, pasaban el tiempo en oración y estaban continuamente en el Templo de Dios, alabando y agradeciendo Dios. Con ellos estaban varias mujeres y María, la Santísima Madre de Dios nuestro Señor Jesucristo, con sus parientes.
En esos días los apóstoles, habiendo orado, lanzaron suertes y escogieron de entre los otros discípulos de Cristo al duodécimo apóstol, Matías, en lugar del traidor que pereció.
Ascendido al Cielo, Jesucristo, según Su propia promesa, invisiblemente siempre viene a la tierra entre aquéllos que creen en Él y volverá de nuevo a la tierra en una forma visible a juzgar a los vivos y a los muertos, que para ese entonces resucitarán. Después de esto comenzará la vida del siglo venidero, es decir: la vida eterna para los verdaderos creyentes y las personas pías, que será completamente bienaventurada, pero para los no creyentes y pecadores - será tiempo de gran tormento.
Notas: Ve los Evangelios de Marcos 16:15-19 y Lucas 24:46-53; los Hechos de los Apóstoles 1, 2:4-26.
Somos
pequeñas hojitas del Gran Árbol que es Jesús. Ninguna tormenta
jamás podrá arrancarnos del Árbol para arrojarnos al piso y ser
pisoteadas por los transeúntes o atarnos a sus alas y llevarnos de
aquí para allá y terminar quién sabe dónde, siempre y cuando
permanezcamos unidas al Árbol, del cual recibimos Vida y Vida en
abundancia. Jesús venció a todas las tormentas y en Su Nombe, somos
más que vencedores.
No
debemos permitir que una tormenta imprevista que golpea fuertemente
contra nosotros, nos derribe. Puede ocurrir que al ver venir
semejante tormentón, dudemos del Poder del Señor, y entonces, con
su potencia nos desprenda del Árbol para que así nos alcance la
muerte.
El
Señor Jesús nos ofrece Paz en medio de la tormenta. Debemos
encomendarle a Dios nuestra vida entera, nuestras obras, nuestros
pensamientos, nuestros deseos, nuestros proyectos, nuestra familia,
amigos, etc. para que no seamos derribados por la fuerza de la
tempestad, porque permanecemos unidas al Árbol. Jesús nos dice en
Juan 14:27:
La
Paz os dejo, mi Paz os doy, Yo no os la doy como el mundo la da, no
se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.
La
Biblia dice que si permanecemos unidas al Árbol, seremos hojas
siempre verdes, aún en tiempo de sequía y que nunca caeremos.
Separados de Mí, nada podréis hacer, le dijo el Señor a sus
Discípulos.
Somos
las pequeñas hojitas de Dios y Él nos necesita para bendecir a
quienes se acercan al Árbol buscando abrigo, sombra, frescura,
reposo, recreación. Pero sobre todo, somos hojitas que con el Poder
del Espíritu Santo, seremos medicina y quien se acerque recibirá
SANIDAD INTEGRAL, esto es Salvación Gratuita en el Nombre del Señor
Jesús.
Hermano/a:
Medita en los siguientes versículos bíblicos:
El viento los ató en sus alas.(Oseas 4:19).
Caímos
como la hoja, nuestras maldades nos llevaron como viento.(Isaías 64:6)
Aleh
Katan Sheli, esto es Pequeña Hojita mía, dice:
Sujétate
fuerte, Pequeña Hojita mía… Recuerda que siempre estoy contigo…
Toma mi Bendición para el Camino…
Sara
Flowers Adams nació en 1805. Escribió el himno “Cerca de Ti
Señor” en 1841. Su sueño de juventud era dedicar toda su vida a
la actuación en teatro, ya lo estaba haciendo, pero como había
heredado sordera, su seguro de salud no le permitió continuar con su
vocación teatral. Fue un tremendo e inesperado golpe para ella.
Había fundado toda su vida en este sueño. Creía que el púlpito y
el teatro eran las dos formas en que se podía predicar el Evangelio
y había elegido el teatro para servir a Dios Pero la respuesta del
Padre Celestial había sido un NO rotundo. A simple vista era muy
injusto. Sin que ella lo supiera, Dios tenía otros planes, una
preciosa forma de predicar el Evangelio, como AUTORA de himnos
cristianos. Hermosísimos himnos que recorrieron el mundo y
atravesaron el tiempo hasta hoy y más.
“Cerca
de Ti, Señor”, nació de la historia de Jacob en Génesis
28:11-17, mientras huía de su hermano Esaú que lo buscaba para
matarlo. Por la noche durmió con su cabeza apoyada sobre una piedra.
Fue en ese momento que soñó con una escalera que llegaba al cielo y
ángeles subían y bajaban por ella. En el Antiguo Testamento, los
ángeles eran los mediadores entre Dios y los hombres, eran los
encargados de llevar ante el Trono de Dios las peticiones de los
justos y luego, regresaban con su respuesta. En la mañana Jacob
bautizó el lugar Bet-el, la Casa de Dios.
Este
himno es una forma de oración a Dios y es el favorito de los
mártires. Sara falleció en 1848, pero la Obra de Dios a través de
“su escritora”, permanece viva. Fue tocado durante el naufragio
del Titanic por la Banda del mismo, en tragedia que ocurrió el
14/4/1912, mientras el buque se hundía, muchos hacían hasta lo
imposible con el fin de conseguir un lugar en los botes salvavidas.
Aquí y allá se veía gente desesperada, corriendo, gritando,
empujando, muchas personas murieron ahogadas. El capitán, ya sin
esperanza alguna tomó la decisión de suicidarse. Pero los músicos,
sin tener en cuenta lo que ocurría con el Titanic pusieron su Fe en
acción: ¡Creían en Jesús RESUCITADO! Éste no era el final, para
ellos comenzaba la Vida en Jesús. No estaban solos ni desamparados
en medio de la imprevista tormenta, no iban a desesperar, porque
creían que la muerte ya había sido vencida por el Señor Jesús en
la Cruz del Calvario, cuando murió y resucitó Decidieron entonces
alumbrar las tinieblas de la muerte y ADORAR a Dios hasta el último
minuto de su vida, tocando el himno de Sara, “Cerca de Ti, oh
Dios”.
La
gente que viajaba en el Titanic, estaba ahí porque tenía un
proyecto, para algunos era un viaje de placer, para otros, era la
oportunidad de iniciar una nueva vida en otra parte del mundo, etc.
Todos tenían algo en común, estaban convencidos de que el éxito
estaba asegurado, nada ni nadie podría frustar su proyecto, porque
viajaban en el invencible Titanic, El día que emprendieron el viaje,
la gente decía a modo de desafío, al ver lo imponente que era: “Ni
Dios lo puede hundir”.
Pero
la tragedia ocurrió. Cuando todos viajaban en “completa
seguridad”, imprevistamente ocurrió.
En
un determinado momento de sus vidas, Jacob, Sara, los tripulantes del
buque, sintieron que todo su mundo se hizo pedazos. ¿Qué sería de
ellos? Su futuro era incierto. ¿Qué les esperaba? Cada uno de
ellos, respondió de diferente forma ante lo que les tocaba vivir.
Sara,
Jacob, los músicos,… decidieron consagrar sus vidas a Dios. La
tormenta golpeó con fuerza contra ellos, pero no los derribó.
“Y
si vivimos para Él vivimos, y si morimos para Él morimos, sea que
vivamos o que muramos, somos del Señor…”
Los
antiguos cristianos entonaban este himno, mientras se dirigían rumbo
al martirio. La Biblia nos enseña que Jesús es el Buen Pastor. “…Y
aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno…”
El Buen Pastor es quien puede y quiere mantenernos FIRMES y en PAZ
en medio de la tormenta.
Medita:
¿Qué
hubieras hecho en el lugar de Sara?
Y
si hubieras sido un tripulante del Titanic, ¿como quién hubieras
actuado ante la tragedia?
Veamos
qué hizo el salmista, (Salmo 18:4-5), cuando lo atemorizaron
TORRENTES de PERVERSIDAD, que son tan destructivos o más, que las
tormentas físicas.
Observa
cómo ANTES de describir su dramática situación, CONFIESA su Amor a
Dios, diciendo más o menos así:
Te
amo, oh, Jehová. Fortaleza mía. Roca mía, Castillo mío, mi
Libertador, mi alto Refugio…
En
Él confiaré, invocaré y alabaré a Dios y seré salvo de mis
enemigos que como torrente han venido en contra de mí.
Y
Dios oyó mi clamor, envió desde lo alto, me tomó y me sacó de las
muchas aguas….
¡No
hay tormenta de ninguna clase que pueda derrotar a quien tiene su Fe
puesta en Dios, el Todopoderoso!
En
el Salmo 31:14-15, el salmista declara: Mas yo en Ti confío, oh,
Jehová, digo: Tú eres mi Dios. En Tu Mano están mis tiempos.
El
Salmo 37:5 aconseja: Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él
y Él hará.
Proverbios
16:3 dice: Encomienda a Jehová tus obras y tus pensamientos serán
afirmados.
El
Salmo 139:10 es una declaración de confianza en Dios: “…me
guiará tu Mano, e asirá tu Diestra…”
Reflexión
final de la Serie: Job, Jonás, Habacuc, Elías, Noemí, David, los
salmistas, ¿y por qué no?, también nos incluye a Nosotros.
En
Lucas 18:8 dice Jesús:
Pero
cuando venga el Hijo de Hombre, ¿hallará Fe en la tierra?
En
su Regreso, Jesús va a encontrar hombres impíos y hombres creyentes. Acerca
de los creyentes afirma:
El
AMOR de muchos se enfriará.
Es
muy probable que a su regreso encuentre a creyentes “vacíos de Fe,
de Amor y de Esperanza” y llenos de amargura, depresión,
aflicción, hastío, pesadumbre, enojo, clamando por su propia
muerte, ya que la violencia, el odio, la inseguridad, la miseria,
etc, en el mundo, habrán aumentado en gran manera.
Creyentes
vencidos por el mal. Creyentes que ya no oran ni claman a Dios porque
dejaron de creerle A DIOS. Se cansaron de esperar que Dios actúe con
Justicia en su vida y en Su Pueblo.
Creyentes
que se durmieron y dejaron de velar. Llegó el Novio y los encontró
con sus lámparas apagadas por falta de aceite.
Jesús
dice que los escogidos deben clamar a Dios DÍA y NOCHE, sin cesar y
sin desmayar, creyendo que Dios PRONTO les hará Justicia.
Pero
no dice exactamente, cuánto o qué período de tiempo abarca el
término PRONTO. Y procede a dar el ejemplo de la viuda ante el juez
corrupto, que no temía a Dios, pero ella no dejó de insistir una y
otra vez, acudiendo ante él, pidiendo justicia de su adversario. Este
hombre no la tenía en cuenta, hasta que, pasado un tiempo y para que
no le agote la paciencia, porque lo molestaba de continuo, decidió
darle respuesta y solucionar la situación de injusticia que estaba
padeciendo.
Hermano/a:
Ora,
clama a Dios sin cesar, de día y de noche. No desmayes.
Insiste…
Insiste… Insiste…
Clama
por Justicia Divina para ti y para el Pueblo de Dios, el Pueblo de la
Cruz.
Recuerda
y practica la Regla de Oro que Jesús nos dejó:
Cuando
Elías recibió de parte del Mensajero de JEZABEL, la AMENAZA que en
el término de 24 horas iba a morir en sus manos, decidió HUIR al
desierto. Al llegar al lugar, se sentó debajo de un enebro.
¡Pobre
Elías! La misma Jezabel en persona, como sacerdotisa de Baal, dio la
orden de buscarlo por todas partes para matarlo.
Elías,
el siervo y Profeta de Dios, que EN el Poder de Dios, se había
presentado SOLO ante el rey Acab, teniendo conocimiento de que éste
lo buscaba para matarlo, desde hacía tiempo. Elías, que había
llevado al Pueblo de Dios al arrepentimiento, que había edificado el
Altar y restaurado el Culto a Jehová Dios y había dado muerte a los
profetas de Baal, este mismo Elías, fue quien, cuando la sacerdotisa
mayor de Baal, Jezabel, lo amenazó con matarlo en menos de
veinticuatro horas, atemorizado, ¡huyó al desierto!
Luego
de una tremenda VICTORIA de Dios por medio de él, Elías huyó,
solo, completamente solo, atemorizado, deprimido, agotado,
desanimado, huyó al desierto. Y ahí, sentado bajo un enebro,
deseando morir le dijo a Dios:
-Basta
ya, oh, Jehová, quítame la vida.
Y
echándose, se quedó dormido.
Profundamente
deprimido hasta la muerte, se acostó bajo el árbol y se quedó
dormido.
-¡Basta
ya!, ¡Quiero morir!, había sido su clamor a Dios.
Pero
Dios, que en ningún momento lo había dejado solo, envió un ángel
para fortalecerlo, y le pidió que coma una torta y beba agua. Elías
así lo hizo, pero nuevamente se quedó dormido. ¡No quería saber
nada con nada ni con nadie! Sólo quería dormir y morir en el
transcurso del sueño. Dios insistió una segunda vez por medio del
ángel y le reiteró el pedido de comer y beber, pero esta vez
añadió: “…porque largo camino te resta”.
Elías
así lo hizo. Comió, bebió y caminó cuarenta días y cuarenta
noches, pasando la noche en una cueva.
Vino
Palabra de Dios a él:
-¿Qué
haces aquí, Elías?
-Sentí
un VIVO CELO POR TI, oh, Dios, porque los hijos de Israel han dejado
tu Pacto, han derribado los altares y han matado a espada a tus
Profetas, y SÓLO YO HE QUEDADO y me buscan para quitarme la vida.
Elías
continuaba escondido en la cueva. ¡No pensaba salir fuera de la
misma! Nada le dijo a Dios de lo que realmente había ocurrido, de la
gran victoria obtenida, como si se hubiera borrado de su mente que
Dios mismo era quien había realizado un gran Milagro en el Monte
Carmelo, y él había sido partícipe directo.
Ésa
es una de las tácticas preferidas del diablo, nos presenta cada vez
un gigante mayor que nos enfrenta y atemoriza con sus amenazas, y al
verlo tan grande y poderoso, nos olvidamos de las victorias que Dios
nos ha permitido obtener y a cuántos gigantes hemos vencido ya en Su
Nombre
Olvidamos
cuán grandes Bendiciones hemos recibido de nuestro Padre Celestial.
Olvidamos… olvidamos.
Elías,
oculto en la cueva, se sentía solo, desamparado, ante un gigante
poderoso como Jezabel.
¿Había
alguien que no le temiera a Jezabel? Era imposible de vencer, y él
bien lo sabía, porque conocía su poder. Por lo que se consideraba
hombre muerto. Se había enfrentado SOLO ante el soberano, ante el
Pueblo, ante los profetas de Baal, pero ante Jezabel… ¡no!
Por
eso le pidió a Dios que lo mate antes que lo encuentre JEZABEL y lo
sacrifique a Baal.
Elías
se sentía culpable. Si no hubiera sentido ese vivo celo por Dios y
no hubiera actuado en consecuencia, ahora no le estaría pasando
esto. Todo esto era su culpa, por ser celoso de las cosas de Dios y
pretender que las demás personas las guarden. Una y otra vez se
repetía: sólo yo he quedado, me buscan para quitarme la vida
En
Juan 2: 17, leemos: “el celo de tu Casa me consume”, había dicho
el Señor Jesús. Y PURIFICÓ el Templo utilizando un azote de
cuerdas diciendo:
“ … no
hagáis de la Casa de mi Padre, Casa de mercado”.
Elías
no comprendía que gracias al VIVO CELO que había sentido por Dios,
se había purificado no sólo de idolatría el Pueblo, sino que Dios
iba a producir una transformación política y religiosa en Su
Pueblo, que él desconocía. La obra de Dios aún no había
terminado y él iba a continuar siendo parte activa en la misma.
Continuemos
con esta preciosa historia.
Dios
tuvo compasión de Elías, sabía que estaba deprimido y buscó, con
Amor y Paciencia, sacarlo de la cueva, de la oscuridad, de ese estado
de no querer vivir más. Por lo que se manifestó a él, no por medio
de un trueno, o un terremoto, sino con un SILBO APACIBLE y DELICADO,
que al oírlo Elías, se sintió atraído y saliendo se puso a la
puerta de la cueva.
Y
ahora sí, ya en la Luz y Cara a cara, se podría decir, ambos
reanudaron el diálogo suspendido.
Dios
le hizo, por segunda vez, la misma pregunta:
-¿Qué
haces aquí Elías?
Y
el Profeta le respondió de igual manera que la vez anterior.
Pero
como Dios no detiene su propósito, siguió adelante con su Plan, sin
dejar de lado, que Elías continuaba con un gran deseo de morir.
Fue
ahí que al darle nuevas indicaciones, le demostró que no era verdad
que estaba solo y que sus pensamientos eran erróneos. Le encomendó
que regrese por el mismo camino que había venido y debía ungir a
los nuevos reyes de Siria y de Israel y a un nuevo Profeta llamado
Eliseo.
Dios
le pedía que regrese para terminar la obra comenzada y los que lo
buscaban para matarlo, morirían a espada a manos de los nuevos reyes
o del Profeta Eliseo. Le dio además, una buena nueva, tenía
reservados siete mil fieles que no se habían arrodillado ante Baal y
tampoco lo besaron.
¡Sorpresa!
¡Elías descubrió que no estaba solo! Había personas fieles a
Dios que lo estaban esperando. ¡Debía ir hacia ellos AHORA!
Hermano/a:
Elías
era un siervo y Profeta CELOSO de Dios y de su Obra, tanto que SOLO
se levantó ante la idolatría, se enfrentó sin temor a los
enemigos de Dios y destruyó su obra, unió a las doce tribus con el
fin de adorar al único Dios verdadero, se indignó porque habían
asesinado a los Profetas de Dios y estaba confiado en que Dios lo
respaldaba. Todo esto le demandó mucho esfuerzo, desgaste emocional
y físico. Y por qué no, también espiritual. En el primer momento
se burlaba de los profetas de Baal, porque su dios no respondía a su
clamor. Pero cuando Jezabel se levantó contra él, dudó del Poder
de Dios y se vio solo ante esa mujer poderosa. Y huyó. Se escondió
en una cueva. Estaba muy deprimido Su deseo era morir mientras
dormía. Hasta que Dios, con un silbo apacible y delicado, lo hizo
salir a la puerta de la cueva, reiniciaron el diálogo y logró que
abandone definitivamente el lugar. Tenía mucho que hacer aún. Dios
no iba a permitir que se entierre en vida o que permaneciera en esa
tumba.
Elías
era un SIERVO del Dios VIVO, no de un dios muerto.
Dios
no abandona a sus siervos porque enferman o sufren “un accidente de
trabajo o enfermedad profesional”. No es el “PATRÓN”, muy
preocupado por llevar adelante su OBRA a costa de sus SIERVOS. Dios
podría haberlo desechado, poniendo en su lugar, un reemplazante, y
de hecho, ya lo tenía, era Eliseo. Pero primero, antes que nada,
Dios detuvo SU OBRA, se ocupó de la sanidad y restauración de
Elías, le dio nuevas indicaciones en el Plan a seguir y cuando
Elías finalizó la tarea encomendada, ¡mandó a buscarlo en un
carro de fuego!
¡Dios
no es hombre para mentir ni para abandonar! Jesús vino a buscar al
débil, enfermo, cargado, deprimido, rechazado, solo, acabado,
excluido,…
En
la Biblia leemos:
No
es Dios de muertos sino de VIVOS. Mateo 22:32.
“…os
convirtáis al Dios VIVO”. Hechos 14:15.
Para
servir al Dios VIVO y VERDADERO. 1° Tesalonicenses 1:9.
Hermano/a:
¿Te
sientes solo, sin fuerzas, desanimado, deprimido hasta la muerte?
¿Crees que no tienes nada más para hacer, que se terminó todo para
ti? ¿Estás convencido que llegó tu fin?
Para
los hombres, ¿ya estás acabado, fuera de juego?
Tengo
una buena noticia para darte: éste es el momento justo para que
dejes actuar a Dios. El NO de los hombres es el SÍ de Dios.
Escucha
la voz de Dios que te llama por tu nombre, de manera apacible y
delicada. Sal fuera de la cueva. Deja la oscuridad, abandona las
tinieblas y acércate a la Luz Divina. Reanuda el diálogo con Dios.
Él tiene muchas cosas para decirte. No le temas a Jezabel tampoco
creas sus mentiras: ¡No puede sacrificarte! Jesús se entregó a Sí
mismo como Cordero por Amor a ti, a mí… ¡Está RESUCITADO! Jamás
te va a dejar solo, está tu lado y es Poderoso, más poderoso que
Jezabel.
¡El
TODOPODEROSO ES tu defensa!
Aviva
el fuego que hay en ti. Aviva el CELO por Dios y por su Obra.
Repite
hasta memorizar:
“El
celo de tu Casa, oh, Dios, me consume”.
¡ALELUYA,
porque el Señor nuestro Todopoderoso REINA! (Apocalipsis 19:6.).
Depresión:
Abarca distintos grados, la forma más profunda es la melancolía.
Disminuye la actividad psíquica e intelectual, aparecen la culpa
imaginaria o aumentada, cansancio, falta de ánimo, pesimismo, deseo
de morir. Decae el sentimiento del valor personal.
Acab
comenzó a reinar sobre Israel en el año 38 y durante 22 años hizo
lo malo ante los ojos de Jehová, más que los reyes que le
precedieron. Tomó por mujer a Jezabel, hija del rey de los sidonios
y sacerdotisa de Astarté, desde antes de casarse. Acab adoró y
sirvió a Baal, su nombre es un título que significa SEÑOR. También
llamado Baal, Belu o Bel. Era un dios - sol o señor del cielo y gran
cantidad de sacerdotes le ofrecían sacrificios humanos, niños
primogénitos quemados vivos, para apaciguarlo en épocas de hambre,
sequía, plagas, etc. Cada nación tenía su propio Baal, por ejemplo
Baal-tarz era el señor de Tarso.
Los
israelitas, repetidas veces fueron seducidos y cayeron en adorar a
Baal. Cuando el Reino se dividió en 12 tribus, Acab aprovechó y
estableció esta religión en Israel. Jezabel dio muerte a todos los
profetas que pudo apresar, muchos sobrevivieron al esconderse en
cuevas.
Éste
era el tiempo que le tocó vivir a Elías como siervo y Profeta de
Dios. Repentinamente apareció ante el soberano y le anunció el
castigo de parte de Dios por su APOSTASÍA: una tremenda SEQUÍA, de
duración indeterminada y como consecuencia vendrían hambre, pestes,
violencia, muerte, etc. El rey Acab mandó a buscarlo por todas
partes, pero Dios ya lo había enviado a ocultarse y se ocupaba de su
sustento.
Pasaron
muchos días de sequía, hambre y todo tipo de males. Dios envió al
Profeta a ver al rey Acab, pues iba a enviar lluvia. Se produjo así
el gran encuentro: Elías - Acab. El profeta le pidió que convoque
en el monte Carmelo, al pueblo de Israel y a los 900 profetas de Baal
y Astarté, que comían a la mesa de Jezabel.
Ya
frente al “Pueblo de Dios”, Elías lo reprendió duramente
diciendo:
-¿Hasta
cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es
Dios SEGUIDLE y si Baal, id en pos de él.
¿Y
qué respondió el pueblo a esta reprensión?
¡Nada!
No respondió palabra alguna.
En
Mateo 24, Jesús exhortó a que ninguno puede servir a dos dioses o
señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro…
Continuó
el Profeta de Dios con una DECLARACIÓN PÚBLICA DE SU FE:
-Sólo
yo he quedado, Profeta de Jehová, mas de los profetas de Baal hay
450 hombres.
Dios
había permitido la matanza de muchos de sus Profetas a manos de
Jezabel y los profetas de Baal estaban muy felices por su victoria.
Murmuraban entre sí que Elías solo no podría contra ellos. ¡Estaba
loco si intentaba algo!
El
pueblo, temeroso, callaba.
Seguidamente,
Elías desafió a los profetas de Baal a presentar, un buey como
ofrenda y a invocar a sus dioses, él, por su parte, haría lo mismo
con Jehová, el único Dios Verdadero. El que respondiera por medio
de fuego, éste sería Dios.
Esto
no era una competencia entre fanáticos religiosos. Dios quería
erradicar por medio de Elías el culto a Baal en su Pueblo,
erradicarlo por completo. Por eso es que Elías, aunque estaba solo
frente a todos, se burlaba de los profetas, porque Baal no respondía
a su clamor y a sus rituales sangrientos. Cuando le tocó el turno,
convocó al pueblo y para que fuera más evidente el milagro de Dios,
que estaba confiado iba a ocurrir, añadió agua a la ofrenda. Había
edificado el Altar de Jehová que estaba destruido, arruinado,
tomando doce piedras, una por cada tribu. Éste era el gran Milagro
de Dios, ¡que Israel era uno otra vez y adoraría al Dios único!
Dios
envió fuego que consumió el holocausto y todo el pueblo se postró
y dijo:
¡Jehová
es el único Dios! ¡Jehová es el único Dios!
Finalmente, Elías procedió a degollar a los profetas de Baal.
Pero la historia no finaliza aquí.
El rey Acab corrió a informar a su esposa Jezabel, SACERDOTISA MAYOR de Baal, de la matanza de sus profetas en manos de Elías y ella, de inmediato, le envió un mensajero para comunicarle que en el término de 24 horas iba a morir en SUS PROPIAS MANOS.
¿Recuerdas
a Noemí, quien perdió a su esposo y a sus dos hijos, quedando en
una situación de completo desamparo y en un lugar que no era su
Pueblo?
Éstas
son las palabras que Noemí dirigió a sus nueras:
…mayor
AMARGURA tengo yo que vosotras, pues la MANO de Dios ha salido CONTRA
MÍ. No me llamen Noemí, sino MARA, porque en grande amargura me ha
puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Dios me ha vuelto con
las manos vacías. Dios ha dado testimonio en contra de mí y el
Todopoderoso me ha afligido.
“Yo
me fui llena”, dijo Noemí, sin pensar en lo que decía. ¿No era
el mismo Dios quien le había dado la llenura y luego la había
despojado?
“Dios
dio y Dios quitó”, reflexionó Job, ante su dramática situación.
Noemí
hablaba de acuerdo a lo que sus ojos veían y a la situación que
estaba padeciendo. No conocía los planes de Dios para su vida, pero
de una cosa estaba segura, no podía esperar nada bueno, se había
terminado todo para ella. Ahora sólo debía buscar la forma de
sobrevivir y esperar la muerte.
Noemí
estaba muy amargada y con razón. Las pérdidas sufridas por ella
eran muy difíciles de sobrellevar. Iba camino de regreso a su
Pueblo, SOLA, sin su familia y sin sus pertenencias. Regresaba como
una MENDIGA.
¿Qué esperanzas podía albergar? ¡Ninguna! Era muy
anciana y se veía como un trapo viejo: desechada, tirada,
arrinconada, destrozada… Había llegado el fin para ella.
Pero
los planes de Dios, eran otros. Él estaba presente y a su lado,
aunque ella no lo notara y creía todo lo contrario. En su
Misericordia, había actuado en el corazón de Rut, su nuera, para
que voluntariamente, se quedara a su lado, mientras que la otra
nuera, sí regresaría a su Pueblo natal y a sus dioses.
Dios
no sólo iba a transformar la vida de Noemí, sino que a partir de
ella y ¡en su vejez! daría comienzo a una nueva historia. Rut sería
aceptada en su Pueblo, se casaría con Booz y de ella descenderían,
con el tiempo, David y Jesús.
Dios
no tenía puesta su mano en contra de Noemí, sino que la estaba
bendiciendo y en ella a su descendencia.
Todo
el pueblo la vio regresar en amargura y a su pedido, comenzaron a
llamarla MARA, Pero, luego, todo el pueblo, fue testigo de que Dios
estaba llamando a Noemí a ser ¡HEREDERA de BENDICIÓN!
¿Qué
nombre se habrá puesto Mara, cuando tomó el hijo de Rut y Booz en
su regazo y fue su nodriza?
Cuenta
la Biblia que las vecinas le pusieron por nombre OBED, esto es padre
de Isaí, padre de David y le daban gracias a Dios por las maravillas
obradas en Noemí y porque su Mano, la había RESTAURADO y SUSTENTADO
en su vejez.
Hermano/a:
Cuidado
con la AMARGURA.
Amargura:
Gusto amargo. Aflicción, disgusto: “Las amarguras de la vida”.
Resentimiento por frustraciones, problemas, pérdidas, etc.
La
amargura es CONTAGIOSA, No permitas que te toque, porque si lo hace,
echará raíces dentro de ti y quienes estén a tu alrededor también
la padecerán o huirán lejos de ti, para no ser contaminados por
ella. Hebreos 12:15.
1°
Samuel 22:1 narra que David huyendo de Saúl fue a la cueva de Adulán
y se juntaron con él todos los afligidos, todos los endeudados y
todos los que se hallaban en amargura de espíritu. Fue hecho jefe de
ellos y tuvo consigo como 400 hombres.
Dios
utilizó a estos hombres desechados por la sociedad y, aún por ellos
mismos, para conformar el ejército que necesitaba y así poder
cumplir su PROPÓSITO: David: iba a ser el Rey de su Pueblo.
Dios
no desampara a los sufrientes, que creen erróneamente, que Su
Poderosa Mano se ha levantado en su contra, sino que trata con ellos
en forma personal y los invita a ser partícipes de sus propósitos.
1°
Pedro 5:6 nos da la clave para vencer la amargura, la aflicción, la
depresión, el enojo, etc.:
HUMILLAOS
pues, BAJO la poderosa MANO de Dios, para que Él los exalte cuando
fuere tiempo.
Echando
toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de
vosotros.
Habacuc padeció por la tremenda
injusticia de su época y le recriminó a Dios:
¿Por qué me
haces ver INIQUIDAD?
¿Hasta cuándo clamaré y no oirás y
daré voces a Ti a causa de la violencia y no salvarás?
Destrucción y violencia están delante
de mí y pleito y contienda se levantan. Por lo cual, la ley es
debilitada y el juicio no sale según la verdad, por eso el impío
asedia al justo, por eso sale torcida la justicia.
¿Por qué ves a los menospreciadores y
callas cuando destruye el impío al más justo que él?
Este lamento-queja, ¿no te recuerda a
Job cuando hastiado y amargado le habló así a Dios?
¿No ves lo que está ocurriendo, o tal
vez, tienes Tú ojos de carne?
¿Te parece bien que deseches la obra
de tus manos y favorezcas los designios de los impíos?
El tema de la existencia del MAL, del
sufrimiento y la injusticia que padece el justo, de la prosperidad
del impío y de la victoria de los malos en el mundo, hacen que el
creyente pierda la Fe, la Esperanza y el Amor de Dios presentes en
su vida, deje de orar y clamar sin cesar por la Justicia Divina. Todo
esto ocurre al comenzar a dudar de Dios y su Palabra.
¿Para qué
orar si Dios no actúa a favor de los justos?
¿Cuál fue el final de Habacuc?
Dice la Biblia que OYÓ la Palabra de
Dios y TEMIÓ. ¡Volvió a creerle A Dios!
Habacuc narra que Dios le permitió VER
por anticipado, cómo saldría para socorrer a su Pueblo, actuando a
favor de los suyos con tremendo PODER. Dice por ejemplo: Caminaste en
el mar con tus caballos.
En 3:12-19 dice, luego de haber creído
y temido a la Palabra de Dios:
Si bien estaré quieto en el día de la
angustia, cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas…
y aunque falten, por la invasión, los alimentos, los animales, etc.
yo me alegraré en Dios, me gozaré en el Dios de mi Salvación,
porque Dios es mi fortaleza, quien hace sus pies como de ciervas y
en sus alturas me hace andar.
Habacuc ya no le recrimina nada a Dios,
porque descubrió que Dios está con él y NO en contra de él, en
la terrible situación que padece. No está solo. Y no sólo eso,
Dios le da los medios para que ande en sus Caminos que están muy
encima de los caminos terrenales. Dios le dio PIES de CIERVAS para
que ANDE en Sus ALTURAS.
¡Oh, cómo anhelo que Dios me dé pies
de ciervas para andar en las alturas!
¿Qué debo hacer?, te preguntas, tal
vez.
Cuando el enemigo intente invadir con
sus tropas, trayendo sobre nosotros todo tipo de males: enojo,
amargura, depresión, aflicción hasta la muerte, porque vemos que
Dios no actúa YA, AHORA, ante la creciente maldad, la injusticia, el
asedio de los malos a su Pueblo o a nuestra vida, debemos fijar
nuestros ojos en Dios, no bajarlos por nada, creer a su Palabra,
porque sólo Jesús es nuestra Salvación y nuestra Fortaleza. Los
tiempos de Dios no son nuestros tiempos.
Él en cambio, nos ofrece PIES de
CIERVAS para andar en Sus alturas, hasta que llegue el tiempo en que
actúe.
El salmista canta en el SALMO 73, su
experiencia personal en relación con la maldad, la injusticia, la
opresión, el asedio, que sufren los justos y la prosperidad de los
impíos.
Al escucharlo, nos hace vivir en carne
propia, el padecimiento de Job, Habacuc, Jonás, Elías, y muchos más
y arroja LUZ a nuestro padecimiento, si es que estamos viviendo una
situación similar a estas personas.
El salmista dice que casi se deslizaron
sus pies, casi resbaló, cuando al mirar la realidad, bajó los ojos,
quitándolos de Dios. Y al hacerlo, tuvo ENVIDIA de los arrogantes y
de la prosperidad de los impíos. ¡Qué hombre sincero! Al fijar sus
ojos en ellos, se dio cuenta de que no tienen congojas por su muerte,
son sanos, fuertes y vigorosos, no sufren esfuerzos en el trabajo ni
reciben azotes, la SOBERBIA es su corona, se visten de VIOLENCIA, sus
ojos están llenos de gordura, de CODICIA y logran satisfacer todos
sus antojos. Hablan con maldad y altanería contra el Cielo. Nadie ni
nada los estorba y alcanzan riquezas.
Así es como el salmista se arrepiente
de ser fiel a Dios, porque dice que al contrario de lo que ocurre con
los impíos, él recibe azotes todo el día y es castigado todas las
mañanas. En vano es temer a Dios. ¿Para qué serle fiel?
El salmista llegó a enfermarse
física, emocional y espiritualmente. Cuenta que se llenó de
amargura su alma, tenía punzadas en el corazón y se compara con una
bestia delante de Dios, ya no le era posible entender ni razonar.
Estaba invadido por la envidia y la amargura. Su carne y su corazón
desfallecen. Pensaba que Dios estaba en su contra, que lo castigaba y
azotaba sin piedad y sin cesar.
Hasta que… un día entró en el
Santuario de Dios y comprendió el fin de los impíos. Vio a Dios que
lo tomó de la mano derecha, lo guió por Su Camino y después lo
recibirá en Gloria.
¿Dónde quedaron la envidia y la
amargura de este hombre?
Desaparecieron al elevar nuevamente sus
ojos a Dios y entrando en su Santuario CONFESÓ:
Fuera de Ti nada deseo en la tierra. La
Roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. El acercarme
a Dios es mi BIEN.
Hermano/a:
Si las injusticias te alcanzaron,
sufriste la pérdida de tu trabajo, aparecieron problemas familiares,
enfermedades, muerte repentina de un ser querido, perdiste bienes
materiales, posesiones, te desalojaron, te quitaron la vivienda,
fuiste afectado por un secuestro o asesinato de alguien cercano, en
fin, todo tipo de males que abundan en el mundo corren detrás de ti
y además, te das cuenta que te hiere la prosperidad del impío…
Te ruego, querido Hermano/a, que no
bajes la mirada de Dios y que no te quites los pies de ciervas que
te dio para andar en sus alturas.
¡Continúa, continúa en las alturas!
Si abandonas las alturas, los dardos
de fuego del maligno te alcanzarán y sus mentiras acerca de Dios,
traerán a tu vida depresión, enojo, aflicción, amargura, etc. El
propósito del diablo es tu destrucción. Pero Jesús dice en Juan
16:33:
En el mundo tendréis aflicción, pero
confiad, YO he vencido al mundo.
Dí como el salmista: El acercarme a
Dios es MI BIEN.