A
ti te escribo, Hermano mío, que estás padeciendo un desgaste
físico- emocional diario, lento… por un montón de motivos
diferentes.
Escuchemos
el llamado de angustia que el salmista le hizo a Dios en el Salmo
120:
“Al
Señor llamé estando en angustia y Él me respondió.
Libra
mi alma, oh, Señor, del labio mentiroso, de la lengua fraudulenta.
¿Qué te dará o qué te aprovechará, oh, lengua engañosa?, agudas
saetas de valiente, con brasas de enebro.
¡Ay
de mí, que peregrino en Mesech y habito entre las tiendas de Kedar!
Mucho
se detiene mi alma con los que aborrecen la paz.
Yo
soy pacífico, mas ellos así que hablo, me hacen la guerra”
El
salmista llama angustiado a Dios porque está en peligro por la
lengua fraudulenta y el labio mentiroso y le pide que lo libere.
¿Crees
que exagera? Veamos cuál es el significado de “fraude”.
Es
burlar los derechos de una persona, eludir las leyes en contra de
alguien, engañarlo.
El
salmista en su angustia llama a Dios. Está siendo víctima de
personas fraudulentas y mentirosas. Así describe su estado físico
– emocional:
Siente
que arqueros le arrojaron saetas, cuyas puntas afiladas y con brasas
encendidas penetraron en su cuerpo. ¡Qué dolor! Sentía que su
cuerpo estaba lleno de heridas quemantes, ardientes. Se vio rodeado
de arqueros expertos que hacían blanco en él.
El salmista compara
la lengua de los extraños con agudas saetas con brasa de enebro.
¡Cómo no iba a llamar a Dios por auxilio en semejante estado!
Veamos
qué nos dice Santiago acerca de la lengua:
Es
un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí cuán
grande bosque enciende un pequeño fuego. Y la lengua es un fuego, un
mundo de maldad. La lengua contamina todo el cuerpo. ¡Pero más,
mucho más que eso! Inflama la rueda de la Creación, y ella misma es
inflamada por el infierno.
Luego,
dice Santiago, que el hombre es capaz de domar a la bestia más
salvaje, pero no puede domar su lengua. La lengua es un mal que no
puede ser refrenado, lleno de veneno mortal
¿Entiendes
porqué el salmista se sentía morir? Porque la lengua de los hombres
contenía veneno mortal. Esas saetas que le habían arrojado habían
envenenado su cuerpo. Estaba herido de muerte.
Luego continúa
lamentándose delante de Dios:
¡Ay
de mí, que PEREGRINO en Mesech y habito entre las tiendas de Kedar!
¡Estoy cansado!, le dice a Dios. Desde hace mucho tiempo vivo con
extraños que aborrecen la Paz. ¡Líbrame Dios!
Veamos
con quiénes vivía el salmista:
Mesech:
Pueblo descendiente de Jafet. (Gén. 10:2) Vendían esclavos y
utensilios de bronce en los mercados tirios.
Kedar:
El segundo de los hijos de Ismael, como también de sus
descendientes, la tribu de nómades o de beduinos que habitaban una
región al norte de Arabia, (Gén. 25:13). Fue célebre por sus
manadas de borregos y camellos, por sus tiendas de campaña, sus
arqueros y telas. Algunos eran nómades y otros habitaban en aldeas.
Pero
ahora vayamos al centro de la cuestión: ¿porqué el salmista sufre
esta situación de vida?
¡Por
que es PEREGRINO! ¿Y qué es un peregrino?
Es
alguien que anda de un lugar a otro por TIERRAS EXTRAÑAS. Este
hombre creyente, llama angustiado a Dios porque está cansado de
peregrinar por tierras extrañas. Él va camino a la Patria
Celestial, no pertenece aquí. Habita en medio de personas que no
aman a Dios, sus lenguas no domadas están envenenadas y odian la
Paz. Les gusta vivir de la guerra, someter, robar, engañar, mentir,
violar acuerdos y leyes, ¡No lo respetan y hacen fraude contra él!
Luego
hace una descripción de sí mismo: “YO SOY PACÍFICO”. Sí, él
es un adorador de Dios. La Paz de Dios está en su corazón y Él ha
santificado su lengua. Ama vivir en Paz.
Un
hombre pacífico en medio de un pueblo guerrero. Un hombre de Dios en
medio de un pueblo sin Dios. Un hombre peregrinando por tierras
extrañas rumbo a la morada celestial que Dios tiene preparada para
él. Un hombre rodeado por hombres extraños que comenzaron a
arrojarle saetas con sus lenguas. ¿Y qué ocurre cuando intenta
hablar con ellos? ¡No entienden razones! ¡Y le hacen la guerra!
¿Qué
hace entonces el salmista? Muy angustiado ¡LLAMÓ A DIOS! Y nos dice
que: ¡DIOS LE RESPONDIÓ!
Sí
Hermano, sólo Dios puede librarte de la lengua fraudulenta y del
labio mentiroso. A ti te escribo, que eres peregrino en tierras
extrañas y que el mundo con sus leyes y formas de vida te es
extraño. Estás angustiado, herido por sus saetas envenenadas que
han entrado en tu cuerpo. Te roban, te saquean, hablan mentiras de ti,
te calumnian, te humillan, estás cansado del oprobio. No hay
justicia en el mundo para ti. ¡Llama a Dios!
El
Salmo 56 es una oración de confianza:
“Todos
los días pervierten mi causa, contra mí son todos sus pensamientos,
para mal se reúnen. Se esconden. Miran atentamente mis pasos, como
quienes acechan a mi alma. En el día que temo, yo en Ti confío. En
Dios alabaré su Palabra. En Dios he confiado, no temeré. ¿Qué
puede hacerme el hombre?".
* * * * *
“Fortaleced
las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de
corazón opacado: Esforzaos, no temáis. He aquí que vuestro Dios
viene con retribución, con pago, Dios mismo vendrá y os salvará." (Isaías 35:1-5).
Querido
Hermano/a: Dame tu mano. Levántate. Fortalece tus manos cansadas y
afirma tus rodillas. Esfuérzate y no temas. Ya viene Jesús a
salvarnos. Él ha escuchado nuestro grito de angustia.
Lee
y memoriza el Salmo 124. Medita:
“De
no haber estado Dios con nosotros, vivos nos habrían tragado los
hombres cuando se levantaron contra nosotros”
Y
el Salmo 126 dice:
“Entonces
nuestra boca se llenará de risa y nuestra lengua de alabanza.
¡Estaremos alegres!”
¡Sí!
¿Cómo no vamos a estar alegres? ¡Pega un cartel inmenso al lado de
tu cama. (Salmo 34:7):
“EL
ÁNGEL DE JEHOVÁ ACAMPA ALREDEDOR DE LOS QUE LE TEMEN. Y LOS
DEFIENDE”.
Hermano/a:
dame tu mano. Y peregrinemos juntos por estas tierras extrañas rumbo
a nuestra Patria Celestial, siguiendo los Pasos del Señor Jesús. Él
es nuestro Guía.
(Elena Sanfilippo Ceraso
sábado 31/10/2015)