domingo, 21 de octubre de 2018

Historia de la reforma de la Iglesia en Inglaterra



En el año del Señor de 1509, subía al trono de Inglaterra Enrique VIII. Había heredado la dignidad real de sus antepasados y asumía el trono después que su hermano mayor, Arturo, legítimo heredero, falleciera sin dejar descendencia. Una alianza matrimonial era para Inglaterra un triunfo en su política internacional, y así, se concertó entre Arturo, hijo mayor del Rey Enrique VII, y Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos.

 ENRIQUE OBLIGADO A CASARSE CON CATALINA. Cuatro meses después de su matrimonio, fallecía el príncipe Arturo. Enrique VII deseoso de no perder las ventajas de la alianza matrimonial, propone que la viuda de Arturo se case con su segundo hijo, pero, muchos eruditos católicos dudaban sinceramente que el Papa tuviera autoridad para dispensar de la prohibición de Levítico 20:21. Catalina sostuvo que su matrimonio anterior había sido nominal debido a la mala salud de Arturo, y con ese solo testimonio la dispensa fue concedida por el Papa. Así fue como Enrique, a los dieciocho años de edad, es obligado a casarse con la viuda de su hermano, de treinta años. Durante diez años el matrimonio pareció funcionar. Había, sin embargo un problema serio: siete hijos nacieron pero seis fallecieron en su infancia.

ENRIQUE VIII DEFENSOR DE LA FE CATOLICA. En el año de 1521, Enrique escribe denunciando los puntos de vista doctrinales del reformador alemán Martín Lutero. La obra mereció el aplauso romano y que el Papa otorgara a su autor el título de "Defensor de la Fe”.


 ENRIQUE SIN HEREDERO AL TRONO. Uno de los motivos de preocupación de Enrique VIII constituía el hecho de no tener un hijo que le sucediera en el trono. Era un problema grave, porque si no quedaba asegurada la sucesión, a su muerte el país podía desembocar en una guerra civil entre los distintos pretendientes con más o menos derechos. Enrique, espíritu de su época, con temor, comenzó a pensar que había, en efecto como muchos lo aseguraban, algo viciado en su matrimonio, ya que todos los hijos nacidos en esa unión habían muerto, a excepción de la princesa María, pareciendo confirmar la maldición bíblica de Levítico 20:21. Por otra parte, cuando se negoció el matrimonio de la princesa María, con uno de los hijos del Rey de Francia, la respuesta fue negativa, y se dio como excusa la dudosa validez del matrimonio de Enrique con Catalina, ya que el Papa se habría excedido en su autoridad al conceder la dispensa.

ENRIQUE DECIDE PEDIR ANULACION DE SU MATRIMONIO. El Rey Enrique, empezó a pensar seriamente en la posibilidad de anular su matrimonio con Catalina, ya que su matrimonio solo era político. El Cardenal Wolsey se hizo cargo de la situación en nombre de Enrique. El Cardenal era un estadista hábil, consumado diplomático, y tenía muy buenas relaciones en Roma. Emprendió, pues, la tarea de conseguir la anulación del matrimonio de Enrique y Catalina, es decir, la declaración que dicho matrimonio es nulo por defecto de origen y por lo tanto nunca existió válidamente.

 LOS PAPAS ANULABAN EL MATRIMONIO DE LOS REYES CON MUCHA FACILIDAD. Cuando se llevó el asunto a manos del Papa no se esperaba que surgiera ninguna dificultad. Enrique no pedía nada raro u original: En el año 1152, el Papa había separado a la reina Leonor de Francia de su esposo Luís VII, después de catorce años de matrimonio y del nacimiento de varios hijos, no basándose en otro argumento que en la incompatibilidad de caracteres, aunque fue declarado que se hallaba dentro de los grados de consanguinidad prohibidos. A los tres meses ella se casó con Enrique de Anjou, más tarde Rey de Inglaterra, con el nombre de Enrique II.

 SANTA JUANA DE VALOIS VICTIMA DEL PAPA QUE ANULO SU MATRIMONIO. 
Cuando Enrique era un niño aun (nació en 1491), el Rey Luís XII, quien antes de llegar a ser Rey había contraído matrimonio con una princesa francesa llamada Juana de Valois, repudió a su esposa con plena autorización papal, en 1498. Juana de Valois, tras la anulación de su matrimonio se retiró a la ciudad de Bourges donde fundó la Orden de la Anunciación de monjas contemplativas. Falleció el 4 de Febrero de 1505 y dos siglos más tarde fue canonizada con el nombre de Santa Juana de Francia. Un libro católico romano la llama "una esposa y reina injustamente repudiada." (Vida de los Santos de Butler. Vol I 1968 México, Pág. 257-258). Con estos precedentes era de esperar que el asunto marchara como sobre ruedas, pero desgraciadamente no fue así, principalmente a causa del embrollo político que se formó.

ENREDOS POLITICOS.
Catalina era tía carnal del poderoso Emperador Carlos V, quien no tenía ganas de ver a su tía en desgracia, ni estaba dispuesto a tolerar insultos a la Casa Real española. Carlos V era una potencia, reinó sobre uno de los Imperios más grandes que el mundo ha conocido. Su padre, Felipe de Borgoña, era hijo del Emperador Maximiliano y le dejó como herencia todos los dominios de los Habsburgos. Su madre Juana, apodada “la Loca”, era hija de los Reyes Católicos (hermana de Catalina de Aragón, esposa de Enrique VIII) y heredera del trono español. A la muerte de Fernando el Católico, su locura le impidió ser reina y fue, entonces, coronado su hijo Carlos como Rey de España con el nombre de Carlos I. En 1519 murió el Emperador Maximiliano y Carlos fue elegido Emperador del Sacro Imperio Romano y después Emperador de Alemania. El Papa reinante era Clemente VII, Julio de Médicis, partidario y aliado del rey de Francia Francisco I.

 EL EMPERADOR CARLOS V PONE EN PRISION AL PAPA
En los momentos que la embajada de Enrique presentaba la petición formal al Papa, las tropas de Carlos V invadían Roma y ponían al Pontífice en la condición de prisionero de guerra. En tales circunstancias Clemente VII no puede contrariar al Emperador, pero tampoco quiere oponerse a Enrique VIII –“Defensor de la Fe Católica” - toda vez que la Reforma amenaza con incendiar toda Alemania. Clemente pospone el asunto y ruega a Enrique que espere tiempos mejores. Y Enrique esperó y esperó.... Wolsey, el Cardenal Canciller inglés, perdió su puesto por no haber podido conseguir lo que Enrique deseaba y se agotaron las gestiones de todo tipo para lograr un resultado favorable, pero sin éxito. El Papa no podía resolver porque la pesada mano del Emperador se posaba sobre él.

 LOS PAPAS NO ERAN ADALIDES DE LA MORAL.
El Rey Enrique VIII no era ningún santo, sino que por el contrario, su moral dejaba mucho que desear, pero no era tampoco la excepción en este aspecto comparado con sus colegas europeos o los Papas. El papa Clemente VII era hijo bastardo de los Médicis y el papa Paulo III tenía varios hijos ilegítimos (Enciclopedia Católica , Tomo IV pág. 24 y Tomo XI pág. 579). Era un caso de política y se relacionaba con el juego del poder en Europa. Carlos V temía que la anulación del matrimonio de Enrique significara un viraje de éste en favor de su permanente enemigo, Francisco I, Rey de Francia; y él no iba permitir semejante amenaza.

PAPAS QUE FUERON HIJOS DE SACERDOTES Y/O DE PAPAS.
 Sixto I, Dámaso I, Bonifacio I, Sixto III, Félix III, Agapito I, Marino, Juan XV. Papas que fueron hijos de obispos: Teodoro I, Bonifacio VI. El hijo del papa Anastasio I fue el papa Inocencio I. El papa Juan XI fue hijo ilegítimo del papa Sergio III. Adrián II (867-72) fue el último papa casado. Pero otros papas posteriores, aunque no estuvieron casados, tampoco fueron célibes: Benito V, Juan X y Juan XII, Benito VII y IX, Alejandro VI, Julio II, Pablo III, Julio III, Gregorio XIII y Gregorio XV, Urbano VIII, Inocencio X, Alejando VII, los últimos doce pertenecientes a los siglos XVI y XVII. (“Rome has Spoken” editado por Maureen Fiedler y Linda Rabben).

 INTERVIENE TOMAS CRAMMER. 
Entre tanto, Enrique comenzaba a perder la paciencia y pidió la asesoría de un catedrático de la Universidad de Cambridge, el docto y devoto Tomás Crammer. En 1531, como una manera de presionar al Papa, Enrique acusó al clero de Inglaterra de haber violado el antiguo “Estatuto de Praemunire” de 1353, al haber reconocido la autoridad de Wolsey como legado papal. Esta ley, establecida por el rey Eduardo I, prohibía al Papa hacer nombramientos a beneficios ingleses, advirtiéndose que quien los aceptara sería multado y encarcelado.

EL REY JEFE SUPREMO DE LA IGLESIA.
EL Rey Enrique aplicó la multa y cambió la pena de cárcel, por la obligación de que el Sínodo de la Iglesia adoptara una fórmula reconociendo al Rey como "Jefe supremo de la Iglesia y del Clero de Inglaterra". Se explicó que solamente se refería a los asuntos temporales, e involucraba el deber del Rey de cuidar que la labor de la Iglesia se desarrollara pacífica y ordenadamente. Los Obispos aceptaron, siempre que se agregara la frase: " Tanto como la ley de Cristo lo permita." En 1532, el Parlamento aprobó una ley que prohibía pagar las “anatas” a Roma, salvo con el consentimiento del Rey. En Febrero de 1533, el Parlamento prohíbe toda apelación a Roma. En el mismo mes, Enrique obtiene del papa la ratificación de Tomás Crammer como Arzobispo de Canterbury. El Arzobispo Crammer fue consagrado el 30 de Marzo de 1533, por todos los obispos de Inglaterra.

 NULIDAD DECLARADA POR LA IGLESIA DEL MATRIMONIO DE ENRIQUE VIII .
 En Mayo la cuestión de la anulación es presentada y defendida por el Arzobispo Crammer ante el Sínodo de la Iglesia. El Alto Organismo eclesiástico inglés decide por la unanimidad de sus miembros que “el matrimonio es nulo por defecto de origen, y que el Papa al conceder la dispensa se excedió en sus atribuciones”. El Arzobispo Tomás Crammer, en nombre de la Santa Iglesia Católica en Inglaterra declaró, entonces, públicamente, anulado el matrimonio del Rey Enrique VIII y Catalina de Aragón. En 1534 el Parlamento aprueba una serie de leyes por las cuales se prohíbe todos los pagos al Papa; todos los obispos serían elegidos a propuesta del Rey; se desconoce todos los juramentos de lealtad al Papa, licencias romanas y toda forma de autoridad Papal. En Noviembre de ese año el Parlamento aprueba la famosa “Acta o Ley de Supremacía”, por la cual Enrique y sus sucesores fueron declarados "El único Jefe Supremo en la tierra de la Iglesia de Inglaterra." La Iglesia, entre tanto, declara que "el Obispo de Roma no tiene, según las Escrituras, más autoridad en Inglaterra que cualquier otro obispo extranjero."

 EL REY ENRIQUE VIII NO HA “FUNDADO” NINGUNA IGLESIA.
Enrique no fundó ninguna nueva Iglesia y ni siquiera reformó la antigua, solamente independizó legalmente la Iglesia Católica de Inglaterra de la jurisdicción Papal. El Arzobispo Crammer y otros, aportarían su genio y buena voluntad, para aprovechar esta coyuntura histórica y reformar lo que era necesario, para que la Iglesia de Inglaterra volviera a su prístina pureza y santidad de antaño. El resultado fue y es una Iglesia, que es parte legítima de la verdadera Iglesia de Cristo, Santa, Católica y Apostólica, pero que no tiene ninguna relación de dependencia del Papado, pero si, la relación que corresponde a dos Iglesias hermanas, sobre todo a partir del siglo XX con el Concilio Vaticano II, todos los movimientos ecuménicos – iniciados por un sacerdote anglicano , el Padre Wattson en Inglaterra, a fines del siglo XIX – y la creación de Comisiones Anglicano-Católicas para estudiar la doctrina.. La Iglesia Católica de Inglaterra, cuna del anglicanismo, reconoce al Papa como jefe de la Iglesia Católica Romana, con autoridad allí donde las Iglesias locales la acepten, pero sin ningún derecho ni jurisdicción de origen divino sobre el resto del cristianismo universal.

LOS INGLESES REFORMAN SU IGLESIA.
Es necesario ordenar la vida de la Iglesia nacional, y para ello se dicta la “LEY DE LOS SEIS ARTÍCULOS” en la que se condenaba a muerte a quienes negaran la transubstanciación, condenaba la comunión en las dos especies y el matrimonio de los clérigos, ordenaba la observancia permanente de los votos de pobreza, castidad y obediencia, exaltaba y recomendaba las misas privadas y la confesión frecuente de los fieles. Esta ley se mantuvo en vigencia mientras vivió el Rey Enrique, quien falleció el 28 de Enero de 1547 y dejó una Inglaterra dividida en tres facciones. El Partido mayoritario era el que apoyaba la política del Rey difunto, que no quería reforma protestante pero tampoco aceptaba la jurisdicción papal. Se les llamó "anglicanos" por el término "Ecclesia Anglicana" con que se designa a la Iglesia Católica inglesa en la Carta Magna del 15 de Junio de 1215. Había otros dos partidos, el romanista, llamado a sí mismo "católico", que pretendía la restauración del poder papal. La princesa María era su más fanática y conspicua integrante. Y el "protestante" que quería introducir, a cualquier costo, la Reforma Continental. Estos dos pequeños grupos fueron los que obtuvieron el poder a la muerte de Enrique. Primero el protestante: Eduardo VI, el heredero, era un niño de nueve años, así quien tenía el poder era un Consejo de Regencia, a cuya cabeza se hallaba el protestante Duque de Somerset. Bajo su gobierno, se emprendió una serie de iniciativas destinadas a hacer protestanizar a la Iglesia; La Ley de los Seis Artículos de Enrique VIII fue derogada. En el año siguiente se ordenó retirar las imágenes de los templos, y en 1549 se legalizó el matrimonio de los clérigos.

 EL LIBRO DE ORACION COMUN.
Como la confusión amenazaba la Iglesia, el 21 de Enero de 1549, el parlamento aprobó una “Ley de Uniformidad”, por medio de la cual se exigió el uso de un Libro de Oración Común en inglés. Este Libro, obra del genio litúrgico del Bienaventurado Arzobispo Tomás Crammer, está considerado un clásico de la literatura inglesa. En sus rasgos generales, sigue siendo el Libro de Oración Común de la Iglesia de Inglaterra. En 1553 murió Eduardo VI dejando la corona a su hermana María Tudor, “María La Sanguinaria”, la única hija sobreviviente de Catalina de Aragón y Enrique VIII , a cuya muerte a su vez, la sucede la Reina Isabel I La Grande, con quien se afirmó y se consolidó la reforma católica de la Iglesia de Inglaterra. Con la excomunión dictada por el Papa Pio V se rompe definitivamente la poca relación que aún existía entre la Iglesia Católica de Inglaterra y la Iglesia Católica de Roma. Y así Roma se separó de Inglaterra.

 CRAMMER REDACTA LOS ARTICULOS.
El Arzobispo Crammer había sido encargado de redactar los “Cuarenta y Dos Artículos”, que fueron autorizados por la firma del joven Eduardo VI el 12 de Junio de 1553, un mes antes de su muerte. Su objetivo era poner en claro la posición en ciertos puntos, de una Iglesia que se había propuesto el fin de ser católica, evitando por una parte, las tradiciones supersticiosas del romanismo y por otra, los excesos de los extremismos protestantes. Estos cuarenta y dos artículos formarán la base de los “Treinta y Nueve Artículos” que fueron finalmente aceptados, y que todavía tienen autoridad en la Iglesia de Inglaterra y en otros lugares.

  NUESTRA “CONFESION DE FE”.
¿Cuáles son las doctrinas teológicas especiales de la Iglesia de Inglaterra y de las Iglesias en comunión con ella?, se pregunta Mons. Stephen Neil en su libro “El Anglicanismo”, y contesta a continuación: "La respuesta es que no hay ninguna doctrina teológica especial de la Iglesia Anglicana. La Iglesia de Inglaterra es la Iglesia Católica en Inglaterra. Enseña todas las doctrinas de la fe católica, tal como se encuentran en las Sagradas Escrituras, como están resumidas en los Credos Apostólico, Niceno y Atanasiano y como están expuestas en las decisiones de los cuatro primeros Concilios de la Iglesia indivisa. La grandeza del anglicanismo, como una expresión válida del cristianismo, es un Catolicismo depurado, vale decir sin abusos dogmáticos. Dentro de esa grandeza está el respeto mutuo que existe dentro del anglicanismo y hacia las demás confesiones cristianas. Las Iglesias Episcopales son parte integral del anglicanismo.


Estudios Episcopales - Iglesia Episcopal de Chile

No hay comentarios:

Publicar un comentario