sábado, 12 de septiembre de 2015

"Alexámenos adora a su dios"

La primera representación pictográfica de la Crucifixión se la debemos a unos soldados romanos contra un cristiano. Los cristianos no representaban lo sagrado en imágenes.

VERGÜENZA: Este término aparece unido a pecado, miedo, culpa. Ingresó con la caída en pecado de Adán y Eva, cuando ambos sintieron vergüenza por su desnudez y así fue pasando hasta nosotros y continúa. Aparece ante una situación de derrota, de afrenta, con la desnudez, etc. La vergüenza de la desnudez se correlaciona con Dios con la vergüenza del “pecador arrepentido” ante Dios que es cubierto por Jesús con su revestimiento de Justicia. Pero si la persona no se reconoce pecadora y no se arrepiente, es decir, que intenta revestirse con una justicia propia, por ejemplo de buenas obras, etc, esto ante Dios es abominación, quedando caracterizado así: “… enemigos de la Cruz de Cristo… cuya gloria es su vergüenza”. (Filip. 3: 18-19).


















Carlos V recibe la Confessio Augustana o Confesión de Augsburgo en la sesión del 25 de junio de 1530.

La vergüenza está relacionada íntimamente con que se 
realice o no una Confesión o Declaración Pública, en este caso, de Fe Personal en Jesús y en la aceptación de su Obra de Salvación a favor de uno. Jesús cargó una cruz por Amor a nosotros. Llevar la cruz significa incurrir en el oprobio y las calumnias. Pero para Pablo era diferente, pues se gloriaba en la Cruz de Cristo, porque significaba para él, el Perdón de los pecados, gracias a Jesús, y la muerte y la Resurrección con Él. (Ef. 2:16/ Col. 1:20).
Cuando Jesús invita a que lo sigan, establece condiciones: negarse a sí mismo, renunciar a todo, tomar su cruz para luego seguirlo. Y habla no sólo de padecimiento personal, ¡sino de oprobio y calumnias!
Oprobio: Deshonor y deshonra públicas. 
Calumnia: Acusación falsa pública.
El discípulo de Jesús será hecho “espectáculo” ante el mundo, que lo tomará como objeto de burla, de diversión, darán falso testimonio y mentirán acerca de él. Va a ser sometido a vergüenza pública y se va a quedar solo. Esto implica pérdida de la vida, de bienes materiales, prisión, tortura, despido laboral, división familiar, etc. A la gran mayoría de las personas les gusta llamarse “cristianos”. Pero son pocos los discípulos del Señor. Son pocos los que le obedecen y toman su cruz para seguirle. 


Y sino por qué crees que Jesús dijo en Mateo 7:21-23: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la Voluntad de mi Padre que está en los Cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿No profetizamos en tu Nombre… echamos fuera demonios… hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí, apartaos de Mí, hacedores de maldad”.
Medita: ¿Estás dispuesta/o a sufrir vergüenza pública por tu Señor?
Por eso Pablo habla de una “leve tribulación momentánea”. Porque la vergüenza, el oprobio y la calumnia son temporales, ¡pero en Jesús tenemos Vida Eterna!














En estos tiempos los cristianos están siendo perseguidos en diferentes partes del mundo. Es imprescindible que los discípulos de Jesús fortalezcan su Comunión con Dios y entre ellos.
















El apóstol Pedro escribe su primera carta a los cristianos expatriados porque estaban padeciendo por el Evangelio y les dice estas palabras preciosísimas, para recordarles quiénes son y cuál es su verdadera identidad: que fueron elegidos por el Padre Celestial y santificados por el Espíritu para obedecer ser y rociados con la Sangre de Jesucristo y ruega para que la Gracia y la Paz de Dios les sean multiplicadas. En 4: 12-13 les pide que no se sorprendan del fuego de prueba que les sobrevino, que no es ninguna cosa extraña, sino que se gocen porque son participantes de los padecimientos de Cristo, porque después se van a gozar con alegría en la Revelación de Su Gloria. Los anima llamándolos ¡Bienaventurados! Porque si son vituperados en el nombre de Cristo es porque el Espíritu de Dios reposa sobre ellos.
“Si alguno padece como cristiano no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”. Como dije antes, la vergüenza está relacionada con la confesión:
“Que si CONFESARES con tu boca que Jesús es el Señor y CREES en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo… Con la boca se confiesa para Salvación”. ¿Qué papel juegan en esta Confesión la vergüenza, el miedo…? La Escritura dice: “Todo aquel que en Él cree, no será avergonzado”. (Rom. 10:11). Porque Dios no es hombre para mentir y cumple Su Palabra.
Pablo escribe a los cristianos en Roma y les recuerda que son llamados a ser de Jesucristo y a ser Santos. Igual que Pedro, en Rom. 5: 3-11 les dice: “… nos gloriamos en las tribulaciones…” “Y la Esperanza no avergüenza porque el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros por el Espíritu Santo que nos fue dado”.
El cristiano verdadero que confiesa públicamente su Fe en Jesús padecerá tribulación, oprobio, calumnia, vituperio en el mundo, pero su esperanza es viva, no va a ser avergonzado jamás por su Fe en Jesús. (Rom. 1:16-17)
Declara Pablo: “No me avergüenzo del Evangelio porque es Poder de Dios para Salvación a todo aquel que cree…”
La confesión pública se hace cada vez más difícil en la actualidad: Una funcionaria pública fue presa en Estados Unidos, por no querer extender un certificado de matrimonio a una pareja de homosexuales, fundamentada en la Biblia. Un ciudadano cristiano fue expulsado de su pueblo con su familia, en México, porque su fe cristiana no está de acuerdo con las leyes que están promulgando en ese lugar. (aunque no había habido ningún tipo de quejas contra él ni su familia).
Pablo le recuerda a Timoteo y a nosotros por medio de él en su 2° Epístola 1:7-8, que Dios no nos dio Espíritu de cobardía, sino de Poder, de Amor y de Dominio Propio. Por lo tanto, le pide que no se avergüence del Evangelio y de dar testimonio del Señor Jesús. Y no sólo eso, que tampoco se avergüence de los que sufren persecución por el Señor Jesús, ni tampoco de él, que estaba en prisión por el Señor. Pablo le declara que no se avergüenza de ser maestro, predicador y apóstol del Señor Jesús. Le aconseja que procure presentarse ante Dios “aprobado”, como obrero que no tiene de qué “avergonzarse” y que use bien la Palabra de Verdad.
¡Bienaventurado Onesíforo! Por su conducta cristiana, Pablo lo dejó para siempre registrado en la Biblia y es conocido por todos los cristianos de todas las épocas. Pero, ¿y los demás cristianos de su tiempo? Si hubiera habido muchos como él, Pablo no lo hubiera destacado y puesto como ejemplo. Dice de él que lo confortó y no se avergonzó de sus cadenas, y que cuando viajó a Roma lo buscó con “solicitud” hasta que lo halló. Si bien Pablo estaba prisionero por su Fe en Jesús, predicar, enseñar, etc, ¡necesitaba ser confortado!
La Palabra de Dios es viva y eficaz y su Mensaje permanece para siempre. Esto es, que su Mensaje es para los cristianos de hoy y para los del futuro. Juan en su 1° Carta (2: 28), le escribe a los hermanos en Cristo y les pide que “permanezcan” en Él para que en su Venida no se alejen avergonzados. En 1° Corintios 15: 34, Pablo los insta a que “velen” y no pequen, porque para vergüenza de ellos algunos no conocen a Dios.
Velar: Permanecer despierto el tiempo de dormir. Ser centinela, hacer guardia, cuando se debiera dormir.
Por su parte, Pedro les recomienda que deben estar preparados, listos, para en cualquier momento, presentar defensa de su Fe con mansedumbre y reverencia, ante todo el que demande razón de la esperanza que guardan. Pide que los cristianos mantengan la buena conducta en Cristo para que los calumniadores sean “avergonzados”. Con mucha tristeza los previene de que los van a tratar de malhechores, como al Señor Jesús.
Ahora, es bueno recordar que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte. Sí, Dios busca a lo menospreciado, al que no es, al que no existe para el mundo, para que el que se gloría, que se gloríe en el Señor.
Dios escoge lo necio, lo menospreciado, lo que no es… ¿Y sabés qué? Hebreos 2: 10-18 dice que el Señor Jesús ¡no se avergüenza de llamarnos Hermanos!
Y en Hebreos 11: 13-16, dice que los que creen en Jesús confiesan que son “extranjeros y peregrinos” en la tierra y declaran que buscan una Patria Celestial, por lo cual Dios ¡no se avergüenza de llamarse Dios de ellos!, porque les ha preparado una ciudad.


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“PORQUE EL QUE SE AVERGONZARE DE MÍ Y DE MIS PALABRAS, EL HIJO DEL HOMBRE SE AVERGONZARÁ TAMBIÉN DE ÉL CUANDO VENGA EN LA GLORIA DE SU PADRE CON LOS SANTOS ÁNGELES". (Marcos 8:38).
“Y a cualquiera que me confiese delante de los hombres, Yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos,
Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, Yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los Cielos". (Mateo 10: 32-38).

Medita en la representación pictográfica de la Crucifixión. Simplemente ora a Dios.





(Elena Sanfilippo Ceraso
sábado 12/09/2015)

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