jueves, 26 de abril de 2018

AMADA DE DIOS… ¿sin hijos? (8° Parte)


Serie: Con Amor Eterno te he amado.
   He decidido añadir estos sencillos pensamientos, para ti, que amas a Dios y tratas de serle fiel andando cada día, en EL Camino que es Jesús.
   Es mi deseo que la lectura de esta Serie: Con Amor Eterno te he amado, no te haya causado dolor o abierto viejas heridas. Heridas cerradas en falso, que no han sido sanadas por el Señor Jesús. Heridas relacionadas con la imposibilidad de tener hijos, cualquiera sea el motivo.
   Tal vez, de igual modo que a mí, Dios no te concedió tu petición de un hijo. Pero recuerda que Él es el Dador de Vida.
   ¿Qué puedo cuestionarle yo, simple vaso de barro a mi Alfarero?
   Señales VIVAS, estimada Hermana en la Fe. Somos Señales Vivas de Dios para testificar al mundo del Amor de Nuestro Señor Jesucristo.
   Pero... me dirás, ¡Dios no me dio hijos!
   ¡Tremendo tema! ¡Cuánto sufrimiento! ¡Cuántas preguntas a Dios sin aparente respuesta de su parte! ¡Cuántas esperas angustiantes!
   ¡Cuántas crisis de Fe!, cuando Dios le dice NO a un matrimonio fiel que se humilla ante Su Presencia derramando su corazón en su clamor.
   ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué? ¿Por qué?...
   Dios demanda de aquellos a quienes les da como HERENCIA hijos, que sean instruidos en EL Camino que es Jesús para que, aún en la vejez, no se aparten. El Señor espera que los lleven delante de Su Presencia para ser consagrados a Él y recibir su Bendición.
   Dios espera, que esos padres se ocupen de que ese niño crezca y se fortalezca y se llene de Sabiduría divina para que su Gracia esté sobre Él.
   Esos padres, un día tendrán que presentarse delante del Juez y dar cuenta de qué hicieron con la Herencia que les dejó en cuidado y como Señal divina en la Tierra.
   Pero volviendo a nosotras, a quienes Dios dijo NO, ¿no nos demandará nada?
   No ser padres también implica una tremenda responsabilidad ante Dios. Porque no nos deja sin Herencia.



    Tiene para nosotras una demanda especial pero no menos importante. No sólo nos demanda el tiempo personal que cada día le dedicamos, sino también TODO el tiempo que le dedicaríamos a la crianza de hijos, si los tuviéramos. TODO ese tiempo nos exige Dios a nosotras, es decir, que Él desea que estemos las 24 horas a su Servicio. Es más o menos así:
Elena, deseo que te consagres completamente a Mí, que andemos juntos como compañeros. Anhelo escuchar de tus labios:
Heme aquí, Señor, se cumpla en mí Tu Voluntad.
   La HERENCIA que Dios quiere encomendarnos exige de nosotras consagración, amor. fidelidad, obediencia, renuncia, perseverancia, comunión,…


   Ahora mismo, pídele perdón a Dios por no haber comprendido qué espera de ti y dile que deseas redimir el tiempo.
   Póstrate delante del Trono de su Gracia y di como el salmista:
¡Hazme entender y tu Palabra será mi delicia! Perdóname Dios mío, porque me has salido al encuentro con Bendiciones de Bien y no las recibí pues esperaba recibir de Tí, otras bendiciones.
   Me consagro completamente a Ti 
   ¿Qué deseas que haga, Mi Señor?
   ¿Qué Herencia tienes reservada para encomendarme, que sea una Señal Viva en el mundo y que testifique del Señor Jesús?






Elena Sanfilippo Ceraso
    viernes 27/04/2018


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