sábado, 31 de octubre de 2015

Dame tu mano, Hermano.


A ti te escribo, Hermano mío, que estás padeciendo un desgaste físico- emocional diario, lento… por un montón de motivos diferentes.
Escuchemos el llamado de angustia que el salmista le hizo a Dios en el Salmo 120:
“Al Señor llamé estando en angustia y Él me respondió.
Libra mi alma, oh, Señor, del labio mentiroso, de la lengua fraudulenta. 
¿Qué te dará o qué te aprovechará, oh, lengua engañosa?, agudas saetas de valiente, con brasas de enebro.
¡Ay de mí, que peregrino en Mesech y habito entre las tiendas de Kedar!
Mucho se detiene mi alma con los que aborrecen la paz.
Yo soy pacífico, mas ellos así que hablo, me hacen la guerra”
El salmista llama angustiado a Dios porque está en peligro por la lengua fraudulenta y el labio mentiroso y le pide que lo libere.
¿Crees que exagera? Veamos cuál es el significado de “fraude”.
Es burlar los derechos de una persona, eludir las leyes en contra de alguien, engañarlo.
El salmista en su angustia llama a Dios. Está siendo víctima de personas fraudulentas y mentirosas. Así describe su estado físico – emocional:
Siente que arqueros le arrojaron saetas, cuyas puntas afiladas y con brasas encendidas penetraron en su cuerpo. ¡Qué dolor! Sentía que su cuerpo estaba lleno de heridas quemantes, ardientes. Se vio rodeado de arqueros expertos que hacían blanco en él. 



El salmista compara la lengua de los extraños con agudas saetas con brasa de enebro. ¡Cómo no iba a llamar a Dios por auxilio en semejante estado!
Veamos qué nos dice Santiago acerca de la lengua:
Es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí cuán grande bosque enciende un pequeño fuego. Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua contamina todo el cuerpo. ¡Pero más, mucho más que eso! Inflama la rueda de la Creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
Luego, dice Santiago, que el hombre es capaz de domar a la bestia más salvaje, pero no puede domar su lengua. La lengua es un mal que no puede ser refrenado, lleno de veneno mortal
¿Entiendes porqué el salmista se sentía morir? Porque la lengua de los hombres contenía veneno mortal. Esas saetas que le habían arrojado habían envenenado su cuerpo. Estaba herido de muerte. 
Luego continúa lamentándose delante de Dios:
¡Ay de mí, que PEREGRINO en Mesech y habito entre las tiendas de Kedar! ¡Estoy cansado!, le dice a Dios. Desde hace mucho tiempo vivo con extraños que aborrecen la Paz. ¡Líbrame Dios!


Veamos con quiénes vivía el salmista:
Mesech: Pueblo descendiente de Jafet. (Gén. 10:2) Vendían esclavos y utensilios de bronce en los mercados tirios.
Kedar: El segundo de los hijos de Ismael, como también de sus descendientes, la tribu de nómades o de beduinos que habitaban una región al norte de Arabia, (Gén. 25:13). Fue célebre por sus manadas de borregos y camellos, por sus tiendas de campaña, sus arqueros y telas. Algunos eran nómades y otros habitaban en aldeas.
Pero ahora vayamos al centro de la cuestión: ¿porqué el salmista sufre esta situación de vida?
¡Por que es PEREGRINO! ¿Y qué es un peregrino?
Es alguien que anda de un lugar a otro por TIERRAS EXTRAÑAS. Este hombre creyente, llama angustiado a Dios porque está cansado de peregrinar por tierras extrañas. Él va camino a la Patria Celestial, no pertenece aquí. Habita en medio de personas que no aman a Dios, sus lenguas no domadas están envenenadas y odian la Paz. Les gusta vivir de la guerra, someter, robar, engañar, mentir, violar acuerdos y leyes, ¡No lo respetan y hacen fraude contra él!
Luego hace una descripción de sí mismo: “YO SOY PACÍFICO”. Sí, él es un adorador de Dios. La Paz de Dios está en su corazón y Él ha santificado su lengua. Ama vivir en Paz.
Un hombre pacífico en medio de un pueblo guerrero. Un hombre de Dios en medio de un pueblo sin Dios. Un hombre peregrinando por tierras extrañas rumbo a la morada celestial que Dios tiene preparada para él. Un hombre rodeado por hombres extraños que comenzaron a arrojarle saetas con sus lenguas. ¿Y qué ocurre cuando intenta hablar con ellos? ¡No entienden razones! ¡Y le hacen la guerra!
¿Qué hace entonces el salmista? Muy angustiado ¡LLAMÓ A DIOS! Y nos dice que: ¡DIOS LE RESPONDIÓ!
Sí Hermano, sólo Dios puede librarte de la lengua fraudulenta y del labio mentiroso. A ti te escribo, que eres peregrino en tierras extrañas y que el mundo con sus leyes y formas de vida te es extraño. Estás angustiado, herido por sus saetas envenenadas que han entrado en tu cuerpo. Te roban, te saquean, hablan mentiras de ti, te calumnian, te humillan, estás cansado del oprobio. No hay justicia en el mundo para ti. ¡Llama a Dios!
El Salmo 56 es una oración de confianza:
“Todos los días pervierten mi causa, contra mí son todos sus pensamientos, para mal se reúnen. Se esconden. Miran atentamente mis pasos, como quienes acechan a mi alma. En el día que temo, yo en Ti confío. En Dios alabaré su Palabra. En Dios he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?".

*     *     *     *     *

Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón opacado: Esforzaos, no temáis. He aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago, Dios mismo vendrá y os salvará." (Isaías 35:1-5).

Querido Hermano/a: Dame tu mano. Levántate. Fortalece tus manos cansadas y afirma tus rodillas. Esfuérzate y no temas. Ya viene Jesús a salvarnos. Él ha escuchado nuestro grito de angustia.
Lee y memoriza el Salmo 124. Medita:
“De no haber estado Dios con nosotros, vivos nos habrían tragado los hombres cuando se levantaron contra nosotros”
Y el Salmo 126 dice:
“Entonces nuestra boca se llenará de risa y nuestra lengua de alabanza. ¡Estaremos alegres!”
¡Sí! ¿Cómo no vamos a estar alegres? ¡Pega un cartel inmenso al lado de tu cama. (Salmo 34:7):
“EL ÁNGEL DE JEHOVÁ ACAMPA ALREDEDOR DE LOS QUE LE TEMEN. Y LOS DEFIENDE”.


Hermano/a: dame tu mano. Y peregrinemos juntos por estas tierras extrañas rumbo a nuestra Patria Celestial, siguiendo los Pasos del Señor Jesús. Él es nuestro Guía.
Recordemos sus palabras: “MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO”.







(Elena Sanfilippo Ceraso
    sábado 31/10/2015)


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